14/06/2010 BY VIVIAN /
Hace algunas semanas
escribí acerca de por qué parí en casa, y mi idea era (es) escribir una serie
de artículos acerca del parto domiciliario, sus mitos y verdades. Me gustaría
de esta forma poner mi granito de arena para que las embarazadas (o futuras
embarazadas) que me lean puedan tomar su propia decisión.
Estoy consciente de que
parir en casa no es para todo el mundo, al menos no en España y otros países en
donde se considera que el parto es algo peligrosísimo que debe ser atendido por
médicos en un hospital que cuente con la más alta tecnología, no vaya a ser que
"pase algo" y no estén a mano los recursos para resolverlo. Por otro
lado, parir duele, y duele mucho, y en casa no existe la posibilidad de
utilizar ningún tipo de anestesia. Entiendo perfectamente que las mujeres opten
por la epidural, que es un gran invento y un importantísimo avance de la
medicina (no se trata, como en varias ocasiones me han sugerido, de desdeñar a
la ciencia volviendo a parir como nuestras antepasadas). Sin embargo, como
sucede con todo químico, el uso de la epidural tiene consecuencias y supone riesgos para la madre y el bebé (de los que, en la mayoría de los casos, los
médicos no advierten), y las mujeres deben conocer estos riesgos antes de tomar
la decisión de usarla.
El cuerpo de la mujer
fue creado para parir y sabe perfectamente cómo hacerlo. En condiciones
normales, en un embarazo de bajo riesgo, todo lo que la mujer necesita para
parir es que se le permita hacerlo: que se le deje adoptar la postura que más
le apetezca, que se sienta libre de gritar, que no se sienta observada, que
esté en un ambiente cálido, acogedor y seguro, atendida por personas discretas
y respetuosas. Las intervenciones médicas sólo son necesarias en casos
patológicos, y ese es el lugar de la ciencia en el parto. Cuando se utilizan
por defecto la oxitocina sintética y la epidural, cuando se obliga a una mujer
a estar acostada perdiendo todo el control de lo que ocurre con su cuerpo, se
le está robando su autonomía y en muchos casos su dignidad, y lo que la
naturaleza quiso que fuese un proceso gozoso, un poderoso viaje emocional hacia
un yo más completo, se convierte en un acto mecánico y hueco, del que la mujer
ya no es protagonista. Todo ello sin contar con que además pueden presentarse
complicaciones que afecten tanto a la madre como al bebé.
Parir en casa es la
forma más natural de parir. En tu propia casa te desinhibes, bajas las defensas
y te dejas llevar por el proceso con más facilidad. El parto es un acto
involuntario, y como todo acto involuntario, se frena cuando entra en juego la
mente: de la misma forma en que es casi imposible tener un orgasmo mientras
estás concentrada en lo que vas a decir en la reunión que tienes mañana,
tampoco permites que tu cuerpo se abra para dar paso a tu bebé mientras estás
pensando en qué le vas a decir al médico que te acaba de hacer una pregunta tan
sencilla como cuál es tu nombre. La naturaleza es tan sabia que ha sabido
encontrar la forma de que la mente de las mujeres se "aquiete"
durante el parto para no interferir en él, gracias a las hormonas que se
liberan pero también gracias al dolor. El dolor no te permite pensar en otra
cosa: te obliga a centrarte en lo que estás. Todavía recuerdo la eternidad que
me parecía el intervalo entre contracción y contracción: en esos breves minutos
podía descansar y prepararme para la siguiente, sencillamente porque no estaba
pensando, no de la forma analítica como estamos acostumbrados.
En casa, te puedes dar
la libertad de no pensar. En casa estás en tu territorio, estás protegida, bien
acompañada, rodeada del afecto de los tuyos.
Ventajas del parto en
casa
- Es más seguro parir en casa que tener un parto medicalizado, y hay estudios que lo demuestran.
- La mujer es protagonista. Puede caminar, darse una ducha, poner música, gritar… lo que ella quiera. Sus necesidades son lo más importante y no se hará nada que ella no desee.
- Se contará con la presencia de las personas que elija la mujer, por lo que tendrá todo el apoyo emocional que necesite. La familia podrá participar y eso hace que el acontecimiento se convierta en algo muy especial.
- La persona que atenderá el parto —matrona, médico— se desplazará hasta el domicilio cuando la mujer lo pida, y podrá dedicarle toda su atención, al no tener que atender a varias parturientas a la vez. El vínculo entre la mamá y la persona que asiste el parto es más cercano y eso posibilita un acompañamiento emocional que es muy importante para que la mamá se sienta segura.
- La mujer asume toda la responsabilidad del proceso, es dueña de su parto y esto supone un crecimiento emocional que transformará su vida.
- El vínculo entre mamá y bebé se fortalece, y también el vínculo con el padre y quienes hayan estado presentes.
- El bebé será recibido en un ambiente cálido e íntimo y permanecerá con su madre en todo momento. Esto facilita el establecimiento de la lactancia.
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