Por Rosa Montero
El párkinson es una
enfermedad muy cruel. La gente suele relacionarla con la edad avanzada y con
los temblores, pero en realidad puede manifestarse en individuos muy jóvenes y
además su peor síntoma son los ataques de rigidez, tan inhabilitantes que los enfermos
hablan de una vida on-off, es decir, de momentos en los que el cuerpo funciona
y momentos en los que simplemente se apaga y se niega a responder. Y, por
añadidura, se trata de una dolencia degenerativa, de manera que cada día el
señor Parkinson, como muchos pacientes lo llaman, puede sorprenderte con algún
nuevo truco desagradable.
Gema Marín Granados es
una de esas personas que se toparon con el párkinson a una edad dolorosamente
temprana: solo tenía 28 años. Ahora tiene 39 y, como luego veremos, está en
primera línea de la guerra por la supervivencia. Pero los primeros tiempos de la
enfermedad fueron abrumadores: como tantas otras personas súbitamente
desbaratadas por una desgracia que les cambia el mundo, durante varios años
apenas pudo hacer otra cosa que repetirse obsesivamente las torturantes e
inútiles preguntas: por qué yo, por qué a mí. Pero después, y pese a todo, ganó
la vida. Los humanos somos bichos tenaces y esta Gema guerrera bien podría ser
la más tenaz de todas las criaturas.
Los humanos somos bichos
tenaces y esta Gema guerrera bien podría ser la más tenaz de todas”
Ya escribí un artículo
sobre ella hace un par de años. Entonces contaba que, tras toparse con el
párkinson, Gema había tenido un hijo, había aprendido diseño web y había
seguido trabajando regularmente en su profesión, que es la de profesora de
música. Y también expliqué que, por entonces, estaba empezando a utilizar la
música para superar los momentos de rigidez. Cuando se quedaba paralizada,
simplemente se ponía los cascos y se echaba a bailar. Hace falta muchísima
voluntad y una esperanza a prueba de bomba para intentar bailar cuando tu
cuerpo es un tieso, muerto trozo de madera. Parecía una locura, pero a ella le
servía.
Hace un par de años, la
prestigiosa revista Nature publicó un estudio que demostraba que oír música
podía generar subidas de dopamina, un neurotransmisor estrechamente relacionado
con el placer. Y se da la circunstancia de que al parecer el párkinson está
originado por una insuficiencia de dopamina. De manera que, después de todo,
Gema no era una chiflada voluntarista que se engañaba a sí misma diciendo que
podía danzar, sino que su actividad podría tener un efecto verdaderamente
terapéutico. Desde entonces Gema ha sido sometida a diversas pruebas; un
neurofisiólogo le midió la temperatura corporal, porque cuando se conecta a
través de los cascos siente una subida de calor; y en la Universidad de Málaga
le hicieron un TAC y una resonancia magnética para estudiar la actividad de su
cerebro mientras escucha música. El material está siendo actualmente estudiado
y los resultados aún no se han hecho públicos.
Pero, sobre todo, de
entonces para acá Gema ha empezado a enseñar su método a otras personas,
totalmente gratis, a través de una página web, http://musicaparkinson.es/, y de
su facebook, Musica Musica Parkinson. Ahí pueden verse vídeos asombrosos de la
activación de Gema en los momentos de rigidez. Pueden parecer unas películas
banales, una simple chica joven con los cascos puestos y bailoteando
tontamente, pero si alguna vez has contemplado a un enfermo de párkinson
atrapado dentro de la cárcel de su cuerpo, en la dolorosa impotencia de un
momento off, entonces te darás cuenta de que estás asistiendo a un verdadero
prodigio.
Que conste: la música no
sustituye a las medicinas convencionales para la enfermedad. Pero mejora la
situación y puede ayudar a bajar las dosis. Para ello, explica Gema, hay que
tomarse en serio esta actividad; es necesario incorporar la música a tu vida
durante todo el día; debes llevar los cascos siempre encima, del mismo modo que
el asmático lleva el ventolín por miedo a un ataque. Y no basta con escuchar
una canción de fondo mientras se conversa con un amigo: “No, para que esto
funcione tiene que ser una escucha intensa, activa. Tienes que meterte en lo
que estás oyendo, dejar que la música te llene, vaciar la cabeza de
preocupaciones, disfrutar y dejarte llevar…”. Todos los vídeos que Gema cuelga
en su página se han grabado mientras ella estaba en off: quiere demostrar que
lo que dice es real, que hay batallas en las que merece la pena combatir porque
pueden vencerse. Abrió su facebook hace apenas dos meses y ya hay muchos
enfermos siguiéndole el hilo de su formidable, sensatísima locura. Así de
grande es el ser humano cuando no se rinde.
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