Personalmente creo que
todas las formas de violencia tienen su origen en una carencia materna, falta
de atención, calidez, amor, brazos, generosidad, paciencia, comprensión, leche,
cuerpo, miradas, sostén", reflexiona Laura Gutman, terapeuta familiar y
escritora.
En nuestro mundo
civilizado, "la madre vive tironeada por dos fuerzas poderosas: lo que
ella siente y lo que debe hacer. Lo primero es el instinto materno, la
sabiduría interior, que es guiada por la intuición. En cambio, lo segundo es el
mandato exterior, la manera de cómo hay que hacer las cosas; lo que se entiende
por correcto", agrega.
Gutman es autora de
varios libros sobre temas que la apasionan, entre otros, la maternidad, el
desamparo emocional, el estrés en los chicos y la sabiduría interior. Su última
obra, Mujeres visibles, madres invisibles,
es una recopilación de artículos publicados en medios especializados de
la Argentina y España. Dirige Crianza, institución con sede en Buenos Aires que
cuenta con una escuela de capacitación y un equipo de profesionales para
asistir a madres y padres.
"La llegada de un
bebe crea un encadenamiento de maltratos históricos. Primero nace un chico en
una institución médica poco acogedora: fría, sin calidez y donde es sometido a
una serie de torturas que dentro de unos años estarán prohibidas por ley.
Sondas por todas partes, es rasurado, estirado para ser medido, cuando nada de
todo esto es necesario, cuando todo lo que necesita el recién nacido es estar
en el mejor lugar posible: el pecho de su madre. Pero cuando las cosas son así,
generalmente, el maltrato del bebe se encuentra con otro encadenamiento, el de
su madre que también fue maltratada. El parto no es una enfermedad para curar:
es el pasaje a otra dimensión. Es importante aclarar que las mujeres no sufrimos
a causa de las contracciones. Sufrimos si estamos solas, humilladas,
desprotegidas, atemorizadas", apunta Gutman.
-¿Qué es lo que quiere
la madre?
-La madre quiere tener a
su bebe sobre su pecho, ¡y que no se vaya! Que es lo natural, lo lógico: lo que
también espera el bebe que estuvo durante nueve meses en el cuerpo de su madre,
cuidado, alimentado. El espera que ese estado continúe. Sin embargo, el mandato
exterior sostiene que lo sano es quitárselo a su madre, llevárselo únicamente
para mamar. Dejarlo que llore y llore así se acostumbra a dormir solo. Si
pudiéramos preguntarle a una madre del reino animal si a cachorro hay que
dejarlo solo no entendería, porque si lo deja solo se lo comen los predadores.
Hay que recordar que en la especie humana la madurez es un proceso sumamente
lento que dura hasta los 21 años, que no se puede resolver en tres días. Hay
muchas cosas que algún día parecerán absurdas?
-¿Por ejemplo?
-Las lobas, perras,
gatas, vacas, focas, elefantas, leonas, jirafas, zorras y nosotras las humanas
tenemos algo en común: el instinto de proteger a nuestra cría. Pero si a una
gata o una perra, por dar un ejemplo, le tocan un cachorro lo deja. Porque está
impregnado de un olor ajeno y ellas reconocen al cachorro por el olor. Nosotras
también somos especialmente sensibles y si algo se interpone entre nosotras y
nuestros cachorros después del parto perdemos el olfato que los hace
absolutamente reconocibles como propios. En nuestro mundo civilizado, cuando
una mujer da a luz, no puede oler de inmediato a su hijo. Se lo llevan para
devolvérselo más tarde bañado y con olor a perfume, y la madre tiene que hacer
un esfuerzo intelectual para reconocerlo como propio.
-¿Cuál es la reacción
del bebe?
-El chico sufre mucho y
trata de alertar a los seres de los que espera protección y afecto sobre el
maltrato. Entonces, si no obtiene respuesta, organiza un sistema de
supervivencia para llamar la atención: llora, se brota o se deprime, y en casos
muy extremos puede llegar a morir. Muchas veces las madres siguen tan atadas al
mandato exterior que parecen ignorar la situación. Posiblemente porque intuyen
que si tratan de conectarse con lo profundo, con el corazón del bebe, también
entrarán en contacto con su propio dolor.
-¿Una reflexión sobre la
Navidad?
-Sí, claro, (abre un
ejemplar de su último libro y lee): "Cada
mes de diciembre compartimos el ritual de recordar una vivencia sencilla y
extraordinaria: la historia de una madre que atravesó su parto en medio de la
naturaleza, entre sus cabras, sus asnos y sus bueyes, amparada por un hombre
llamado José. Según algunos textos, José partió en busca de la partera pero
cuando ésta llegó, Jesús ya había nacido. La mujer al mirar la escena exclamó:
Ese niño que apenas nacido ya toma el pecho de su madre, se convertirá en un
hombre que juzgará según el amor y no según la ley. Esa preciosa criatura fue
recibida en una atmósfera sagrada, con el calor del establo y bajo el éxtasis
de la mirada amorosa de su madre. Dos mil años más tarde aún estamos festejando
el nacimiento de un niño en buenas condiciones y reverenciando el milagro de la
vida".
Luis Aubele
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, si leíste el post, seguro tenés algo que comentar, pues hacelo!!!