martes, 13 de agosto de 2013

El destete

 ene 19th, 2010 by asosina

Duración de la lactancia
 La edad en que ocurre el destete por completo, es decir, que el niño abandona definitivamente la leche materna, es variable y está influido por factores de muy diversa índole. No hay razones científicas por lo que se deba recomendar dejar la leche materna a una determinada edad.

La Academia Americana de Pediatría (AAP) en su nueva declaración de 1997 y la OMS recomiendan unos tiempos mínimos de duración de la lactancia materna (1 año y 2 años respectivamente), recalcando que son tiempos mínimos y que el tiempo máximo queda a elección de la pareja lactante, es decir de la madre y de su hijo.

El Dr. Lawrence Gartner, presidente del grupo de trabajo sobre lactancia responsable de la última declaración de la AAP (1) explica que “la Academia no ha establecido un límite superior. Hay niños que son amamantados hasta los 4, 5 ó 6 años. Esto puede ser infrecuente pero no perjudicial”.

Pese a que el momento del destete definitivo es una elección personal, desgraciadamente a lo largo de este siglo muchas mujeres, casi sin darse cuenta, han ido delegando en diversos profesionales la responsabilidad de decidir por ellas el momento del cese de la lactancia.  Y éstos, por lo general, han hecho sus recomendaciones basándose más en sus opiniones personales, fruto de los mitos culturales de su tiempo, que en razones científicas.

Se debe tener en cuenta que el destete no sólo es un cambio en la dieta del niño, sino que es un asunto muy serio con gran repercusión emocional para él y para su madre. El niño puede experimentar sentimientos de frustración y de abandono, al no entender por qué su madre le niega algo tan importante para él; la madre, a su vez, puede experimentar sentimientos de pérdida y de tristeza por haber tenido que cambiar esta forma de relación íntima con su hijo.

Por todo ello las recomendaciones arbitrarias sobre la limitación de la lactancia, que no tienen en cuenta los deseos de la madre y de su hijo, son simplemente inaceptables.

Destete forzoso
En algunas ocasiones el destete se hace inevitable por causas médicas u otras. Cuando el destete ha de ser impuesto, por un motivo totalmente justificado, antes de que la madre o el niño estén preparados para ello, ambos necesitaran apoyo y comprensión.

De todas formas, antes de tomar esa decisión, sería de gran importancia que la madre buscara información contrastada sobre la necesidad de ese destete, ya que con demasiada frecuencia se tiende a inhibir lactancias sin una justificación científica real.

Conviene saber que los medicamentos realmente incompatibles con la lactancia son muy pocos y las enfermedades que contraindican la lactancia son menos aún.

Destete voluntario
El destete puede ocurrir a iniciativa de la madre o del niño. En situaciones ideales sería deseable que el destete se produjera de mutuo acuerdo y fuera un proceso tan satisfactorio y enriquecedor como la lactancia, pero esto no siempre sucede.

La decisión sobre el momento del destete puede tener grandes variaciones de una madre a otra y también de un niño a otro.

En ocasiones la madre puede sentir deseos de poner fin a la lactancia antes que su hijo esté preparado para aceptarlo.  Otras veces quien decide ponerle fin puede ser el niño a pesar de que su madre no tuviera ningún inconveniente en continuar.

Sea cual sea el momento en que uno de los integrantes de la pareja lactante desea ponerle fin, o sean cuales sean los motivos, es importante recordar que se trata de una opción personal y que todas son respetables.

Destete a iniciativa del niño
Si el destete sucede a iniciativa del niño va a ser él quien marque la pauta. Algunos niños simplemente un buen día deciden que no quieren mamar más.

Otros lo hacen más despacio, paulatinamente se van desinteresando por la lactancia materna, reduciendo la demanda hasta que ésta cesa por completo. Los hay que primero maman solo una vez al día, luego una vez cada varios días, hasta que simplemente dejan de pedir.

Un nuevo embarazo puede tener un papel en el destete del hijo anterior. Debido a los cambios de la leche durante el embarazo (menor volumen, distinto sabor) muchos niños se destetan solos en esta época. Otros prefieren seguir mamando, y continuar haciéndolo tras el nacimiento del nuevo hermano. A esta situación de dos niños de diferentes edades mamando a un tiempo se la ha llamado “lactancia en tándem”.

Destete a iniciativa de la madre
Una madre puede tener diversas razones para desear que el destete tenga lugar; desde razones médicas, emocionales, presiones familiares, sociales, etc.

El momento en que una madre empieza a desear el cese de su lactancia es también muy variable. A algunas les puede suceder a los pocos días o meses, a otras al cabo de algunos años.

En cualquier caso es preferible un destete gradual a un destete brusco. Este último puede generar ingurgitación mamaria (pechos hinchados, duros y doloridos) e incluso mastitis (inflamación e infección del pecho generalmente después de la obstrucción de un conducto debido al cese del drenaje), que no ocurrirían si se permitiese la adaptación de la mama a la disminución progresiva de la succión, como ocurre durante el destete gradual (a menor succión, menor producción hasta que ésta cesa por completo). Desde un punto de vista emocional el destete gradual también es más fácil para el niño.

El destete supone mucho esfuerzo, y madres que han destetado activamente a sus hijos suelen decir que no les quedaba mucho tiempo libre, ya que tenían que emplearlo en distraer  a sus hijos de otro modo.

Los niños que son destetados antes de superar su necesidad de chupar pueden empezar a chuparse el dedo o incluso a usar chupete si se le ofrece, siendo sustitutos del amamantamiento que pueden proporcionar cierto consuelo a un niño frustrado por el destete.

La noche puede ser un momento especialmente difícil para un pequeño que espera mamar y no puede entender la reticencia de su madre; a esa hora pocos de la familia van a estar especialmente racionales y pacientes; el padre puede hacer que el proceso nocturno sea mejor tolerado, proporcionando los cuidados nocturnos al pequeño.

Ideas y sugerencias para acelerar un destete (2)
No ofrecer, no rechazar. No garantiza el tiempo que pueda prolongarse el destete. Es el menos doloroso para el niño.
Distracción. Se trata de identificar los momentos, lugares y circunstancias en los que el niño suele pedir el pecho, y anticipar alternativas al amamantamiento, para que el niño dirija su atención hacia algo nuevo y atractivo en vez de hacia la pérdida de algo entrañable como mamar.
Sustitución. Se ofrece comida o bebida al niño para evitar que pida el pecho por hambre. No se trata de sobornarlo con golosinas para que deje el pecho. Sólo funcionará cuando el niño tenga hambre. Hay que tener en cuenta que los niños también maman por afecto hacia su madre, para sentir su cercanía, por consuelo si están cansados, frustrados o con miedo.
Aplazamiento. Con un niño que ya nos entiende se puede negociar el demorar una toma. El niño debe ser lo bastante maduro para aceptar la espera. Se le puede ofrecer algo que le mantenga contento mientras tanto.
El destete por abandono, es decir que la madre se separe del niño por unos días, no es recomendable, ya que el niño no sólo se ve privado bruscamente de la leche de su madre, sino también de su presencia, que es vital para su salud afectiva y emocional (3).

 El destete natural
Algunas personas creen que si el niño no es activamente animado a destetarse, no lo hará nunca por si mismo; sin embargo, esta idea es errónea, como lo demuestra el hecho de que en sociedades en que se permite al niño mamar tanto tiempo como quiera, acaba por destetarse él solo.

En la mayoría de sociedades humanas el destete suele ocurrir pasados los 2 ó 3 años de edad; en nuestra cultura ocurría así hasta hace poco más de un siglo. Los acontecimientos que han condicionado en nuestro medio el rechazo cultural hacia la lactancia más allá del primer año son complejos, pero no dejan de ser cuestiones culturales, que no tienen que ver con las necesidades biológicas ni psicológicas del niño.

Está muy extendida la creencia de que a partir de una cierta edad la leche materna no alimenta, que el niño mayor que mama es por vicio, o de que la lactancia prolongada afecta negativamente el desarrollo psicológico del niño. Estas creencias han llegado a calar profundamente en la mayoría de las personas, incluyendo médicos, psicólogos y pedagogos.

Esta presión cultural en contra es el principal inconveniente de la lactancia prolongada; en algunos países, como Estados Unidos, es algo tan inusual que algunos han llegado a verla como una perversión. Existen casos de madres acusadas de abusos contra sus hijos.

De hecho, el estigma social de continuar amamantando a un niño que ya camina o que va a la escuela fuerza incluso a madres seguras de sí mismas a hacerlo en la clandestinidad; los que más han dañado la lactancia prolongada han sido los profesionales de la salud, dando información sin base científica real, a la vez que desalentando a las madres que han querido prolongar la lactancia.

Cada especie de mamíferos tiene una edad en la que el destete ocurre de forma natural, que probablemente esté condicionada genéticamente. En nuestra especie es difícil deslindar lo cultural de lo biológico.

La antropóloga K. Dettwyler, de la Universidad de Texas, ha recogido información acerca de la edad de destete de los primates no humanos, poniéndola en relación con variables del ciclo vital, tales como peso al nacimiento, peso del adulto, periodo de gestación y erupción de molares permanentes; extrapolando estos datos a la especie humana, parece que el destete natural podría ocurrir entre los 2 años y medio y los 7 años (4).

Estos datos vienen a ser apoyados por dos hechos de diversa índole:

En sociedades actuales en las que el rechazo cultural a la lactancia prolongada no existe, las madres amamantan a sus hijos hasta los 4 años por término medio.
Se estima que el sistema inmunitario de los seres humanos no está maduro y plenamente operativo hasta los 6 años de edad.

Cambios en la leche durante el destete

Existe la creencia popular de que a una determinada edad del niño la leche materna pierde sus propiedades nutritivas. Esto no sólo no es así, sino que no existe ningún alimento que aisladamente supere el valor nutritivo de la leche.

Sí que la pueden superar en algún nutriente en concreto (por ejemplo, el hígado la supera en hierro, la papaya en vitamina C y la carne de buey en proteínas) pero no en todos a la vez; de manera que la leche materna sigue siendo el alimento más nutritivo de cuantos pueda tomar un niño, aunque tenga tres o cuatro años.

Existen algunos estudios que evalúan los cambios en la composición de la leche materna durante el proceso del destete, en ellos se demuestra que el volumen de leche disminuye en proporción a la cantidad de otros alimentos que tome el niño (a menor hambre, menor succión y menor producción de leche). La concentración de proteínas aumenta hasta el 142% del basal, los lípidos mantienen su concentración, el hierro aumenta hasta el 172%, el calcio permanece constante y el zinc disminuye hasta el 58% del basal (5).

Los factores inmunitarios se mantienen durante el destete gradual (6). Hay que decir que estos estudios se hicieron en niños que fueron destetados por causa del propio estudio, a la edad de 7 meses, y que el destete duró 3 meses, pero no dice nada de lo que puede ocurrir durante el destete natural, que puede tardar varios años.


Falso destete
A lo largo del primer año de vida pueden existir momentos en los que el niño muestra un menor interés por la lactancia, como consecuencia de su propio desarrollo (Por ejemplo alrededor de los 9 meses) (7). Esto no debe ser confundido con el verdadero destete. Más bien es consecuencia del creciente interés del niño por su entorno, que le hace distraerse fácilmente del pecho. En un ambiente tranquilo, con luz tenue, con un menor nivel de estimulación, el niño mamará cuanto necesite, recuperando “el tiempo perdido”.

Si pensamos que la leche es un alimento de gran importancia en la dieta del niño, al menos durante sus dos primeros años de vida, no es razonable pensar que ya no le hace falta la leche de su madre pero sí en cambio otro tipo de leche. La naturaleza no tiene previsto que una cría tome leche de una especie distinta a la suya.

En cualquier caso, si una madre no desea prolongar la lactancia hasta que el niño decida dejarlo, tal vez le sea más fácil destetarlo entre la edad de los 9 y 14 meses. Sin embargo, la decisión de la madre de destetar puede no ser firme a esa edad, por lo que no se debería alentar a la madre a que lo haga con el fin de evitarle supuestas futuras molestias que tal vez no se presenten nunca.

 Huelga de lactancia
A veces ocurre que un niño de repente se niega a mamar de forma brusca. A esta conducta se ha llamado “huelga de lactancia”, es autolimitada y no debe ser confundida con un verdadero destete. Las causas de esta situación pueden ser muy variadas y a veces una madre tendrá que investigar que ha ocurrido en su caso. Si se identifica y evita el motivo, la lactancia continuará.

A veces puede ser necesario más esfuerzo, especialmente si el motivo no ha sido identificado o no es evitable. Puede ser útil ofrecer el pecho en un lugar relajado, a media luz, sin distracciones o cuando el niño está medio dormido. Suele ser contraproducente intentar rendir al niño por hambre. Mientras se reinicia el amamantamiento la madre puede extraerse la  leche, que le puede ser ofrecida al niño con vaso o cucharilla.

Resumen basado en:
Dra. Pilar Serrano Aguayo. Alimentación complementaria y destete en el niño. En: Lactancia Materna. Josefa Aguayo Maldonado (Ed.) Universidad de Sevilla. 2001

Ruth A. Lawrence. La Lactancia Materna: Una guía para la profesión médica. Cuarta edición. Mosby 1996


BIBLIOGRAFIA
1. American Academy of pediatrics Work Group on Breastfeeding. Breastfeeding and the use of human milk. pediatrics, 1997; 100:1035-1039

2. Burmgarner, N.J. Mothering your nursing toddler. La Leche League International de. 1982.

3. Bowlby, J. The making and breaking of affectional bonds. tavistock pub. 1979

4. Stuart-Macadam, p.; Dettwyler, K.A. Breastfeeding, Biocultural perspectives. Aldine de Gruyter editors. New York 1995.

5. Garza, C.; Johnson, C.A.; Smith, E. et al. Changes in nutrient composition of human milk during gradual weaning. Am J Clin Nutr 1983; 37:61

6. Goldman, A.S.; Goldblum, R.M. inmunologic components in human milk during weaning. Acta Paedatr Scand 1983; 72:133

7. Brazelton, T.B. Infants and mothers: Differences in development. Delacorte. New York 1969

www.albalactanciamaterna.org

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