Información Especial
Información
perteneciente a la revista NUEVO COMIENZO, Vol. 14 Numero 1 Año 2002
En todo el mundo, las
madres lactantes se enfrentan a situaciones de estrés dentro sus familias, ante
desastres naturales y en tiempos de guerra. Y ese estrés puede afectar su
lactancia. Hay madres que sienten una disminución en su producción ante tales situaciones.
Otras sienten una demora o inhibición en el reflejo de bajada de la leche. Esta
disminución o demora es temporal, y con tiempo y un esfuerzo consciente para
relajarse, la madre podrá volver a sentir un reflejo normal de bajada de la
leche. La madre con un bebé pequeño es particularmente vulnerable debido a
varias situaciones. Una de ellas, porque no duerme mucho. Y para algunas, la
responsabilidad de ese pequeño ser puede causar un sentimiento de
intranquilidad o de “no ser capaces”. Además, la madre está sensible y se
identifica con otras mujeres que sufren. En ocasiones debe enfrentar
situaciones de crítica o una multitud de comentarios sobre el manejo de la
lactancia, que la confunden.
Y si a lo anterior se
añade una situación de guerra, de atentados, de catástrofes naturales, una
enfermedad grave o la muerte de un ser querido, el estrés puede llegar a
niveles que afecten mucho a la madre que lacta. “Una de las necesidades de los
seres humanos es poder imaginar el futuro y hacer planes. Lo que sucede con las
situaciones de caos es que causan inseguridad, no se pueden hacer planes porque
el futuro es incierto”, dice Genevieve Treille, Líder francesa, quien vivió en
Irak durante la guerra con Irán. Ella y Nancy Nachman-Srebrnik, de Israel,
sugieren pasar mucho tiempo con amigos para poder hablar mucho. Ellas
recomiendan:
Limite la cantidad de
tiempo que gasta leyendo o viendo especulaciones de los medios relacionados con
el cubrimiento de la noticia. Vea una cantidad mínima de noticias, suficiente para
mantenerse informada y poder tomar decisiones.
Manténgase en actividad,
haga ejercicio. Los aeróbicos y el ejercicio realizados en forma regular
permiten la liberación de endorfinas, hecho que propicia una sensación de
bienestar.
Ingiera comidas nutritivas;
aléjese de las chucherías o comida “chatarra”. No olvide tomar suficientes
líquidos.
Aléjese de los
pesimistas y mantenga usted misma una actitud positiva.
Sea especialmente
paciente con sus hijos y dese tiempo usted misma para que cada uno pueda procesar
los sentimientos de miedo y ansiedad.
Propicie situaciones que
le permitan amamantar con tranquilidad. No se saltee las comidas del bebé, pues más que nunca ustedes
dos necesitan ese contacto íntimo y sus senos necesitan el estímulo continuado.
Cuando vaya a lactar,
respire profundo y piense en algo agradable. Trate de dejar a un lado las
noticias desagradables, por ese rato. Ponga música suave.
Masajee suavemente su
seno, con las yemas de los dedos, para estimular la bajada de la leche.
Muchas mamás sienten una
gran tranquilidad en los momentos en que lactan a su bebé. La prolactina, la
hormona responsable de la producción de leche, ayuda a que las madres tengan un
sentimiento de normalidad, de calma y de felicidad interior que se torna
contagioso al resto de la familia.
No expresar pánico en
situaciones extremas es difícil; pero aquellos que han vivido en países en
guerra aprenden a hacerlo y a mantener la serenidad. Vivir con serenidad una
situación extrema es un reto, pero hace que sea más fácil. Defienda y disfrute
su lactancia.
Adaptado por María
Cristina Sáenz de “Breastfeeding in times of chaos”, de Kathleen Whitfield de
Riverside, California, en Estados Unidos, publicado en New Beginnings de
diciembre de 2001.
¿Qué pasa?
Un desastre, no importa
su tamaño, causa estrés; las personas reaccionan diferente a esa situación. A
veces la reacción es inmediata, otras veces demora unos meses. Algunas de las
respuestas pueden ser:
Incredulidad y conmoción
Miedo y ansiedad acerca
del futuro
Desorientación, apatía y
entorpecimiento emocional
Irritabilidad y rabia
Tristeza y depresión
Sentimiento de
impotencia
Hambre extrema o falta
de apetito
Dificultad para tomar
decisiones
Llorar sin razón
aparente
Dolor de cabeza y
problemas intestinales
Dificultad para dormir
Ingestión excesiva de
alcohol o drogas
Muchas de estas
reacciones pueden disminuir a medida que pasan los días. Debido a que cada
persona experimenta el estrés de una manera diferente, no se compare con los
demás, ni juzgue las reacciones de otras personas.
¿Qué puede hacer?
Hable del tema que la
angustia. No expresar los sentimientos no permite “hacer el duelo”. Al hablar
se alivia el estrés y se da cuenta que otras personas comparten su situación.
Descanse mucho y haga
ejercicio. Recuerde comer bien. Evite tomar bebidas alcohólicas y hacer
actividades de riesgo.
Dedique tiempo a su
familia. Aliente a sus hijos a comentar con usted sus sentimientos
.
Tan pronto se sienta
mejor, vuelva a su rutina.
Haga cosas que la hagan
sentir relajada y que la motiven.
Recuerde momentos en que
experimentó problemas grandes y cómo los resolvió.
Haga algo positivo que
le ayude a saber que usted puede manejar otras situaciones (tome un curso de
primeros auxilios, done ropa o alimentos).
Si se siente abrumada
con el desastre, pida ayuda. No es un signo de debilidad. Hable con alguien en
quien confíe.
Si usted tiene problemas
para superar esos sentimientos más allá de cuatro a seis semanas, es posible
que necesite ayuda profesional. Ser incapaz de manejar sus respuestas al
desastre o de reasumir sus actividades regulares puede ser síntoma de un
desorden post-traumático, una enfermedad real y tratable.
Fuente: The National Mental Health Association - www.nmha.org
Última modificación
realizada el 13 de febrero de 2008 por mmm
Page last edited
2008-02-14 03:06:38 UTC.
Imagen El misterio de la Teta/Soledad Afra
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