En
estos días ha
nacido un nuevo gorila en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno
(Cantabria).
Me
ha sorprendido una entrevista al jefe de veterinarios del parque (“Esto me
suena”, en la 4ª hora. El podcast para escuchar la entrevista completa, que
comienza en el minuto 25 y dura unos 8 minutos, aquí. A
la pregunta de si ha nacido un macho o una hembra, la respuesta ha sido
"no lo sabemos, la madre le tiene mucho cariño, le tiene abrazado contra
su pecho y entonces no hay manera de ver qué sexo es".
Al
parecer, no tratan de separar a la cría de la madre así que no saben el sexo,
ni el peso de la criatura, ni le han hecho ningún control ni vacunación. Sólo
les están observando, viendo lo bien que se agarra el bebé a la madre, viendo
que ella lo coge y lo trata bien, constatando que mama más o menos cada dos
horas... Ya verán si es macho o hembra cuando dé la vuelta al bebé y lo
muestre.
El
locutor ha dado por hecho que cualquiera le quita a un gorila su bebé, que se
pondría hecha una furia. Pero el veterinario ha replicado que no sólo es eso,
que si tuvieran que intervenir, sedarían a la madre para acceder al bebé, pero
que es tan grande el impacto que generarían tanto en el bebé como en la madre y
en el resto de la manada, que ni se les ocurre separarles. Pero es que la
madre, en las primeras 24 horas no ha soltado al bebé en ningún momento “y eso
es lo mejor que puede pasar, significa que tanto la madre como la cría están
muy bien”. Ante la pregunta del locutor de “cuánto tiempo tiene que pasar para
poder acercarse al bebé y ver que todo va bien”, el veterinario contesta que
“ellos esperan que eso no pase nunca, que todo vaya bien y no tengan que
intervenir”. Les hacen una revisión más adelante, pero “la cría sufre mucho
cuando es separada de su madre”.
¿Y
el parto? El parto ha sido rapidísimo, apenas se han dado cuenta. La gorila ha
elegido dónde parir, que ha sido en la zona exterior y a la vista de los
visitantes, y ha sido rápido "cuando el parto es así de rápido es que ha
sido fácil para ella".
Es
el segundo hijo de esta gorila. El primero lo tuvo muy joven y murió en un
desgraciado accidente a los pocos días de nacer porque su madre cayó sobre el
bebé en uno de sus movimientos. Ahora, comenta el director, esperan que sea
diferente. Hace unos meses también nació otro gorila en el recinto y la madre
ha podido ver cómo se cuida un bebé, cómo lo lleva otra madre, cómo mama… ha
resaltado la importancia de la tribu, de cómo aprenden los gorilas los
comportamientos mediante la observación de otros ejemplares.
En
otro medio de comunicación leemos que cuando tuvo su primer hijo, esta madre
gorila apenas tenía 6 años, muy joven, de hecho había estado mamando hasta los
4 años así que apenas había dejado el pecho y se había quedado embarazada.
Ahora la nueva mamá es algo más mayor y ha podido aprender cómo cuidar a su
bebé.
Se
sacan tantas conclusiones de este nacimiento…
Me
pregunto por qué no se da a la especie humana este trato exquisito otorgado a
un gorila nacido en cautividad. Por qué no se nos observa, simplemente, por si
algo va mal durante el parto, durante los primeros días del nacimiento de
nuestros bebés, por qué no tenemos esa cultura de tribu para observar cómo se
hacen las cosas y aprender, para defendernos unos a otros. Se ha conseguido que muchos hospitales no separen al bebé de
la madre durante las primeras horas, pero hay muchísimos otros
hospitales donde el nacimiento no es así, donde el bebé es llevado a pesar, a
medir, a limpiar, a un nido, a mil cosas, mientras la madre, que no es una mamá
gorila, espera que se lo devuelvan y a veces lo ve como lo más normal. La madre
no es una enorme mamá gorila a la que da miedo quitar a su bebé, que se va a
poner a chillar y a perseguir al que ose coger al bebé para pesarlo o
simplemente para ver qué sexo tiene; la madre no tiene a su alrededor una
tribu de gorilas que chillarán y atacarán al veterinario que se atreva a
acercarse a ese bebé. No sé en qué momento hemos perdido ese instinto
de fiera que seguro que teníamos hace muchos milenios, pero no nos vendría mal
en algún momento. El problema es que quien nos separa del bebé no es
alguien de otra especie, es de la nuestra y lleva bata blanca/azul/verde, lo
que no nos hace ni siquiera plantearnos ninguno de sus movimientos. Ojo, no
digo que el de la bata blanca/azul/verde no crea que hace lo mejor para el
bebé, no lo trate de la mejor manera que sabe, con dulzura mientras lo pesa o
lo lava, y lo devuelva lo antes posible a la madre. Lo que digo es que tenemos
tan asimilado que es eso lo que hay que hacer que se nos ha olvidado cómo
debíamos ser en origen, y que lo suyo sería que el protocolo de atención al
recién nacido dijera que el profesional sanitario simplemente interviniera si
viera que algo va mal.
Y
si no, no. Ya habrá tiempo para pesar y lavar al bebé. Como con mamá
gorila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, si leíste el post, seguro tenés algo que comentar, pues hacelo!!!