Salud Martes 18 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa
La probabilidad de
sobrevida de los bebes prematuros aumentó al priorizar el vínculo del recién
nacido con su círculo íntimo
Por Soledad Avaca
Para LA NACION
En medio de la crisis
por falta de neonatólogo, las maternidades centradas en la familia cambiaron el
paradigma en la asistencia de bebes nacidos antes de tiempo. Hoy, los padres
son los principales actores en la evolución de sus hijos; educarlos es la nueva
misión del área neonatal.
Los padres se transforman en los principales protagonistas;
también hay espacios para abuelos y hermanos
Foto: Soledad Avaca
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En la Argentina, el
parto prematuro resulta bastante frecuente: de los 700 mil bebes que nacen por
año, alrededor del 10 por ciento se anticipar. Según la Organización Mundial de
la Salud, los recién nacidos vivos antes de las 37 semanas de gestación son
considerados bebes pretérmino.
Para tranquilidad de
padres y especialistas, la probabilidad de sobrevida de bebes prematuros
aumentó de manera considerable; mucho se debe a la implementación de los
servicios de neonatología centrados en la familia, que logró cambiar el
paradigma en su asistencia.
Sin embargo, la
preocupación por la falta de recursos humanos especializados en neonatología
crece a nivel mundial.
POCOS HACEN MUCHO
En la medida en que la expectativa de vida de bebes cada vez más pequeños aumenta, también lo hace la necesidad de contar con médicos y enfermeras especializados para afrontar las demandas de la neonatología actual.
La problemática alcanzó
tanto a hospitales públicos, como a clínicas privadas de todo el país, y parece
tener su raíz en cuestiones relacionadas al ejercicio de la profesión.
La neonatología es una
especialidad sumamente exigente y estresante, que requiere años de preparación
y una constante actualización, como consecuencia de los avances que se producen
en la asistencia de bebes nacidos antes de tiempo. Una profesión, además, en la
que la exigencia de actuar rápida y eficazmente es primordial.
"La crisis se da no
sólo en la Argentina, sino en una gran cantidad de países desarrollados y en
vías de desarrollo. En los últimos años, muchos puestos de residencia en
neonatología han quedado vacantes", compartió la Dra. Ana Pedraza, coordinadora
general del servicio de neonatología de la Clínica y Maternidad Suizo
Argentina.
Según sus palabras, las
nuevas generaciones de médicos no eligen esta especialización, sino otras con
menos exigencias emocionales y con remuneraciones menos acotadas. "Se
calcula –agregó la especialista- que alrededor del 50 por ciento de los
neonatólogos tienen 50 años de edad".
El gran desafío es
fomentar la elección de la especialidad y buscar incentivos para minimizar el
estrés inherente a la profesión; sin embargo, parecen posibilidades de cambio
que no pueden pensarse a corto plazo. La meta está lejos de cumplirse.
MAMÁ, EL MEJOR TRATAMIENTO
Simultáneamente a la
búsqueda de soluciones, médicos y enfermeras del área neonatal trabajan de
manera incansable para avanzar en el desarrollo de la neonatología, una
especialidad que implica no sólo un alto nivel de eficiencia profesional, sino
también un gran compromiso personal que afecta las propias emociones. Una labor
admirable en nuestro país.
En los últimos tiempos,
la implementación de las maternidades centradas en la familia transformó
positivamente el rol del equipo de salud y de los padres de bebes internados en
unidades de cuidados intensivos neonatales.
De una atención basada
exclusivamente en la tecnología y la medicación, se pasó a un cuidado más humanizado,
en el que los recién nacidos y sus papás son los verdaderos protagonistas.
"Hoy se trata de
sumar a los progresos de la medicina científica y tecnológica, los
redescubrimientos de intervenciones y acciones solidarias, de contención
afectiva y de comprensión de las necesidades de cada individuo. Las madres
estaban perdiendo protagonismo y aceptando las reglas de las instituciones,
pero en nuestro país y en el mundo, comenzaron a desarrollarse diversos
movimientos para volver a transformar el nacimiento en un hecho natural con la
participación de la familia", comentó el Dr. Miguel Larguía, presidente de
la Fundación Neonatológica para el Recién Nacido y su Familia, y jefe de la
división de neonatología del Hospital Materno Infantil Ramón Sardá.
Con un enfoque más
humanístico, la atención se extiende hacia el entorno familiar y los padres se
convierten en los actores principales en el cuidado de sus hijos. Así, el
equipo de salud brinda cuidado, educación y estimulación para que puedan ir
apropiándose del cuidado integral de sus bebes, respetando los tiempos de
desarrollo y las capacidades de cada niño.
"Los primeros días
son los peores. Después, uno empieza a habituarse al lugar y a las caras de
médicos y enfermeras, que terminan siendo personas en las que uno se apoya
mucho", comentó Dana Stins.
Después de 103 días de
internación, su beba Meital salió adelante. Sin duda, el estímulo de sus padres
motivó la evolución. "Nuestra hija nació con 759 gramos, en la semana 31
de gestación, y con una cardiopatía que le significó dos operaciones. Por más
contención que uno tenga, pasar por la neo es muy difícil. Lo peor, es irse de
la clínica sin tu bebe en brazos", agregó Stins.
Las mamás coinciden en
que despedirse de su hijo cada noche es uno de los momentos más complicados y
angustiantes. Dentro de este panorama, la Maternidad Sardá ofrece una
residencia para madres, que prolonga la estadía y afianza el contacto con los
hijos. Muchas de estas mamás son adolescentes o pertenecen a familias
desestructuradas, con situaciones socioeconómicas desfavorables, que agravan su
condición.
Los resultados de las
maternidades centradas en la familia resultan sorprendentes, aquí y en el
mundo. Está comprobado que, aún cuando los recién nacidos se encuentran en
unidades de alta complejidad, el vínculo precoz con sus padres aumenta las
posibilidades de supervivencia.
VÍNCULOS Y CONTENCIÓN
Naturalmente, la llegada
de un hijo prematuro desconcierta y atemoriza. La tristeza, el miedo, la
confusión y la aparición de nuevas ilusiones empañan la maternidad.
"Me sentía
insegura. No sabía cómo relacionarme con ese bebe tan pequeño que nada se parecía
al de las publicidades. Mis sentimientos de culpa eran infinitos. Sentía que no
me había cuidado lo suficiente. Tenía miedo de que algo le pasara, que se
muriera. Estaba abrumada. Me llevó varios días sentirme cómoda en la neo",
recordó Andrea Dolce, mamá de Sofía, que nació con 1625 gramos, en la semana 33
de gestación.
"No hay que perder
de vista la vulnerabilidad emocional con la que llega una madre a una unidad
neonatal. Cada vez que ingresa un bebe prematuro a la neo, también ingresa una
mamá prematura, que deberá vincularse con un bebe muy pequeñito y diferente al
imaginado, adentro de una incubadora y rodeado de tubos, alarmas y
monitores", explicó Gabriela Muniagurria, especialista en psicología
perinatal, coordinadora de Asistencia Psicológica del servicio de neonatología
del Sanatorio de la Trinidad Mitre.
En medio del
desconcierto, la contención se vuelve fundamental. El psicólogo abre en las
neonatologías un espacio para que las emociones se expresen, como así también
las relaciones que se crean entre padres de bebes internados.
Muniagurria dijo al
respecto: "Encontrarse con otras personas que están transitando
situaciones y experimentando vivencias similares alivia la sensación de
incomprensión que suelen sentir los padres de un bebe prematuro. Entre ellos,
pueden compartir sus miedos y alegrías por lo pequeños-grandes pasos que dan
sus bebes. Pueden apoyarse mutuamente y validar la legalidad de sus
emociones".
Con el paso del tiempo,
Dolce entendió que estar informado durante la internación ayuda a disminuir la
angustia y a minimizar el impacto de dejar a un bebe recién nacido en una
unidad de cuidados intensivos. Así, junto a otros padres, médicos y enfermeros
del servicio de neonatología del Hospital Privado de Fundación Hospitalaria, creó
la Asociación Argentina de Padres de Niños Prematuros (APAPREM), de la que hoy
es presidente.
La entidad trabaja con
la problemática que genera la prematurez del nacimiento y crea un espacio
significativo de contención y asesoramiento para padres y familiares de niños
prematuros. Asimismo, en los últimos tiempos, promovió un proyecto de ley en el
Congreso de La Nación para que se amplíe la licencia por maternidad, en el caso
de nacimiento prematuro.
PREPARAR A LOS PADRES
En la actualidad, la
función de la enfermera se transformó; no sólo asisten a los bebes internados y
los cuidan como propios, sino que también educan a las familias y las preparan
para el día después de la internación.
En 2007, un grupo de
enfermeros advirtió que los padres dejaban las unidades neonatales con un
sinfín de dudas que, a corto o largo plazo, se transformaban en un problema: la
reinternación de sus hijos.
Así nació el programa
Enfermeros por la Prevención que, como parte de las maternidades centradas en
la familia, pretende educar con medidas preventivas sobre el cuidado de los
bebes enfermos o nacidos antes de tiempo.
La educación se lleva a
cabo con metodología de taller, que se realiza durante la internación y se
refuerza con el seguimiento en el consultorio. Se entrena a las familias para
el cuidado del bebe luego del alta.
"Las enfermeras
tomamos conciencia de que los padres se llevaban a sus hijos con muchas dudas y
que se carecía de un espacio en donde se les explicara la importancia de
anticiparse a la infección", compartió Susana Espíndola, jefa de
enfermería de la división de neonatología del Hospital Materno Infantil Ramón
Sardá y coordinadora del grupo de Capital Federal de Enfermeros por la
Prevención.
Hoy, el grupo cuenta con
más de 500 enfermeras capacitadas, integrantes de 46 hospitales de todo el
país, y trabaja en forma planificada y sostenida bajo la coordinación y
capacitación de la licenciada en enfermería Patricia Buffoni, gestora del
proyecto.
El programa es
individualizado de acuerdo a la población asistida. En la Maternidad Sardá se
ajusta a las diferentes culturas, razas y al alto porcentaje de madres
adolescentes, lo que llevó a que los talleres también fueran dirigidos hacia
los abuelos. Allí, el objeto de la red fue cumplido: en el último tiempo, el
número de reingresos disminuyó sustancialmente.
Sin duda, resulta
fundamental que los equipos de salud estén atentos y descubran dónde están los
focos de preocupación de cada familia en el momento de la internación, para así
detectar en qué aspectos los padres necesitan refuerzo informativo y formativo.
Nadie está preparado para vivir la internación de un hijo dos veces. .
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