Domingo 01 de diciembre
de 2013 | Publicado en edición impresa
Ciencia a lo loco
En mi balcón una paloma torcaza empolla sus huevos |
En general son los
pajaritos los que cantan para seducir a las pajaritas, quienes, como casi
siempre, son las que eligen con quién compartir nido, huevos, lombrices y
pichones
Por Diego Golombek | LA NACION
Ya se sabe: hay otros
mundos, y están en éste o, mejor dicho, sobre éste. Porque esas máquinas
voladoras que vienen a nuestras plazas, nuestros balcones, nuestras playas y
nuestros árboles son verdaderas maravillas de la naturaleza. Empecemos por lo
más obvio: cantan, como buenos zorzales de París o del Abasto, pero con cantos
que pueden ser considerados como frases, con sus sílabas, sus temas, sus
aprendizajes. Como todo bicho que camina (o vuele, o nade), en general son los
pajaritos los que cantan para levantarse a las pajaritas, quienes, como casi
siempre, son las que eligen con quién compartir nido, huevos, lombrices y
pichones. Investigaciones como las de Gabriel Mindlin, un físico de la
Universidad de Buenos Aires, nos muestran cómo muchas de estas aves aprenden de
un maestro y van perfeccionando su canto hasta poder competir en mercado
pajaril. Y por si fuera poco, en algunas especies este canto cambia de temporada
a temporada (de hecho, fue esa observación la que llevó al argentino Fernando
Nottebohm, de la Universidad Rockefeller, a postular que debieran formarse
nuevas neuronas en el cerebro de los pajaritos con sus nuevos cantares, toda
una herejía que, una vez demostrada, fue la base del estudio de la
neurogénesis, un área importantísima de investigación hoy en día).
Pero cantar no lo es
todo: también hay que mirar el mundo, sobre todo cuando se trata de dos ojos
bien a los costados de la cabeza, que curiosamente pueden tener funciones
distintas. En pollos recién nacidos, por ejemplo, el ojo derecho tiende a
usarse más para buscar comida, mientras que el izquierdo se encarga de mirar el
horizonte en busca de posibles peligros (esto parece tener que ver con qué ojo
ve primero la luz al salir del huevo). Y si la luz no alcanza, hay aves capaces
de ecolocalizar, emitiendo sonidos y orientándose por los ecos, de forma
similar a los murciélagos (que, claro, de aves no tienen nada). Pero también
hay campeones de la vista lejana, como las rapaces que desde allá arriba
descubren al mísero ratón corriendo por el desierto.
Si mirar no alcanza,
¿por qué no tocar un poco? Al menos a eso se dedican los patos, que en la punta
del pico tienen estructuras conectadas a receptores de tacto, que funcionan
como dedos para probar la textura de lo que pueda ser comido (o, en el mejor de
los casos, de áreas similares en una pata, sí, como una especie de beso
patero). Por supuesto, aunque a veces no estén tan desarrollados como en otros
grupos, las aves también tienen sentidos de gusto y olfato, y hasta pueden ser
verdaderos gourmands a la hora de elegir el menú.
Pero si en algo se
destacan estos bichos volantes es en su capacidad de orientación: las aves
migradoras recorren enormes distancias y llegan exactamente donde quieren
llegar, año a año y temporada a temporada. Diversos experimentos -incluyendo
algunos realizados en planetarios- demuestran que pueden orientarse por el sol
y las estrellas. Hay más sorpresas: hay aves que tienen algo así como imanes en
la cabeza (sí, cristales de magnetita) con los que pueden orientarse de acuerdo
al magnetismo terrestre. Otra que un GPS en el parabrisas: mejor tener una
brújula dentro del cuerpo.
¿Alguna vez vieron una
gaviota estornudar en la playa? Miren con más atención: cada tanto, estas aves
van a agitar de forma bastante brusca sus picos y liberar una especie de moco
blancuzco. No, no es moco: es sal. Igual que nosotros, una función primordial
del cuerpo de las aves es regular la cantidad de sodio que tengan en la sangre,
más aún si por largas temporadas lo único que hay para tomar es agua de mar.
Tanto sodio se tienen que sacar de encima que a veces es necesario expelerlo a
través de un órgano especializado, la glándula de la sal, que tiene una salida
al mundo a través de agujeros en la base del pico (de ahí los supuestos
estornudos).
Ver, oír, sentir. ¿cosas
de pajaritos? Sí, tanto como la monogamia, ya que el de las aves es uno de los
grupos con mayor índice de fidelidad y crianza conjunta entre los animales.
Muchas se quedan en pareja por toda la vida. Y eso que pueden volar cuando
quieran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, si leíste el post, seguro tenés algo que comentar, pues hacelo!!!