La mayoría de las mamás
no necesita preocuparse demasiado por cómo su dieta afecta a la leche que
produce. Puede comer de todo y el bebé no va a tener ningún problema.
Algunos bebés
amamantados exclusivamente presentan síntomas que al principio resultan desconcertantes:
deposiciones explosivas, con moco, más líquidas, a veces con un poco de sangre,
un anillo rojo alrededor del ano, eccema en el rostro u en otra parte del
cuerpo, gases excesivos, cólico. Estos bebés están reaccionando a algo en la
leche de su mamá y es necesario descubrir qué es y hacerlo desaparecer de la
leche para que se resuelvan los síntomas.
Estos síntomas no deben
ser confundidos con intolerancia a la lactosa. Los bebés no tienen intolerancia
al a lactosa como los adultos, al contrario, pueden digerir perfectamente la
lactosa que es el principal azúcar de su alimento exclusivo durante los
primeros seis meses. La genuina intolerancia a la lactosa viene acompañada de
desórdenes metabólicos graves que se detectan con la pesquisa neonatal. Algunas
enfermedades gastronitestinales o medicamentos pueden dejar como secuela una
intolerancia transitoria a la lactosa que puede ser manejada sin necesidad de
destete.
Siga a esa vaca
El primer sospechoso de
provocar estas reacciones es la proteína de leche de vaca (PLV). El mecanismo
por el cual la PLV pasa del intestino de la madre a la leche no está
complemente entendido, pero sin duda interviene el estado de la pared
intestinal de la madre. Las dietas modernas no son conducentes a la integridad de
la mucosa intestinal y es probable que esta permeabilidad de la mucosa (leaky
gut) sea parte del problema. La proteína es absorbida al torrente sanguíneo y
pasa a la leche materna. Varios trabajos han detectado PLV en la leche humana1
aunque en cantidades muy variables y se ha encontrado una asociación entre
consumo de lácteos y reacciones alérgicas en niños exclusivamente amamantados2.
Es necesario entonces
eliminar la PLV de la dieta de la madre. Fácil de decir, no tan fácil de hacer.
Las fuentes obvias de PLV son la leche líquida y sus derivados: crema, manteca,
quesos, yogur, dulce de leche. No deben consumirse ni directamente ni como
ingredientes de platos elaborados. Rápidamente descartamos entonces todos
aquellos alimentos comerciales que tienen lácteos, como los postres envasados,
los flanes, panqueques, pastas rellenas con ricotta, etc. Pero ahí no termina
el trabajo de detective. Las proteínas de leche se usan como aditivos en muchos
alimentos procesados: caseína, nicina, lactulosa, lactoglobulina, lactoferrina,
suero, lactalbúmina, caseinato de amonio, caseinato de potasio, caseinato de
calcio. Los alimentos en que se usan son muy variados: embutidos, panificados
industriales (panes de bolsa y galletitas), y hasta aguas saborizadas. Es
necesario leer las etiquetas antes de comer un alimento procesado y asegurarse
de que no contiene ningún aditivo elaborado con estas proteínas.
Algunos bebés toleran
que la madre consuma pequeñas cantidades de PLV, como las que se encuentran en
alimentos procesados. Otros no. Y algunos pocos bebés no toleran tampoco
ninguna proteína bovina, por lo que la madre debe dejar de comer carne de vaca
también.
No es necesario consumir
leche para producir leche. Como ejemplo basta citar a los mamíferos herbívoros
que producen la leche que sus crías necesitan sin hacer más que comer pasto y
otras hierbas. Hay otras fuentes de calcio que la mamá puede incorporar a su
dieta. Se debe tener cuidado con la mal llamada “leche” de soja (que es en
realidad una horchata preparada con los porotos de soja) porque puede también
provocar reacciones en algunos bebés sensibles.
El resto de la banda
La PLV es la responsable
de las reacciones en la mayoría de los casos, pero hay bebés que reaccionan
ante otras proteínas que aparecen en la leche: legumbres (incluyendo soja y
maní), huevos y granos (maíz y trigo).
Si después de una semana
a diez días de eliminados los lácteos no se observa una mejoría en el bebé
(aunque puede llevar tres semanas que los síntomas desaparezcan) es necesario
eliminar otras proteínas. Hay madres, sobre todo con historias de alergia en la
familia, que eliminan todos los posibles alergenos, esperan a que desaparezcan
los síntomas, y luego empiezan agregando alergenos de a uno para ver cuáles
pueden mantener en la dieta, dejando la PLV para el final.
La luz al final del
túnel
Las alergias a las
proteínas presentes en la leche asustan y preocupan a los padres. El destete no
es la solución, ya que al ser la PLV la principal causa de alergias, pasar a
fórmula requiere la utilización de fórmulas en que la PLV esté hidrolizada (la
fórmula para bebés se fabrica a base de leche de vaca, modificada para que el
bebé la pueda digerir y con aditivos para que tenga algunos componentes
parecidos a la leche materna). La dieta de eliminación funciona. En algunos muy
pocos casos, la eliminación debe ser extrema. Estos bebés suelen nacer en
familias con historias de alergia en varios de sus miembros. Cuando el bebé
empiece a comer alimentos complementarios, habrá que tener cuidado también en
la elección de los mismos y de los ingredientes para prepararlos. Hay niños que
superan estas hipersensibilidades a medida que crecen, otros cambian los
alergenos a los que reaccionan. Vale la pena hacer el esfuerzo de la dieta de
eliminación ya que hay evidencia de que la lactancia materna protege a los
niños con tendencia a la alergia y asma3.
1. Ritva Sorva, MD, Soili Mäkinen-Kiljunen, MSc, Kaisu Juntunen-Backman,
MD, “β-Lactoglobulin secretion in human milk varies widely
after cow's milk ingestion in mothers of infants with cow's milk allergy”, The
Journal of Allergy and Clinical Immunology, Volume 93, Issue 4 , Pages 787-792,
April 1994.
2. Kirsi-Marjut Järvinen, MD, Soili Mäkinen-Kiljunen, MSc, Hanna
Suomalainen, MD, “Cow’s milk challenge through human milk evokes immune
responses in infants with cow’s milk allergy”, The Journal of Pediatrics,
Volume 135, Issue 4, October 1999, Pages 506–512
3. Kull I, Wickman M, Lilja G, Nordvall SL, Pershagen G., “Breast
feeding and allergic diseases in infants-a prospective birth cohort study”,
Arch Dis Child. 2002 Dec;87(6):478-81
Este documento tiene
fines informativos y no reemplaza la atención médica.
Preparado por: V. Garea
IBCLC
©GALM Bariloche.
Permitida la reproducción sin modificaciones y citando la fuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, si leíste el post, seguro tenés algo que comentar, pues hacelo!!!