Información
perteneciente a la revista NUEVO COMIENZO, Vol. 18 Numero 4 Año 2006
Es bien sabida la
importancia de una adecuada colocación del bebé al seno para evitar dolorosas
grietas en los pezones y problemas en la producción de leche. Existe mucha
información, a veces contradictoria; lo cierto es que no todas las madres ni
todos los bebés se acomodan con la misma posición.
En 1989 Mary Renfrew
escribía en el Journal of Human Lactation: “Es contraproducente insistir en que
el bebé sea colocado en la misma posición que aprendió quien lo orienta... La
articulación entre la madre y su bebé puede ser considerada como una especie de
danza”.
Y añadía: “Esta danza
debe ser fortalecida y no controlada o limitada. La madre y el bebé manejan su
propia experiencia de lactancia a partir de sus sensaciones, y con ayuda si se
llegare a requerir. Insistir demasiado en la técnica del posicionamiento puede
ir en detrimento del carácter único de cada pareja madre-bebé”.
Con frecuencia, a una
madre que tiene un bebé recién nacido se le recomienda una posición que es
familiar y ha funcionado a quien la recomienda. Y lo cierto es que algunas
madres usan muchas posiciones, mientras que otras se acomodan solo con una o
dos. Lo que le funciona a una madre puede no funcionarle a otra. La que
funciona bien en la madrugada podría no ser útil al final de la tarde.
Por eso es importante
que cada madre conozca varias posiciones para amamantar, las formas de sostener
el seno y las técnicas de agarre por parte del bebé. Esto le permitirá escoger
las que más se acomoden a ella y a su bebé, y experimentar o innovar con otras.
En todo caso es
importante saber que la lactada no debe lastimar el seno, de manera que la
madre debe encontrar una posición que no le cause dolor. Felicitar al bebé
cuando está bien prendido, surte un efecto maravilloso. Además, cuando está en una
posición que le funciona, él se ve recompensado por el flujo de leche materna
que llega a su boca. La madre debe ser animada a conocer a su bebé, sin
intervenciones. Ambos deben tener tiempo de conocerse mutuamente.
Es importante observar
cómo interactúan la madre y su bebé, y cómo el chiquitín se comporta en el
seno. El bebé tiene necesidad de tener su boca llena con el seno para que la
transferencia de leche sea eficiente. La madre no debe sentir dolor y su pezón
no debe salir deformado de la boca del bebé. La madre debe poder ofrecer el
seno a su bebé como respuesta a las señales que él emite, por lo que debe estar
atenta a ellas. Esto lo propicia la cercanía.
Si las condiciones
anteriores se dan, poco importa que la técnica de la madre sea “como en los
libros”. Si la madre y su bebé encuentran una posición que les funciona, no es
necesario intervenir. Como se dice, “no es necesario reparar lo que no se ha
roto”. Veamos las posiciones más frecuentes.
Madona
La posición de madona es
una de las más conocidas. Podríamos decir que es la preferida de muchas madres.
Es la que vemos con frecuencia en las fotografías y en los cuadros del
Renacimiento. La cabeza del bebé está colocada sobre el ángulo interior del
codo, mientras su espalda reposa en el antebrazo de la madre y la cola está
sostenida por la mano de ella. La madre debe colocar al bebé enfrentado a ella,
barriga contra barriga, y acercarlo hacia ella (ver figura 1). El bebé no debe
voltear la cabeza hacia su madre al momento de prenderse del seno. Si el bebé
está desnudo, no se debe ver su ombligo. La oreja, la espalda y la cadera del
bebé deben formar una línea recta. El bracito que queda por debajo se ubica
bajo el pecho de la madre o rodeando su cintura.
Muchos expertos dicen
que es preferible que la madre coloque la cabeza del bebé sobre el antebrazo,
un poco alejado del codo. Cuando la madre es corpulenta, el interior del codo
puede estar demasiado cerca de su cuerpo e impedir que el bebé se agarre bien
del seno. En otras madres, el ángulo del codo ubica la cabeza del bebé muy
lejos de la punta del seno lo que hace que el bebé tenga que bajar su mentón
hacia el torso, situación que aleja la mandíbula inferior y la lengua, las
cuales, así, no pueden efectuar el trabajo esencial para extraer la leche. En
este caso, el bebé no puede tomar una buena porción del seno en su boca, queda
mal arrimado al seno, como suspendido en el pezón. Adicionalmente, puede ser
difícil para él tragar ya que su mentón está inclinado hacia su pecho.
Curiosamente, la posición
de madona no es la más fácil de aprender por parte de una madre novata porque
es difícil controlar la cabeza del bebé y mantener suficientemente alto al
bebé, cerca del seno. En esta posición, un bebé pequeño puede tender a
enrollarse como una bolita. De manera que si hay el menor problema de
colocación al seno, de extracción de leche por parte del bebe o de pezones
adoloridos, la posición de madona no es la mejor escogencia.
De sandía o balón fútbol
americano
La madre debe estar
cómoda y un poco retirada del espaldar de la silla o la cama, lo cual se logra
con un cojín grueso. Ella debe poner una almohada bajo su brazo sobre la cual
reposa el bebé para permitirle quedar a la altura del seno (ver figura 2). El
bebé se ubica de manera que su cara quede mirando a su madre, acurrucado contra
ella, bajo su brazo. La parte alta de la espalda del bebé reposa sobre el
antebrazo de la madre, y su cabeza, está sostenida por la mano de la madre. Los
pies del bebé casi rozan el espaldar de de la silla o cama.
Esta posición es útil
para la madre que ha tenido una cesárea, pues permite evitar el contacto con la
zona de la incisión. Es también una posición ideal para madres que tienen
pezones planos o invertidos, cuando el bebé tiene dificultad para prenderse al seno
o presenta problemas de succión, ya que la madre tiene una visión más completa
del seno y de su bebé, y de esta manera ella puede controlar mejor la cabecita
del bebé y dirigir el seno hacia su boquita.
La posición de sandía es
también adecuada para un bebé muy pequeño y para amamantar mellizos
simultáneamente.
Desafortunadamente
muchas mamás no encuentran cómo lograr esta posición y el personal de la salud
la conoce poco como para recomendarla.
madona
Es prácticamente la
misma posición de madona , solo que la madre sostiene a su bebé con la mano
contraria al seno que toma el bebé. Si ella desea ofrecer el seno izquierdo,
debe sostener al bebé con su brazo derecho, colocando los dedos de la mano
derecha tras las orejas y la nuca del bebé. La barriga del bebé está contra la
de su madre, un cojín sobre el regazo de la madre ayuda a sostener al bebé a la
altura del seno. Cuando la madre se prepara para prender al bebé al seno, es
importante que la boca del chiquitín esté desde el principio muy cerca del
pezón (ver figura 3).
El bebé reposa en el
hueco formado por el pulgar, el índice y la palma de la mano, lo cual ayuda a
estabilizar la nuca y la cabeza del bebé. La palma materna está entre sus
omoplatos. Cuando el bebé abre grande la boca, la madre empuja los omoplatos
con la palma y no la nuca con los dedos que la sostienen. Esta presión ayuda a
que el mentón atrape el seno ligeramente delante de la nariz, lo que hace que
el pezón se dirija hacia el paladar del bebé. Y si el pezón roza la juntura del
paladar duro con el blando, desencadena la succión.
Este método ayuda a que
el bebé agarre el seno profundamente en su boca, oprimiendo los senos
lactíferos de manera que desencadena una transferencia eficiente de la leche.
Es importante no tocar la parte posterior de la cabeza del bebé, muy sensible
durante el periodo posterior al parto. Cuando se le toca la cabeza, el bebé
puede tener la tendencia a arquearse y echarse hacia atrás alejándose del seno,
en lugar de acercarse al pezón. Este reflejo del bebé puede ser percibido por
la madre como un rechazo del seno y puede explicar por qué algunas madres
parecen tener dificultad para prender al bebé al seno, si intentan forzarlo
sosteniendo con firmeza la cabecita desde atrás.
Algunos expertos
sugieren que la madre tenga al bebé enrollado alrededor de ella. Si el bebé
parece tener problemas para respirar, basta con que la madre acerque un poco
más al bebé a su cuerpo con el codo del brazo que los sostiene. Así se modifica
el ángulo y se destapa la nariz. Jan Barger, consultora de lactancia en
Illinois recomienda que las madres que usan esta posición usen su mano
dominante para alzar al bebé, al menos los primeros días. Esto permite que si
la madre es diestra e inicia la lactada en el seno izquierdo, pueda deslizar al
bebé hacia el seno derecho sin mayor esfuerzo, donde el bebé quedará en la
posición de sandía, sin tener que modificar la forma como sostiene al bebé. La
madre también puede empezar al contrario, en la posición de sandía, y terminar
la comida en posición inversa de madona.
La posición inversa de
madona puede ser difícil de mantener si el brazo de la madre no está
debidamente apoyado, especialmente cuando el bebé es pesado o grande. En ese
caso, la madre debe usar suficientes cojines. Por esto mismo, es una posición
recomendable para los primeros días o para usar de manera temporal; una vez que
la madre se sienta más confiada, es conveniente que use otras posiciones más
cómodas.
La posición inversa de
madona permite sostener la zona toráxica del bebé por lo que estabiliza la
mandíbula; se recomienda para amamantar los primeros días a los bebés muy
pequeños, los prematuros, los hipotónicos, los que tienen necesidad de que se
les ayude a agarrar el seno correctamente. También es conveniente cuando el
bebé tiene dificultades de succión de origen sensorial, con frenillo o mentón
pequeño pues hace que más porción de la lengua esté en contacto con el pezón
permitiendo un mejor flujo de leche para el bebé.
Con esta posición, la
madre puede manejar mejor su seno y guiar al bebé. Inclusive, permite a
cualquier madre asegurarse que el bebé aprenda a agarrarse bien del seno en los
primeros días, iniciando la lactada con esta posición, para que una vez que el
bebé esté bien agarrado, ella deslice su otro brazo bajo el cuerpo del bebé y
termine de amamantarlo como madona, posición más cómoda. El único cuidado que
debe tener la madre, es hacer movimientos suaves con el fin de no perturbar la
succión del bebé.
Acostada de medio lado
En esta posición la
madre descansa su cabeza sobre una o dos almohadas y coloca otra entre sus
rodillas, que están un poco recogidas formando un ángulo; la mano que queda
debajo puede ayudar a sostener la cabeza de la madre (ver figura 4). El bebé
está a su lado, de frente, y sus rodillas tocan el cuerpo de la madre. Para que
el bebé no se dé la vuelta, la madre sostiene su espalda con la mano que queda
arriba o puede poner, a manera de tranca, una cobija pequeña enrollada o un
cojín contra la espalda del bebé.
Para cambiar de lado, la
madre puede sostener al bebé contra el seno, sobre su abdomen, girar sobre la
espalda y dar la vuelta. Se puede ayudar con las barandas de la cama si todavía
está en el hospital.
Esta posición es muy
útil para las madres que se recuperan de una cesárea o una episiotomía, para
amamantar de noche o en momentos de gran cansancio, sin importar la edad del
bebé. Se sabe que las madres que recién tienen su bebé, logran mejor descanso y
se fatigan menos con esta posición que cuando amamantan sentadas. Estudios
realizados en ese sentido sugieren que la posición recostada de medio lado
permite a las madres reducir la fatiga posparto y contribuye al éxito de la
lactancia.
Recostada boca arriba
La madre descansa su
espalda sobre cojines o almohadas de manera que, sin estar completamente
sentada, queda en un ángulo de 45° (ver figura 5). El bebé reposa recostado
sobre ella para succionar.
Es una posición que
ayuda en un primer momento, a las madres que tienen un reflejo de eyección
fuerte y que por circunstancias especiales no ponen en marcha otras medidas
para manejar esta situación; en esta posición el flujo de leche pierde un poco
de fuerza y el bebé puede succionar y tragar de manera más cómoda. Es una
posición transitoria mientras las madres encuentran otra posición más cómoda.
También ayuda a mamás
que tienen los pezones muy maltratados, pues el bebé ejerce la succión en un
punto diferente a la grieta, evitando lastimarlos más y evitando dolores. De
nuevo, es una posición transitoria mientras los pezones se sanan. Esta posición
permite, además, que el bebé tome en su boca el pezón y la mayor cantidad
posible de areola con mayor facilidad.
Caminando
La madre alza a su bebé
en posición de madona y camina lentamente con él a la vez que lo amamanta (ver
figura 6). Esta situación para amamantar puede ser manejada con facilidad con
un cargador sobre el cual reposa el bebé a la altura del seno.
Caminar y amamantar
permite a la madre hacer algo de actividad a través de la marcha y en el caso
de un bebé muy inquieto, él se siente mecido con el movimiento de la marcha y
come con más tranquilidad que cuado la madre está quieta.
Cualquiera que sea la
posición que la madre escoge, es importante que su espalda esté bien sostenida;
ella no debe agacharse al momento de prender al bebé al seno, pues esto hace
que sufra dolores de espalda.
Respetar las diferencias
La lactancia no puede
volverse un conjunto de reglas dogmáticas ni una camisa de fuerza para la
madre, dice Ruth Lawrence. La lactancia no puede ser un suceso de normas
planeadas de manera estricta, y administradas de una forma específica. Lo
cierto es que si la madre percibe que para amamantar se requieren numerosas
reglas, se sentirá desalentada a hacerlo. Para amamantar no hay protocolos.
Cada pareja madre/bebé es diferente y funciona de una manera propia; lo que
funciona para una, tal vez no funciona para otra. Madre y bebé deben ser tratados
como individuos.
Laure Marchand-Lucas,
doctora en medicina y Líder de la Liga en Paris piensa que “un bebé que no ha
sido perturbado encontrará por sí mismo la posición, que depende de la forma de
su boca, así como de la del seno y el pezón de su madre. El problema empieza
cuando el bebé ha olvidado la forma de hacer la succión debido a las
intervenciones del nacimiento o por otra causa”.
Del artículo de Andrea
Eastman, consultora de lactancia, publicado en Leaven de septiembre de 2000.
Traducido y adaptado en Colombia por María Cristina Sáenz.
Última modificación 11
de enero de 2008 por mmm.