Lunes 8 abr, 2013
Foto extraída del sitio monetes.es |
Parir en la casa, con la
familia, menguar el dolor con agua caliente y esperar la llegada del o la bebé
en cuclillas para que nazca por su propio peso, evitando así fuerzas excesivas
y posibles desgarros. Esto es un parto intercultural, en el que se busca recuperar
prácticas ancestrales y milenarias y generar un ámbito más equilibrado y
armonioso para el parto.
Jorge Urquía integra la
comunidad mapuche Epulaufquen. Vive con su familia en Junín, provincia de
Buenos Aires. “No estamos en la comunidad sino en las ciudades. Uno sigue
siendo mapuche aunque no tengamos la tierra”, relató en el último programa de
Radioactivas. En eso de conservar las pautas culturales originarias también han
logrado recuperar la forma de parir. Su hija, Jésica, se quedó embarazada y
desde el primer momento quiso “tener a su bebé lo más cercano a la forma
mapuche, aunque estemos en una ciudad”.
Jorge explicó que
durante el embarazo se respetó la forma de alimentarse según la cosmovisión
mapuche, la tranquilidad, la armonía, el equilibrio, caminar mucho y tomar
agua. Una de las prácticas es que la mujer se meta en un curso de agua y gire
para que el bebé se acomode para salir.
“La bebé nació en mi
casa. Cuando llegaron los momentos de los dolores, mi hija se sumergió en la
bañera con agua caliente, porque relaja y saca el 50% del dolor. Mi hija no
sufrió ese dolor fuerte porque al meterse en el agua caliente produce una mayor
dilatación y acomodamiento de los huesos”, describió. Una mantera, del pueblo
quechua, los acompañó para acomodar a la bebé en caso de que fuera necesario.
“Cuando llegó la hora de parir, sale de la bañera, se pone en cuclillas,
arrodillada, y con esa postura la bebé nace por su propio peso, por la ley de
gravedad. La mujer sufre una dilatación normal, casi no necesita pujo ni
fuerza. Se logra que la mujer tenga menos riesgo de desgarros”.
“Cuando mi nieta nace la
recibe en sus brazos su papá. Fue algo muy lindo, muy emocionante, participó
toda la familia, los padres, los abuelos, los niños. La nena no nació en un
lugar frío, metálico, rodeada de gente que no conoce. Nació en una forma
armoniosa, equilibrada, con mucha felicidad”, remarcó Jorge.
Antes del parto Jorge se
reunió con el director del hospital de Junín para contarle sobre lo que iba a
suceder. “Yo les dije que no vengo a pedirles autorización ni permiso, vine a
informarles para que quede un precedente en el hospital de que se va a realizar
este parto, y vengo a invitarlos porque qué lindo sería que podamos hacer un
parto en el marco de la interculturalidad en salud. Con el acompañamiento del
sistema de salud”, sostuvo.
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