El bebé muestra su desesperación tan pronto es separado de su madre. Nada puede consolarlo.
Sobre el pecho de la madre se produce lo que se llama sincronía térmica. El bebé está más caliente piel con piel sobre su madre que vestido en una cuna o en una incubadora.
La sincronía térmica, consiste en un complejo sistema natural de variaciones de la temperatura cutánea del tórax de la madre hasta conseguir una temperatura estable en el recién nacido. Ninguna máquina o manta puede conseguir nada parecido. La frecuencia cardíaca se estabiliza en contacto con la madre y la respiración se hace regular. Se establece el vínculo afectivo y al estar juntos se establecen patrones de sueño que les permiten dormir al mismo tiempo y estar más descansados.
Todos los bebés al ser separados de su madre lloran ininterrumpidamente para conseguir reunirse con ella. Solo dejan de llorar cuando ya no tienen fuerzas para seguir haciéndolo.
Todos los bebés al ser separados de la madre responden con lo que se llama protesta de desesperación. Lloran ininterrumpidamente para conseguir volver a reunirse con la madre. Solo dejan de llorar cuando ya no tienen fuerzas para seguir haciéndolo. El llanto prolongado provoca estrés y el bebé estresado cae en la desesperación. La temperatura corporal baja para ahorrar energías y poder sobrevivir más tiempo solo; la frecuencia cardíaca se hace inestable y la respiración se convierte en periódica.
Un recién nacido separado tiene a las 6 horas de nacer el doble de cantidad de hormonas del estrés que un recién nacido que ha permanecido en contacto piel con piel con su madre.
- No hay un tiempo de separación seguro.
- La separación siempre daña.
- Lo correcto es no separar en absoluto
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