1.- Confía en ti, en tu cuerpo y en tu capacidad de parir.
Parir
es un acto fisiológico, natural e instintivo que toda embarazada es
capaz de llevar a cabo. Para ello no es necesario ser especialmente fuerte ni
tener una gran resistencia al dolor. Es la mujer quien "pare", los
profesionales "asisten" a la mujer en su parto. La matrona es
la profesional cualificada para atender un parto normal; si se trata de un
parto de riesgo, o si durante un parto inicialmente normal se presentaran
problemas, el papel del ginecólogo debe consistir en ayudar a resolverlos.
Las intervenciones de los profesionales deben limitarse a
aquellas que resulten necesarias para favorecer el desarrollo del parto y
garantizar la salud y el bienestar de madre y bebé; toda intervención realizada
sin justificación, sólo por rutina o protocolo, es innecesaria y potencialmente
peligrosa, pues altera el curso normal del proceso de parto.
Piensa
que tu bebé caminará contigo ese camino, y entre los dos conseguiréis el mejor
nacimiento posible para él o ella.
2. Fórmate sobre el parto.
No
es necesario preparar físicamente el cuerpo para parir. El día del parto, las
mujeres de manera intuitiva adecuamos nuestra respiración a las circunstancias
y adoptamos las posturas más adecuadas en cada momento para facilitar el
descenso del bebé, siempre que tengamos libertad para ello.
No
obstante, sí es recomendable prepararse mentalmente para el parto,
mediante información
veraz sobre el mismo. Conocer cómo tiene lugar un parto normal,
cuáles son las fases
del parto, en qué consiste cada una de ellas, y sobre todo, cuáles son
los factores que condicionan el desarrollo del mismo, es decir, qué cosas lo
favorecen y cuáles pueden entorpecerlo, es importante para vencer posibles
miedos, derribar mitos y vivir el parto de una manera tranquila.
Reflejo
de la excesiva medicalización mayoritaria en la atención al parto en nuestro
país, las llamadas "clases
de preparación al parto" transmiten a las embarazadas en no pocas
ocasiones una visión patológica del mismo. Se le retrata como una situación
peligrosa para madre y bebé, que sólo mediante la intervención médica
tendrá un buen fin. Sin embargo el parto puede ser una experiencia maravillosa
y gratificante para la madre. Para “aprender sobre” el parto recomendamos la
lectura de bibliografíabasada
en la evidencia científica más actual.
Cuando
estamos bien informadas, estamos en condiciones de tomar decisiones conscientes
sobre nuestro parto. Sólo una decisión informada es una decisión
"libre".
3. Conoce tus derechos.
Estos
son los derechos que nos asisten como usuarias del sistema sanitario, siempre,
también en el momento de dar a luz:
· Tenemos derecho a identificar a los
asistentes en el parto, a conocer el nombre, titulación y especialidad de cada
uno de ellos.
· Tenemos derecho a la información de
cualquier aspecto que tenga que ver con nuestra salud. Debemos conocer cada
intervención y cada proceso sin confusiones.
· Tenemos derecho a decidir: es imprescindible
nuestro consentimiento para cualquier actuación sobre nuestra salud y nuestro
cuerpo (consentimiento informado), pudiendo revocar este consentimiento en
cualquier momento; también podemos rechazar tratamientos o intervenciones
(rechazo informado).
· Tenemos derecho a elegir entre las opciones
clínicas disponibles y a ser respetadas en nuestras decisiones. La capacidad de
elegir sólo estará limitada por la disponibilidad de la opción elegida y la
buena praxis.
· Tenemos derecho a la protección de nuestra
intimidad y dignidad, tanto física como moral. Para la presencia de residentes
de matrona y ginecología será imprescindible la previa autorización escrita,
atendiendo al derecho de toda persona a ser considerada sujeto de derechos y a
no ser utilizada como objeto para los fines de otros.
· Tenemos derecho a aceptar o rechazar los
protocolos médicos (guías de actuación para los profesionales no de obligado
cumplimiento por los mismos, ni por los pacientes) u optar por tratamientos
alternativos.
· Tenemos derecho a elaborar un plan de parto
que recoja nuestra voluntad y exprese nuestras preferencias. Cualquier medio de
expresión y comunicación admisible en Derecho es válido para ello.
Más
información aquí.
4. Decide qué quieres y qué no en tu parto.
El
mensaje que erróneamente se transmite de forma habitual es que es el
profesional quien "hace el parto", siendo el papel de la
mujer el de limitarse a acatar las decisiones que el profesional le dirija.
Esta idea, tan presente en nuestra sociedad actual, parte de la concepción de
la relación médico-paciente como una relación de subordinación, cuando lo
cierto es que la mujer ni siquiera es una paciente, pues no está enferma, es
una usuaria del sistema sanitario perfectamente sana, que simplemente va a dar
a luz. El profesional tiene la obligación de asistirle, respetando siempre que
sea posible, los deseos de la mujer.
¿Qué quiero yo para mi parto?
¿Cómo me gustaría que fuera el nacimiento de mi bebé?
Es
fundamental que te plantees estas preguntas para poder saber cómo quieres vivir
ese momento y que esperas de las personas que te asistan durante el
mismo.
Eres
tú quien va a parir y tu hijo, quien va a nacer. Es por ello que te corresponde
a ti tomar las decisiones relativas a la atención al parto que deseas recibir.
Según la OMS: "Toda mujer tiene derecho a una atención prenatal
adecuada y un papel central en todos los aspectos de dicha atención, incluyendo
participación en todos los aspectos de dicha atención, incluyendo participación
en la planificación, ejecución y evaluación de la atención...Toda la comunidad
debe ser informada de los distintos métodos de atención al parto, de modo que
cada mujer pueda elegir el tipo de parto que prefiera." -
Recomendaciones de la OMS sobre el nacimiento. Declaración de Fortaleza de
1985.
Conviene
que conozcas las recomendaciones
sobre la atención al parto da la OMS, y así una vez informada puedas
decidir que quieres y qué no en tu parto. En la clasificación de las prácticas
en el parto normal (Ginebra, 1999), la OMS estableció 4 categorías:
· Prácticas que son claramente útiles y deben
ser promovidas (entre otras, apoyo afectivo de los asistentes durante el parto,
respeto a la elección de los acompañantes de la mujer durante el parto,
monitorización fetal con auscultación intermitente y libertad de posición y
movimiento durante todo el parto);
· Prácticas que son claramente perjudiciales o
ineficaces, que deberían ser eliminadas (entre ellas, uso rutinario del enema y
del rasurado púbico, y perfusión intravenosa de rutina en el parto);
· Prácticas de las que no existe evidencia
clara y deben usarse con cautela (por ejemplo, rotura artificial de la bolsa
amniótica en la primera fase del parto);
· Prácticas que a menudo se utilizan
inadecuadamente (entre ellas, restricción de líquidos y alimentos durante el
parto, control del dolor con anestesia epidural y monitorización fetal
electrónica).
5. Infórmate sobre las diferentes maneras de atender el
parto.
Existen diferentes
formas de atender a la madre y al bebé durante el parto y el
nacimiento. Para saber la atención al parto que se presta en un determinado
lugar, es útil preguntar el protocolo de atención al parto que tienen, así
como las tasas de utilización de oxitocina sintética, cesáreas,
episiotomías, etc. Si acudes a la sanidad pública, puedes hablar con el jefe
del servicio de ginecología o con la jefa de matronas. Si acudes a la sanidad
privada, puedes preguntar al ginecólogo que lleva el seguimiento de tu
embarazo.
Aquí encontrarás
10 preguntas que puedes hacer a las personas que elijas, para estar
contigo y ayudarte a dar a luz, sobre los cuidados,
atenciones y procedimientos para lograr un parto seguro y respetado para
ti y para tu bebe.
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