Por Guadalupe Trueba
El momento tan esperado ha llegado:
tener a tu bebé recién nacido sobre tu pecho,contacto piel a piel…
En las primeras horas de vida, específicamente
los primeros 90 minutos, el bebé se encuentra en un estado de alerta pero
calmado, tranquilo y esto se debe a un elevado
nivel de hormonas que segrega al nacer, la madre que también se encuentra
impregnada por las hormonas que le han permitido dar a luz, está en un estado
de conciencia especial que la mantiene desconectada del mundo, sabe cómo coger
a su bebé y cómo coordinar sus movimientos con los del recién nacido para
ayudarle. Él cuenta con todas las herramientas para que en este tiempo se
arrastre, por sí solo al pecho y empiece a alimentarse respondiendo a todos sus
instintos. Mamá y bebé se coordinan muy bien, sólo basta respetarlos y proteger la intimidad madre –bebé
Después de este periodo
de calma, el recién nacido pasa las siguientes 6 a 12 horas a un estado de
sueño ligero y somnolencia en el que muestra poco interés para comer. Hay bebés
que pueden entrar a un sueño profundo que puede durar de 24 a 36 horas en donde
sólo despiertan por periodos breves, por lo que se recomienda que la primera
amamantada se dé en la sala de partos aprovechando este periodo de alerta. Hay
que darles cualquier oportunidad para mamar sin esperar a que lloren.
Si el bebé resulta muy dormilón, se recomienda
que cada 3 a 4 horas con movimientos suaves
lo desvistan, le hablen, cambien el pañal y den un ligero masaje en la
espalda, ejerciten sus brazos y piernas
y estimulen la planta de los pies para despertarlo y darle el seno materno.
Resulta efectivo colocarlo contacto piel a piel, ya que algunos bebés por medio
del olfato inician la lactancia.
Cuando una mujer
amamanta, los efectos de la hormona del amor (oxitocina) se dirige
completamente hacia el bebé, que se convierte en el objeto de su amor, lo cual
hace que la madre esté totalmente disponible frente a cualquier demanda del
bebé y tener la capacidad de estar mucho más al pendiente de él.
No se debe limitar la duración de las tomas al
pecho. La mayoría de los recién nacidos hacen tomas cortas y frecuentes los
primeros días, además hay que recordar que su estómago es del tamaño de una
canica chica y el calostro (auténtico concentrado de anticuerpos y proteínas)
se digiere muy rápido. A partir de las 24 horas de vida, es muy importante
intentar que el bebé coma del pecho de 8 a 12
veces al día.
Un bebé no llora con el afán de molestar o de
malcriarse. Llora porque es la única forma que tiene para expresar algo, que
puede ser que necesita que lo abracen, cambio de pañal, incomodidad, calor o
frío, o tiene hambre.
Se ha estudiado que
dejar llorar a un niño en su cuna por periodos largos trae consigo respuestas
fisiológicas como: aumento en la frecuencia respiratoria, frecuencia cardiaca,
tensión arterial y en la temperatura del cuerpo, pero sobretodo se incrementan
las hormonas del estrés. Si los dejan llorar, los bebés terminan durmiendo,
porque están agotados, además de las respuestas fisiológicas antes mencionadas.
Ante esto es probable escuchar el término “a
demanda”, lo cual no significa darle el pecho cada vez que llore. A demanda
significa en cualquier momento, sin mirar el reloj, sin pensar en el tiempo.
Más allá, con el tiempo se irá conociendo al bebé, en tanto se trata de un
proceso de adaptación, aprendizaje y confianza en la capacidad natural.
Sobre el sueño.
Todos los niños saben
dormir. Los fetos ya duermen antes de nacer y los recién nacidos suelen pasar
más de 15 horas durmiendo. Los niños aprenden con el tiempo a no dormir, sino a
estar despiertos.
El sueño, como otros
proceso del recién nacido es inmaduro y dependerá de la evolución propia de
cada bebé y hasta los tres meses, aproximadamente, no reconoce el día de la
noche. Esto no quiere decir que una vez que reconozcan la noche dormirán de
corrido, ya que cada bebé tiene sus propios ritmos en su alimentación y
necesidades.
La recomendación es que
el bebé duerma junto con su madre, basado en el principio de madre e hijo
cercanos desde el primer momento. Así ella podrá reconocer lo que necesita y
atenderlo más fácilmente. Además, se ha observado que el bebé va adoptando los
ritmos de sueño de la madre, se siente más protegido porque está cerca de ella,
la huele, siente su latido cardiaco y lo calienta, la madre es la mejor incubadora.
Finalmente comparto una
cita a propósito del tema: “Al niño pequeño a cuyo llanto se responde ahora,
más tarde será un niño lo bastante confiado para demostrar su independencia y
su curiosidad. Pero el niño que se deja llorar, puede desarrollar cierto sentido
de aislamiento y desconfianza y puede volverse introvertido, adaptándose a un
mundo que no corresponde a su llanto”, expresado por D. Lee Salk, importante
reflexionar, ¿no te parece?
Fuentes:
Horacio Reyes, Aurora
Martínez. Lactancia Materna Bases para lograr su éxito. Edit. Panamericana.
Carlos González. Un
regalo para toda la vida. Guía de la
Lactancia Materna.
Michel Odent. El bebé es
un mamífero. Edit. OB STARE.
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