Salud/Domingo 07 de
abril de 2013 | Publicado en edición impresa
A diario se ingieren 7 g
de sodio en exceso, en especial en alimentos procesados
Para prevenir que la presión suba no es
necesario comer absolutamente sin sal, como sí deben hacerlo los hipertensos.
"Cuando hablamos de reducir su consumo no estamos diciendo que hay que
eliminarla porque el sodio es un electrolito elemental para la vida",
aclaró el doctor Daniel Piskorz, que preside la Sociedad Argentina de Hipertensión
Arterial (SAHA).
Lo que se promueve es
que los argentinos disminuyan cuanto antes los excesivos 12 gramos de sal de
mesa per cápita que se consumen a diario. Esto es clave en la prevención de la
hipertensión porque el cuerpo no puede eliminar semejante cantidad de sodio.
"El organismo está
preparado para eliminar hasta 5 gramos de sal por día, por lo que la
alimentación promedio deja 7 gramos de exceso. Los riñones no pueden eliminar
la retención de agua y aumenta la presión: se expande el volumen de sangre y
eso ejerce demasiada presión sobre las paredes arteriales, que se terminan
lesionando", precisó Piskorz.
No superar 5 gramos de
sal por día reduce la presión entre 4 y 6 mmHg.
A mediados del mes
pasado, la organización Acción Mundial sobre Sal y Salud (WASH, por su sigla en
inglés) dio a conocer que el 70 por ciento de la sal que se consume proviene de
los alimentos industrializados (envasados, enlatados, congelados, panificados).
"La industria
alimentaria utiliza la sal en una gran cantidad de productos y una parte
considerable de su ingesta proviene de alimentos que pueden no tener
particularmente sabor salado, como los panes, los lácteos, las bebidas, las
galletitas y las conservas", aclararon desde FIC Argentina.
Hay un acuerdo entre el
Ministerio de Salud de la Nación y la industria alimentaria para reducir el
contenido de sal que se incluye en los alimentos en conserva, pero es de
cumplimiento voluntario. A partir de leyes aprobadas en determinados distritos,
en algunos restaurantes el salero ya no está en la mesa sino que hay que
pedírselo al mozo. Y las escuelas deberían estar modificando su oferta
alimentaria, según lo recomendado por los expertos.
También hay que probar
siempre la comida antes de volcar el salero y optar por productos más
naturales. "Estas medidas permitirán disminuir la carga de enfermedades
relacionadas con la hipertensión", indicó el representante de la OPS
OMS en el país, Pier
Paolo Balladelli. "Tendremos que dedicarnos aún más a las poblaciones
vulnerables de las grandes ciudades, las que anidan la epidemia de enfermedades
no transmisibles en el escaso poder adquisitivo que conlleva un consumo de
alimentos chatarra en niños y adultos".
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