El estadounidense Allan
Schore, referente en desarrollo temprano del cerebro, expuso en Montevideo
NACIONAL – SALUD
25 de enero 2013
Cada vez se oye más
hablar de la noción de apego durante los primeros años de vida de un niño. Esa
palabra que puede sonar abstracta es, según los expertos, la clave del
desarrollo de la parte del cerebro que posibilita la empatía. Allan Schore, un
referente internacional en este tema, lo pone así de sencillo: “la relación de
apego entre la madre y el hijo le da forma, moldea el lado derecho del
cerebro”. Schore estuvo en Montevideo para brindar una serie de conferencias
organizadas por la ONG Atención y desarrollo a la temprana infancia y su
familia (ATI) y apoyadas por el Ministerio de Educación y Cultura. El rol que
tiene la madre en el futuro emocional de su hijo, la participación del padre, y
lo que le espera a alguien que no disfrutó de una relación de apego, fueron
algunos de los temas que conversó el experto con El Observador.
Quienes trabajan en la
neuropsicología en Uruguay hoy entienden que usted desarrolla un modelo de
salud mental infantil particular. ¿En qué consiste?
Déjeme decirle antes que
hay un gran interés de los medios en neurociencia hoy. En los últimos 10 años
ha habido una gran explosión en el estudio del desarrollo temprano del cerebro.
Y lo que hemos descubierto es que el desarrollo temprano, tanto durante el embarazo
como después del nacimiento, tiene efectos en lo que sucede después, no solo en
términos de bienestar emocional, sino también en lo que refiere al desarrollo
de desórdenes psiquiátricos. Durante el primer año de vida no hay comunicación
verbal: es todo emocional. Esto era terreno desconocido para la ciencia, que no
sabía cómo abordarlo, pero gracias a la tecnología se pudo estudiar el cerebro
del niño y de la madre.
¿Cuál ha sido su aporte?
Mi trabajo en los
últimos 20 años ha sido la integración de la biología y la psicología. En
esencia, mi trabajo cruza las fronteras entre ambas. En particular, hago foco
en el lado derecho del cerebro. El lado izquierdo, que es el que desarrolla el
habla, no entra en funcionamiento hasta el segundo año de vida. En cambio, todo
lo vinculado al apego se desarrolla durante el primer año. La idea esencial es
que la relación de apego entre la madre y el hijo le da forma, moldea el lado
derecho del cerebro. Hay una herencia genética natural, pero el entorno social
y afectivo va tallando, como una escultura.
¿Qué funciones se
encuentran en el lado derecho?
Está involucrado en los
procesos emocionales. Es el que permite llegar a casa, mirar a los ojos al otro
y saber que algo anda mal. Las expresiones faciales, las sonrisas, la tristeza,
el tono de voz. Allí está la habilidad de entender el estado emocional, lo que
pasa por la mente o las motivaciones que tiene la otra persona. El punto más
importante en este sentido es la comunicación no verbal, de cerebro derecho a
cerebro derecho, que se da entre la madre y el niño. Al mismo tiempo que esto
ocurre, el cerebro del bebé está doblando su tamaño, y en esto incide el apego.
¿Cómo debe hacer la
madre para alcanzar el nivel adecuado de apego? ¿Cómo puede estar segura de que
está haciendo bien las cosas?
Es un aprendizaje que no
tiene tanto que ver con ‘hacer’ sino con ‘ser’. ¿Cómo transmitirle la empatía?
Siendo cuidadosos y atentos; poniendo al bebé en el primer lugar, siendo
abiertos, genuinos, y estando disponibles emocionalmente. Y también ayuda si
hay una relación fuerte entre la madre y el padre. La clave es esta sofisticada
forma de relacionamiento. El foco no es racional sino emocional. Es la
habilidad de la madre de leer la mente y el cuerpo del bebé. Ella tiene la
capacidad de aliviar la tensión del bebé, de calmarlo, de regular su estrés,
pero también incide en su disfrute y entusiasmo. Es decir, no solo puede
escucharlo, sino también regular sus emociones. Ella puede cambiar su conducta.
Además, el apego otorga al bebé una sensación de seguridad.
¿Y qué rol tiene el
padre en esto?
El padre entra un poco
más tarde. El primer apego es con la madre. Después, en el segundo año de vida,
el bebé tenderá un lazo también con el padre. El bebé tiene distintas
relaciones con sus padres: la madre es la que lo calma, mientras el padre tiene
un vínculo más enérgico y le enseña a explorar. Hoy tenemos evidencia de que la
madre realmente da forma al lado derecho del cerebro, pero el padre también
incide. Y es más que un efecto psicológico: el crecimiento del cerebro está
influido por esas relaciones.
¿Qué sucede con quienes
no tuvieron ese apego?
Justamente, no
estudiamos solo el desarrollo normal, sino también el que lleva a desórdenes
psiquiátricos o psicológicos. La que está en juego es especialmente la
habilidad del lado derecho del cerebro de regular el estrés. Es importante que
el niño sepa que el otro está emocionalmente disponible para él. En ese
sentido, los desórdenes psicológicos tienen raíz en el desarrollo temprano del
cerebro. Entonces, ¿qué pasa si hay abuso o negligencia? Bueno, por eso es muy
importante que haya programas de prevención temprana, que sé que en este país
los hay.
Allan Schore es investigador
en neurociencia profesor de psiquiatría en la universidad de california Schore
es valorado a nivel mundial por la integración que logró en las distintas
disciplinas. Él dice que en sus teorías hay dos referentes indiscutibles:
Charles Darwin en lo que tiene raíz biológica, y Sigmund Freud en el campo de
la psicología. Actualmente se encuentra trabajando en la aplicación de la
neurociencia. Por ejemplo, cómo utilizar el conocimiento del apego en la
psicoterapia, o cómo aprovecharlo a nivel judicial para decidir sobre adopción
o divorcio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, si leíste el post, seguro tenés algo que comentar, pues hacelo!!!