viernes, 2 de agosto de 2013

Amamantando a un Bebé con Síndrome de Down


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La llegada a la familia de un bebé con Síndrome de Down es una experiencia propia que se vive en cada caso de manera diferente. Los padres deben enfrentar un montón de situaciones inesperadas y en muchos casos, la decisión de amamantar al bebé puede verse eclipsada por otros asuntos. Durante muchos años se pensó que los bebés con trisomía 21 no tenían las condiciones neuromotrices para tomar el pecho. Sin embargo sabemos con certeza que la mayoría de los bebés con Síndrome de Down pueden tomar el pecho. También sabemos que la lactancia materna es vital para todos los bebés.

Hay numerosas historias de mamás que han amamantado con éxito a sus bebés1 . Gracias a la decisión y empeño de estas mamás tenemos idea de cuáles son las dificultades que pueden presentarse y cómo solucionarlas. Es importante buscar ayuda para poder resolver los problemas que puedan surgir. Una voluntaria de grupo de apoyo o una consultora de lactancia, así como una mamá que haya amamantando a un bebé con Síndrome de Down, pueden ofrecer el apoyo y la información que permitan mantener la lactancia. Tal como expresa la Asociación Down del Uruguay “Sabemos que cada familia irá llevando adelante sus opciones de la mejor manera y según sus posibilidades y el momento que le toca vivir. Seguramente podrá criar a su hijo o hija de la mejor manera aunque no logre amamantarlo, pero es nuestro propósito ayudarlos a que lo logren si esa es su voluntad y su opción.”

Apoyo
El apoyo de la familia es indispensable, sobre todo de quien acompañe a la mamá en el puerperio. Es necesario buscar un profesional de la salud comprometido con la lactancia y con voluntad de encontrar soluciones para mantenerla. Las asociaciones de padres de niños con Síndrome de Down ofrecen ayuda invalorable para navegar los primeros tiempos con tu bebé. Algunas, como la Asociación Down del Uruguay, ofrecen guías de lactancia.

Las primeras horas de vida
El contacto piel a piel es esencial para todos los bebés. Todo el contacto piel a piel que tengas con tu bebé ayuda tanto a la transición del útero al mundo exterior como al proceso hormonal de establecimiento de la lactancia. El contacto piel a piel favorece el control de temperatura, relaja a la mamá y al bebé y estimula los reflejos relacionados con la alimentación.

El contacto temprano piel a piel permite también que el bebé se prenda al pecho dentro de la primera hora del nacimiento. Los bebés que se prenden tempranamente al pecho tienen menos dificultades para lograr una buena posición al pecho. Si el bebé no tiene problemas de salud que requieren de atención médica inmediata, vale la pena dejarlo en contacto con su mamá, la mamá en posición reclinada, y dejarlo buscar el pecho por su cuenta.

Amamantando
Amamantar a un bebé con Trisomía 21 presenta desafíos como los que presenta la lactancia con cualquier bebé, más algunas posibles dificultades adicionales. Los bebés con Síndrome de Down suelen estar más adormilados que otros bebés y no necesariamente se despiertan con frecuencia para tomar el pecho. Por este motivo, es importante despertarlos con frecuencia para que hagan tomas cortas y así estimulen la producción de leche. Amamantar cada dos horas durante el día y con una frecuencia un poco menor durante la noche asegura una buena producción de leche.

Debido a la hipotonía muscular que en mayor o menor grado presentan los bebés con Síndrome de Down, algunas posiciones para amamantar resultan de más ayuda que otras. La posición invertida (de pelota de rugby o de canasta) con el bebé enfrentado a la mamá, ya sea sobre almohadones o sentado sobre la pierna de la mamá, la nuca y cuello sostenidos por la mano del mismo lado del pecho que se ofrece, brinda mayor control y permite que la mamá sostenga su pecho con la otra mano y pueda usar la posición “mano de bailarina” para ayudar a su bebé a comprimir el pecho. Con esta posición se sostiene el pecho con el índice y el dedo mayor y se coloca el índice debajo del mentón y se usa este dedo para ayudar al movimiento de la mandíbula.

Es importante lograr una buena colocación de la boca del bebé al pecho. Por un lado esto previene las lesiones y el dolor al amamantar. Por otro, permite que el bebé transfiera más leche durante las tomas ya que tomará el pecho de manera más eficiente. Una buena colocación empieza con una boca bien abierta. Muchas mamás sienten frustración al no lograr que sus bebés abran la boca al ofrecerles el pecho. Si en lugar de estimular los labios con el pezón estimulamos el surco naso labial (ese surco que está entre la nariz y el labio superior) la tendencia del bebé será a buscar al pecho hacia arriba y esto lo obligará a abrir más la boca.

La compresión del pecho ayuda al flujo de leche y a la transferencia eficiente de leche. Es compatible con la posición invertida o de caballito, aunque puede resultar complicado hacer compresión si se está usando la posición de bailarina para la mano. Podría usarse si se trasladan los dedos, menos el índice que sostiene el mentón del bebé, hacia atrás en el pecho.

Reforzando la lactancia
Los ejercicios oro-faciales ayudan a desarrollar la musculatura alrededor de la boca, lo que resultará en una mayor eficiencia a la hora de tomar el pecho. Los ejercicios incluyen: suaves golpecitos alrededor de los labios con la yema de un dedo; masajes suaves en las mejillas; antes de prender el bebé al pecho poner el dedo (uñas cortas y manos limpias) dentro de la boca del bebé con la uña sobre la lengua y presionar hacia abajo durante unos 30 segundos, girar el dedo y presionar suavemente con la yema del dedo mientras se saca el dedo de la boca.

Las posiciones verticales (invertida, caballito) favorecen la colocación de la lengua en una posición que no interfiera con la lactancia.

Si el bebé no puede prenderse al pecho
Si por razones médicas no se puede ofrecer al pecho al bebé es importante empezar a extraerse leche dentro de las seis horas posparto y hacerlo de manera frecuente y sostenida, reemplazando las tomas del bebé. La extracción puede hacerse de forma manual o con un sacaleches. La leche se puede almacenar para ser ofrecida al bebé cuando esté en condiciones de tomarla. La leche de mamá brindará al bebé protección contra infecciones además de proporcionarle componentes específicamente diseñados para optimizar el desarrollo de su sistema nervioso. Vale la pena hacer el esfuerzo.
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Cada mamá es experta en su familia
Cada familia sabe qué es lo mejor para sus hijos. Toda decisión que se tome de manera informada será la decisión correcta. Si decidís amamantar a tu bebé con Síndrome de Down podés encontrar el apoyo y ayuda necesarios para lograrlo.

1 "Síndrome de Amor, El espectacular desafío de criar un niño con Síndrome de Down", Marta Maglio de Martín,
Estela Maglio Editorial Holos, Buenos Aires, Argentina, 1994, ISBN 987-99574-2-3

Este documento tiene fines informativos y no reemplaza la atención médica.
Preparado por: V. Garea IBCLC

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