Domingo 21 de abril de
2013 | Publicado en edición impresa
Fármacos "a
medida", ingeniería de tejidos, intervenciones sobre la memoria. Desafíos
y promesas que están revolucionando la salud
Por María Gabriela
Ensinck | Para LA NACION
Hace sólo tres décadas,
el tiempo que lleva de recuperación democrática la Argentina, la perspectiva de
un hospital conectado, con historias clínicas y sistemas de turnos
electrónicos, electrocardiogramas a través del teléfono móvil o robots
cirujanos, hubiera sonado a ciencia ficción. Por empezar, las computadoras
personales eran una rareza en aquel momento, Internet era un experimento
académico y las comunicaciones móviles eran impensables en un país donde había
que esperar años para tener un teléfono fijo.
Sin embargo, los telediagnósticos
y monitoreos online son hoy tan comunes como las aplicaciones para autochequeo
desde el móvil y las psicoterapias vía Skype. Muchos medicamentos y
tratamientos son diseñados y ensayados por computadora (mediante programas de
simulación), y las llamadas terapias génicas prometen revolucionar el cuidado
de la salud. Pero esto es sólo un comienzo: lo más asombroso está por venir, de
la mano de extensiones cerebrales o ingeniería de tejidos, entre otras audaces
apuestas.
Muchos de estos adelantos
científico-tecnológicos -tanto los que se están produciendo como los que aún
están por desarrollarse- plantean algunos dilemas éticos. ¿Qué pasará cuando se
conozca la información genética de las personas y su predisposición a
determinadas enfermedades? ¿Qué harán con ella los sistemas de salud? Si se
obtienen prótesis biónicas funcionalmente mejores que las extremidades
naturales, ¿los seres humanos nos veremos tentados de cortarnos las piernas
para implantarnos unas más rápidas? Algunos creen que esto es descabellado,
pero hoy nos sometemos a intervenciones quirúrgicas e implantes en nuestro
organismo por cuestiones meramente estéticas. Los tratamientos con células
madre extraídas de embriones, ¿son éticamente admisibles? ¿Dónde empieza y
termina una vida? ¿Es aceptable la llamada clonación terapéutica o la
procreación de un hijo con el objetivo de obtener tejidos para tratar la
enfermedad de otro? ¿Descansar en dispositivos y mecanismos externos algunas
funciones cognitivas como las implicadas en memorizar o realizar operaciones
matemáticas, ¿no está atrofiando nuestras capacidades mentales? ¿Es beneficioso
que todos nuestros dichos, opiniones y acciones queden registrados en la Web y
de este modo el pasado nos salga constantemente al cruce?
La ciencia y la
tecnología suelen ir más rápido que la reflexión que se hace sobre ellas. El
futuro puede ser tan pavoroso o prometedor como seamos capaces de construirlo.
A continuación, algunos de los avances actuales que prefiguran la medicina (y
las preguntas) del mañana.
A comienzos de los 80,
los protagonistas de las series El hombre nuclear y La mujer biónica
deslumbraban desde la pantalla con los poderes casi mágicos de sus piernas,
brazos y ojos artificiales. En la actualidad, las prótesis biónicas que se accionan
con impulsos cerebrales están al alcance de quien pueda pagarlas.
Así, el atleta
sudafricano sin piernas Oscar Pistorius, antes de protagonizar las noticias
policiales por la acusación de matar a su pareja, ganó fama mundial cuando el
Comité Olímpico Internacional le impidió competir en los Juegos de Pekín 2008,
ya que sus prótesis le daban ventaja sobre los corredores convencionales.
En la Facultad Regional
Tucumán de la Universidad Tecnológica Nacional, los ingenieros electrónicos
Daniel Guzmán y Francisco Gómez López están desarrollando una prótesis
mioeléctrica para un niño cordobés al que le faltan ambos brazos. "Myos,
en griego, significa músculo", explican los desarrolladores.
"Mioeléctrico quiere decir músculo accionado por electricidad." Se
trata de un miembro superior controlado por las señales mioeléctricas tomadas
desde el muñón de una persona amputada o con agenesia (falta de un miembro de
nacimiento). Esta prótesis suple las funciones básicas de una mano, como tomar
objetos, lo que le permitirá al paciente cierta independencia en las tareas
cotidianas. Además, tiene una función estética, ya que el guante cosmético que
la recubre tiene la apariencia de la piel.
Por este proyecto,
Guzmán y Gómez López obtuvieron un premio Innovar en 2009. Y en 2010 accedieron
a un préstamo de honor (Capital Semilla) de la Secretaría Pyme (Sepyme), con el
que montaron un laboratorio de bioingeniería. Su objetivo es fabricar estas
prótesis a un costo del 30% del valor de las importadas, que rondan los $ 200.000.
Cultivo de órganos para reemplazo. Foto:
Leandro Castelao
La medicina regenerativa
y la ingeniería de tejidos "permiten hoy el reemplazo de órganos dañados
como consecuencia de diversas enfermedades, así como la creación de órganos
bioartificiales combinando células y biomateriales, como en el caso del hígado
bioartificial", explica Pablo Argibay, director del Instituto de Ciencias
Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano (Icbme). La llamada
"biomedicina" está en sus inicios, pero "se esperan avances
revolucionarios en los próximos años", asegura el especialista, quien es
compilador del libro Medicina regenerativa y stem cells. De la terapia celular
a la ingeniería de tejidos (editado por la Universidad Nacional de Quilmes).
Hoy también es posible
tratar diversas disfunciones de órganos y tejidos a través del implante de
células madre (también llamadas stem cells). Actualmente se conocen tres tipos:
las embrionarias o totipotenciales, capaces de transformarse en cualquiera de
los 220 tejidos del organismo; las provenientes de tejidos adultos o somáticas,
que sólo pueden usarse en el órgano del cual provienen, y las que los
investigadores pueden volver al estado de pluripotencialidad en el laboratorio.
Aunque en un futuro cercano seguramente serán más, "hoy sólo existen dos
tratamientos con células madre autorizados a nivel mundial", advierten los
investigadores y médicos integrantes de la Comisión Asesora en Terapias
Celulares y Medicina Regenerativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva. Según los especialistas, los únicos tratamientos establecidos son
el trasplante de células madre de médula ósea y sangre de cordón umbilical.
Estas dos variantes se utilizan para tratar algunos tipos de cáncer, el
síndrome de inmunodeficiencia combinada severa, adrenoleucodistrofia y
osteopetrosis, entre otros. No hay evidencia clínica de que funcionen en los
tratamientos de otras enfermedades, como desaprensivamente se promociona en una
suerte de turismo de células madre con intervenciones quirúrgicas en China.
Terapias génicas. Foto: Leandro Castelao
Un virus diseñado en el
laboratorio es utilizado como vehículo para ingresar al núcleo de una célula y
dejar allí genes con "instrucciones" especiales. El fin es desactivar
o reemplazar el ADN que no funciona correctamente. Este procedimiento se llama
terapia génica y, aunque aún está en desarrollo, hay evidencias clínicas de que
podría usarse para ciertos tipos de cáncer como el melanoma avanzado e
infecciones virales. A partir de la decodificación del genoma humano, en 2003,
los científicos cuentan con un inventario de genes que están siendo
relacionados con diversas enfermedades. El principal desafío actual es
desarrollar vectores seguros a partir de virus modificados genéticamente en el
laboratorio.
"Completar el
proyecto llevó una década, pero hoy ya se puede secuenciar el genoma de una
persona en cinco días, a un costo de US$ 10.000", apunta Osvaldo
Podhajcer, especialista en terapia molecular y celular e investigador del
Conicet en el Instituto Leloir. Se vaticina que en la próxima década esto se
podrá hacer en un día y a un costo de US$ 1000. Hoy, Podhajcer está trabajando
en un proyecto internacional de identificación de genes relacionados con el
cáncer de mama, a fin de utilizarlos como marcadores más específicos de
diagnóstico o pronóstico. "Las terapias génicas abren la puerta a una
medicina personalizada", explica el investigador.
Extensiones del cerebro. Foto: Leandro
Castelao
En la película Eterno
resplandor de una mente sin recuerdos (2004), la pareja de protagonistas (Jim
Carrey y Kate Winslet) decide hacer un tratamiento para borrar de su memoria
una tormentosa relación. Sin embargo, el hallazgo de un fármaco que permita
eliminar recuerdos traumáticos es hoy más ciencia que ficción. Investigadores
de la Universidad de Montreal desarrollaron en 2011 una droga, la metyrapone,
que borró malos recuerdos en un grupo de voluntarios. El experimento, publicado
en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, destaca que esta
sustancia redujo los niveles de cortisol, la hormona del estrés involucrada en
los recuerdos, al ser suministrada en forma previa a un evento emocionalmente
negativo. Pero si algunos desean olvidar, otros quieren expandir su memoria. Y
las compañías tecnológicas ya están trabajando en ello. IBM lanzó en 2008 el
proyecto Pensieve, inspirado en el dispositivo de Harry Potter que devuelve
pensamientos pasados a la mente. Este software busca expandir la memoria
episódica (aquella relacionada con sucesos autobiográficos y altamente
emocional). Se vale de elementos externos como la cámara de un teléfono móvil
que fotografía o graba los episodios, o las tarjetas de las personas con las
que interactuamos, y las almacena con fecha, hora y posición GPS para luego ser
recuperadas.
Evernote, una aplicación
lanzada en 2007, se propuso convertirse en una extensión de la memoria humana.
Permite guardar, indexar y hacer accesible en todo momento la información
personal desde una computadora, un celular o una tableta y ya tiene más de 50
millones de usuarios.
Microsoft tiene un
proyecto similar desde 2001. Se trata de Mylifebits, una suerte de backup de la
propia vida. Gordon Bell, investigador a cargo del proyecto, vive con una
cámara en miniatura
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