domingo, 31 de marzo de 2013

ADN, en busca de una verdad


Domingo 31 de marzo de 2013 | Publicado en edición impresa
Reflexiones
Por Susi Mauer | Para LA NACION

Las dudas sobre el origen constituyeron un enigma siempre. Desde antaño los fantasmas sobre la paternidad fueron motivo de bromas y comentarios en torno al nacimiento de un hijo. Es igualito al tintorero sintetiza la versión más benévola y precaria de esta incógnita que siempre generó ansiedad y que hoy se despeja con la averiguación del ADN. Aporte incuestionable, esta herramienta llega para arrojar cierta luz frente a la duda, la vacilación, la confusión. Pocas cosas en las relaciones humanas tienen un correlato concreto tan contundente como esta irrefutable prueba de laboratorio. La información que ofrece es una verdad genética que habla de la inscripción biológica de la paternidad. Un descubrimiento revolucionario cuyo uso, cada vez más naturalizado, fue haciendo evidentes una multiplicidad de efectos subjetivos, vinculares, sociales y éticos de fuerte resonancia.

En las últimas décadas, la paternidad ha sufrido fuertes transformaciones. Por un lado, la investigación científica ha conquistado precisión, mediante el acceso a la averiguación del ADN. Por otro, hubo fuertes cambios en los modos de acceder y ejercer la parentalidad, a través de nuevas formas reproductivas, gestacionales, de adopción y crianza que, paradójicamente, tomaron cierta distancia de la biología, complejizándose.

La prueba de ADN arroja un veredicto irrefutable en relación con la pregunta por la paternidad. Ahora, reconocerla y asumir la función parental es una dimensión que trasciende el alcance de la autoría genética. Puede o no coincidir con ella.

La vida amorosa plantea encrucijadas que exponen a interrogantes y riesgos que hoy ya no son desmentidos. Entre los jóvenes hay una tendencia creciente a reconocer con dignidad la paternidad de un hijo que se anuncia, sin que esto implique necesariamente sentir el compromiso de dar continuidad a la vida en pareja. La diversidad de variantes en la configuración del vínculo parento filial se ha ido descentrando del clásico eje pareja-hijo-familia nuclear.

El encubrimiento que silenciaba y mantenía una duda escondida porque no había cómo verificarla fehacientemente tuvo siempre un alto costo emocional. Los secretos sepultados retornan por vías insospechadas, aun después de mucho tiempo. A veces habla el cuerpo a través de síntomas psicosomáticos, otras veces se evidencian problemas de pareja, cuadros de angustia, ataques de pánico que operan como portavoces de que algo no dicho está haciendo obstáculo. En los niños los efectos suelen expresarse como miedos intensos, apatía, trastornos del sueño, desconfianza excesiva y mentiras en demasía, entre otros.

La negación y el ocultamiento responden a una multiplicidad de causas. Nuestra historia reciente fue testigo de situaciones inconcebibles de apropiación ilegal de hijos de detenidos desaparecidos durante la dictadura militar que pudieron reencontrar a sus familiares gracias a la prueba de ADN. Recuperar la verdad sobre el origen devuelve la oportunidad de reconstruirse en un lento y arduo trabajo de recomposición identitaria.

En general, la escena más temida es la que anuncia que enfrentar la realidad es el peor de los caminos y que el sufrimiento que ocasionaría esclarecer los hechos es más dañino que esconderlos. Pero si bien en el momento de recibir el impacto de un resultado inesperado el dolor es intenso, con el tiempo el alivio de la transparencia descomprime la angustia y las posibilidades de procesar se tornan viables.

El cuidado del otro, de sus recursos vitales en relación con cómo, cuándo y en qué dosis puede soportar una verdad inesperada, es tan importante como la convicción de asumirla.

La fuerza interrogativa de quien busca develar una incógnita en torno a la paternidad encuentra en esta poderosa prueba genética un aliado incuestionable. Aun así no queda desterrado el misterio de lo incognocible del origen, verdadero enigma de la vida.

sábado, 30 de marzo de 2013

Abordar la tecnología como si fuera un donut


Sábado 30 de marzo de 2013 | Publicado en edición impresa
En algún lugar del mundo

Por Juana Libedinsky  | LA NACION
    
NUEVA YORK.- Una amiga iraní que vive en Madrid y que vino a visitar a su hermano a Nueva York, me contaba el otro día que encontró a sus sobrinos americanos "enchufadísimos" a un videojuego.

Era uno de esos juegos interactivos que permite ir construyendo ciudades maravillosas, y en el cual participan, en simultáneo, compañeritos de la escuela. Aún así, ella estaba preocupada. "A pesar de estar en la misma casa, la única forma de que me prestaran atención era entrar en el juego y hacer un ciberdiálogo", se lamentó. Su hermano, médico, tuvo una idea. "Él cree que esto se está convirtiendo, en muchos chicos, en una adicción. Dice que quien invente un centro de desintoxicación que les dé tratamiento, hará fortunas", me comentó mi amiga.

Mi hija va a uno de los jardines de infantes de filosofía tradicional en la Gran Manzana. Quizá por eso -o a pesar de eso- cuando se hacen conferencias para padres con especialistas en desarrollo infantil, la pregunta que nunca falta es cuánta tele/iPad/videojuego, y con qué contenido, dejarles usar. Mis amigas que mandan a los suyos a escuelitas súper, radicalmente progresistas, dicen que es exactamente la misma situación. La angustia es generalizada. Y las respuestas (sobre todo con el iPad, que es tan intuitivo para los más pequeños y que lleva tan pocos años de existencia en el mercado) todavía no son firmes.

En la escuela de mi niña dijeron que no había evidencia conclusiva respecto a que lo digital ayude a aprender. No descartaron que lo hiciera, pero recomendaron abordarlo simplemente como un donut . Un poco nos gusta y está muy bien; más es peligroso. Cuánto es "un poco" de donut lo dejaron abierto al sentido común de cada padre (aunque con la paranoia que hay sobre obesidad infantil en Manhattan, seguramente estaban hablando de una masa frita y glaceada muy, muy pequeña).

Personalmente, me gustan mucho las recomendaciones del libro Screen Time sobre tomar en cuenta las tres "c": content (contenido), context (contexto) y child (el niño en cuestión). La idea es ajustar la decisión a cada caso. Por ejemplo, se puede ser más laxo si el niño hace, además, muchas otras actividades y la va bien en la escuela, o hay que estar más atentos si demuestra un tipo de personalidad obsesiva que necesita límites más fuertes para no llegar a la adicción.

Estoy escribiendo esto en un bar y se acerca una amiga mexicana. Me cuenta indignada: "Estábamos en un restaurante y en la mesa de al lado había una madre, un padre, y sus dos niños, cada uno enfrascado en su iPad. ¡Si tienes dinero para dos iPad, contrata una babysitter ! Si llevas a los niños a un restaurante, que aprendan a conversar. El problema que yo veo es respecto al mínimo de interacción social y buenos modales para la próxima generación".

Mi amiga sigue las recomendaciones de la Asociación Americana de Pediatría y no deja que sus niños siquiera vean tele antes de los dos años, pero no es una talibana. Cualquiera sea la filosofía de los padres respecto a los medios electrónicos, parecería haber un punto de coincidencia universal. "Si se trata de un viaje largo en avión o en auto -reconoce con una sonrisa- todo vale para entretenerlos."

¿Quién quiere hacer la tarea?


Jornadas completas en el colegio, actividades extracurriculares y, encima, deberes; los chicos se quejan por el poco tiempo de ocio y los padres los apoyan
Por Sebastián A. Ríos  | LA NACION

 
Jazmín Peralta, de 7 años, completa la tarea con ayuda
de su mamá, Viviana Genovese, Gustavo Bosco.
Foto: LA NACION / Gustavo Bosco
Jazmín Peralta tiene 7 años y cursa tercer grado en el Colegio De La Salle, en el barrio de Florida, Vicente López. Es buena alumna, pero eso no significa que le guste hacer los deberes, asegura su mamá, Viviana Genovese. "Cuando tiene que hacer tarea, es algo que le pesa. Sería mucho más feliz si no tuviera nunca que hacerla", agrega Viviana, de 45 años, docente y madre de tres hijos, que se reconoce partidaria de reducir al mínimo indispensable la cuota de deberes que los chicos se llevan a sus hogares.

Sus razones son las de muchos otros padres que, ante la cada vez más intensa vida social de sus hijos, las jornadas dobles de escuela y la profusión de actividades extracurriculares, hoy dudan de la verdadera utilidad de esa suerte de institución denominada "la tarea". "Estoy de acuerdo con que los chicos tienen que trabajar mucho en clase, repasar y reforzar lo estudiado, pero hoy en día los colegios tienen jornadas completas y a los chicos no les queda mucho tiempo para hacer la tarea", agrega Viviana.

¿Cuál es, entonces, la función de la tarea? Y, luego, ¿aporta el hogar como su epicentro algún valor adicional?

"La función que tiene la tarea dentro del proceso de aprendizaje es que los niños elaboren y fijen lo aprendido", responde la psicopedagoga Elvira Giménez de Abad, autora de libros como Chicos enchufados o Cómo poner límites a los hijos , que señala que el hecho de que la tarea sea realizada en el hogar y no en la escuela "no tiene un valor extra: pensar lo aprendido es lo importante".

En una escuela de jornada completa, opina la psicopedagoga, llevar tarea a casa "es demasiado, ya que a los chicos les queda poco tiempo para otras actividades y, sobre todo, poco tiempo para el ocio sano y para jugar".

Baile, circo, guitarra, enumera Mariela Coria, de 37 años. Ésas son las actividades extracurriculares de las que, por gusto y elección, participa su hija Martina cuando sale del Colegio Santa Magdalena, en Olivos, a las 16.30. "Si tuviera tarea todos los días, no podría hacer esas actividades", afirma Mariela, que cuenta que eligió esa escuela, entre otros factores, por su propuesta de destinar parte de la tarde a que los chicos hagan la tarea en el horario de clase, con una maestra especialmente destinada para ello.

 
Marcela López brinda clases de apoyo escolar en el
 Centro de Estudios de La Horqueta, donde los chicos
hacen su tarea. Foto: Emiliano Lasalvia
Si los chicos se llevan deberes para el hogar es, la mayoría de las veces, porque no los terminaron en el colegio, agrega Mariela. "Martina hace todo lo posible para no traer tarea. Se organiza para evitarlo, a veces se ha quedado haciéndola en el recreo para no tener que terminarla en casa."

La tarea, en algunos casos, puede llegar a convertirse en un verdadero obstáculo para que los chicos lleven adelante sus actividades extracurriculares, lo que plantea el dilema de elegir entre cumplir con las exigencias del colegio o con los intereses de los padres y de los mismos hijos.

"Desde el colegio se nos sugiere que los chicos no tengan más de una actividad extracurricular", cuenta Andrea Fornara, de 40 años, madre de Keila, de 8, que cursa cuarto grado en el Florida Day School. "Este año Keila trae tarea del colegio una sola vez por semana [una de castellano y otra de inglés], pero sé que a partir de quinto o sexto grado tienen deberes casi todos los días", agrega Andrea, que sí está de acuerdo con que los chicos hagan deberes en el hogar.

Pero más allá de lo que cada colegio pueda proponer para que los alumnos hagan en su tiempo libre, lo cierto es que hoy las actividades extraescolares son, en mayor o menor medida, según los recursos de cada familia, parte integrante de la educación (en sentido amplio) de los chicos. "La infancia se ha convertido en una etapa preparatoria para el futuro, en la que se borra el presente", advierte la licenciada Eva Rotenberg, psicoanalista fundadora de la Escuela para Padres Multifamiliar.

"Los padres creen que ser buenos padres es prepararlos cada vez más temprano, con más idiomas, más computación, y sin tampoco olvidarse del deporte... Quieren cubrir todas las áreas y se olvidan, muchas veces, de la más importante, que es generar buen clima familiar -dice Rotenberg-. Hoy la etapa de la escolaridad se ha convertido en una sobreexigencia para toda la familia."

En ese contexto, la tarea, cuando viene en grandes dosis y con alta frecuencia, se convierte en la frutilla del postre, sumando un factor más de tensión parental. "Muchos hijos no pueden estudiar solos por diferentes motivos, lo que se junta con el hecho de que muchos padres que vienen de un día laboral intenso pierden la paciencia, discuten entre ellos y se enojan con sus hijos", señala la psicoanalista.

"La tarea escolar se está convirtiendo en un problema familiar", advierte Marcela López, docente y coordinadora del Centro de Estudios de La Horqueta, que brinda apoyo escolar, ya sea para preparar materias, reforzar lo estudiado o, simplemente, para hacer la tarea.

"La mayoría de los matrimonios trabajan y llegan cansados como para ponerse a hacer la tarea con sus hijos. Los chicos, por su parte, también vienen cansados después de una doble jornada de escuela -describe Marcela-. Eso hace que muchos padres, para no ponerse a discutir con sus hijos por las tareas, prefieran tercerizarlas y no desgastar más la relación padre-hijo."

A la doble jornada escolar, habitual en los colegios bilingües, pero también en muchos que no lo son, se le suma la cada vez más extensa vida social de los chicos, agrega Marcela. "Esta generación de chicos tiene una vida social mucho más activa que la de nuestra época, y eso colabora con que les cueste también cada vez más mantener el ritmo de estudio durante el año", dice la docente.

"Hoy los chicos tienen una agenda muy intensa -confirma Viviana, desde su lugar de mamá-. Además de las actividades extraescolares, están los cumpleaños, que, con lo numerosos que son los cursos, hay uno día por medio; además, los chicos se invitan a ir a la casa del otro a jugar, a tomar la leche, a almorzar... No queda mucho espacio como para estar haciendo tarea. Ni voluntad, porque salen cansados de la escuela."

TIEMPO PARA JUGAR

El tiempo para la interacción social y el ocio libre y creativo es algo que tanto padres como psicólogos y psicopedagogos coinciden en que debe tener lugar dentro de la vida cotidiana de los chicos (ver aparte). Un tiempo que no debe ser avasallado por los deberes.

"Si bien como padres buscamos la mejor educación y capacitación de nuestros hijos, es importante darles tiempo para que disfruten del tiempo libre y el ocio, y tiempo para tener momentos familiares de conexión a través de juegos y salidas", dice Yamila Chikiar, de 36 años, madre de Uriel, de 6, que cursa primer grado en el colegio Tarbut.

"Los adultos se han olvidado que la creatividad se desarrolla cuando hay tiempo libre", opina la psicoanalista Rotenberg, que afirma que la problemática de los deberes es un frecuente motivo de consulta de los padres, que sienten culpa o se sienten "malos padres" ante las dificultades con la tarea de sus hijos.

"Sería bueno repensar las problemáticas actuales en la educación y redisenar las jornadas escolares -propone Rotenberg-. Debería haber momentos para que los alumnos puedan hacer tareas en la escuela, para ayudarlos a pensar, ya que los docentes están más preparados que los padres."

 
Martina, alumna de cuarto grado del Colegio
Santa Magdalena, en plena tarea,
 asistida por su mamá, Mariela.
 Foto: Gustavo Bosco
La problemática de la tarea es abordada de distinta forma por las escuelas. Así como hay colegios que promueven y facilitan las herramientas para que los chicos hagan la tarea dentro del horario escolar, otros estipulan una evolución gradual de los deberes hogareños.

"En el colegio de Uriel, los chicos tienen tarea para el hogar a partir de tercer grado y se va intensificando a medida que pasan de grado. Al principio, no tienen todos los días, pero hacia fin de año aumenta un promedio de tres veces por semana -cuenta Yamila, su madre-. Los maestros apuntan a la autonomía de los chicos, les enseñan a estudiar y a que ellos mismos se organicen con la tarea."

"En el colegio de Jazmín son tres días de jornada completa y dos días de media jornada, y la tarea sólo se da los días de media jornada -cuenta Viviana, mamá de Jazmín-. Uno de los días que no hay contraturno es el jueves, y esa tarea hay que entregarla el lunes siguiente, lo que da la opción de hacerla esa misma tarde o hacerla durante el fin de semana. Así, si la familia planea un fin de semana con muchas actividades, el chico puede elegir y hacer la tarea antes, en la tarde libre del mismo jueves."

¿Es posible pensar en una escuela sin tarea para el hogar? "Yo creo que no sólo es posible, sino que también es muy conveniente, ya que entre las tareas que deben realizar los chicos y los trabajos de los padres queda poco tiempo para el diálogo en la familia y para el compartir momentos juntos", responde la psicopedagoga Giménez de Abad.

"De todas formas -concluye-, el compartir las tareas escolares también fortalece el vínculo, y los chicos necesitan ver que los adultos se interesan por sus aprendizajes."

CLAVES PARA EVITAR CONFLICTOS



Los deberes son motivo común de discusión
  •  Ayudar, no hacer
  • Colaborar con los chicos en la tarea es ayudarlos a aprender a pensar. Hacer la tarea por ellos es incapacitarlos para el futuro
  • Un buen clima familiar
  • Es fundamental para que los chicos se motiven y asuman sus responsabilidades. Evitar la ansiedad y los nervios ante las dificultades de estudio
  • No transmitir angustia
  • Si el chico tiene dificultades con la tarea, no hay que asumir que es menos inteligente que sus compañeros, sino tomarlo solo como una dificultad
  • Consultar a tiempo
  • Si las dificultades son muchas, buscar el consejo de un especialista

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viernes, 29 de marzo de 2013

Aprendiendo a ser mamíferos de nuevo


Pocas mujeres dan a sus bebés el pecho pese a las políticas públicas de fomento de la lactancia materna - Pesan la cultura del biberón y la falta de formación y apoyo de los profesionales
CECILIA JAN 4 AGO 2010



Una de las experiencias más agobiantes para una madre primeriza es intentar que el bebé llorón y hambriento que acaba de revolucionar su mundo se enganche al pezón, dolorido por las grietas, mientras su suegra repite: "Dale un biberón, se crían igual de bien". Y es que cualquier conversación de madres, un vistazo a los foros de Internet, o la cantidad de artilugios inventados para facilitar la lactancia materna parecen indicar que somos unos extraños mamíferos que ya no sabemos alimentar a nuestros bebés, y que nos extinguiríamos si no existieran los biberones.

¿Por qué algo en teoría natural resulta tan difícil hoy en día, hasta el punto de que muchas madres deciden no dar a sus bebés leche materna, pese a sus incontables beneficios, tanto para la salud como para la vinculación afectiva? La Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef y la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomiendan amamantar de forma exclusiva (sin agua, zumos, infusiones, ni leche artificial) hasta los seis meses de vida, y seguir con la lactancia, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más.

Pero la realidad es muy distinta: aunque a la salida del hospital, la mayoría de las madres (80%) dan el pecho, a los tres meses solo el 52,5% de los niños toman leche materna en exclusiva, y a los seis, el 36%, según los datos que dio el lunes, comienzo de la semana mundial por la lactancia, la AEP.

Una mezcla de falta de formación y de apoyo coordinado de los profesionales, junto con la información insuficiente de la futura madre, sometida a un bombardeo de falsos mitos y presiones familiares y sociales, dificultan que se cumplan las recomendaciones sanitarias y los deseos de muchas mujeres de prolongar la lactancia. Subyace la pérdida de referentes culturales, tras décadas en las que no hemos podido aprender a amamantar observando a otras mujeres pues el biberón se ha convertido en la norma, en gran parte por la mercadotecnia agresiva de los fabricantes, que han logrado que se vea como positivo alimentar a los bebés con leche de otra especie -la vaca- en la que hay que eliminar y añadir componentes para imitar a la leche materna. Si se suman las raquíticas políticas para compaginar lactancia y trabajo, como la baja maternal de 16 semanas, el resultado es obvio.

La vivencia de Mónica Cuello, de 31 años, es un ejemplo de esta conjunción de factores. No pensaba amamantar -"mi madre no pudo", dice, algo de lo que están convencidas muchas mujeres que dieron a luz en la segunda mitad del siglo XX-, pero tras las clases de preparación al parto, decidió hacerlo. "El problema es que te dicen que es importante dar el pecho, pero no cómo ni qué esperar", opina esta mujer trabajadora. "No me informé más pues creía que era algo natural".

Cuando nació Alejandro, hace 15 meses, se dio de bruces con la realidad. "El primer día ni me preguntaron cómo me iba. Sólo me dijeron que me lo pusiera 10 minutos a cada pecho cada tres horas". Cuello pensaba que mamaba bien, pero al día siguiente había perdido el 7% de peso, y le dieron un biberón de leche de fórmula. Cuando al fin una matrona le ayudó a colocarse al niño al pecho, le dolió mucho. "Me dijo que tenía que doler". Esta madre abandonó la lactancia antes de salir del hospital. "Del dolor tan fuerte me deprimía y no me permitía estar bien con el bebé".

"El mayor error es que las madres lleguen pensando que dar el pecho es fácil", opina Jesús Martín-Calama, coordinador nacional de la Iniciativa para la Humanización de laAsistencia al Nacimiento y la Lactancia. Lanzada por la OMS y Unicef, acredita a los hospitales que cumplen una docena de pasos con el sello IHAN, que en muchos países se identifica con una atención de calidad. "En el 50% de los casos, hay problemas", dice Martín-Calama. "Los bebés se tienen que adaptar al pecho de su madre, y para eso, necesitan paz, tranquilidad, tiempo para ponerse en contacto y acoplarse", explica. "Que quede claro que los primeros 10 días no es fácil, no es lo bonito que vendrá luego. Pero como no ayudes a la madre esos primeros 10 días, se quedará sin vivir esa experiencia".

Para Martín-Calama, "lo que distorsiona todo es la gran facilidad para solucionar cualquier problema con un biberón, lo que no sucede en la naturaleza. Al mínimo contratiempo, se tira la toalla", afirma. "El mundo sanitario sigue sin confiar en que la madre produzca suficiente leche, lo que hace que muchas abandonen en los primeros meses", critica Gema Cárcamo, presidenta de Multilacta, una asociación madrileña de apoyo a la lactancia.

"Ni para ser médico ni pediatra me enseñaron nada sobre lactancia", dice Carlos González, autor de Un regalo para toda la vida. Guía de la lactancia materna. "Ahora sí se hace, pero los médicos que llevan más años necesitan un reciclaje". Es un problema común en los países desarrollados. "Con demasiada frecuencia, cuando hay dificultades, los profesionales de la salud suplementan con biberones, por falta de las destrezas o la experiencia necesarias", dice Bernadette Daelmans, médica del equipo de salud y desarrollo de recién nacidos y niños de la OMS.

Josefa Aguayo, miembro del comité de lactancia materna de la AEP y jefa de sección de Neonatología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla va más allá: "Hay muchas interferencias. Empieza desde la medicalización del parto, lo que se ha extrapolado a la lactancia y la crianza", opina. "Aún hace falta mucha formación", afirma Aguayo, para la que es fundamental que los profesionales, desde atención primaria, transmitan un "único mensaje" a la mujer. Coincide Concepción Martínez, vicepresidenta de la Federación de Asociacionesde Matronas de España, quien añade: "Se ha perdido el instinto. Un recién nacido, si lo dejas sobre su madre, piel con piel, a los 70 minutos como máximo empieza a mamar".

La experiencia de Cuello también muestra una situación frecuente, tanto en centros públicos como privados: la contradicción de que una política oficial de apoyo a la lactancia materna, en la práctica, choca con rutinas anticuadas, falta de formación o un simple comentario de un profesional, que dicho en un momento de máxima sensibilidad y agobio, puede acabar con el deseo de amamantar de la mujer.

Aunque el hospital de Cuello siguió la recomendación de poner al recién nacido sobre la madre, llevó a cabo prácticas desaconsejadas: fijar duración y tiempo a la toma, dar leche artificial sin haber intentado que la madre se extrajera leche, y hacerlo en biberón en vez de con jeringuilla (para evitar que el bebé confunda el modo de succionar la tetina con el del pezón, totalmente distintos). Y por último, dejar que la mujer se fuera con la convicción de que dar el pecho es doloroso, cuando con solo corregir la postura podría haber dejado de serlo.

"Desde 2008, sabiendo que las cosas no se hacían bien, empezamos un proyecto de fomento de la lactancia materna", explica la doctora Begoña Arias, responsable de este programa en los hospitales de Sanitas, entre ellos el de La Moraleja, donde dio a luz Cuello. Arias reconoce que, por desgracia, "estas cosas puntuales seguirán pasando", aunque se trabaja para evitarlo: han dado charlas de formación a todo el personal, están cambiando protocolos de actuación, y han creado una consulta externa de lactancia para las madres una vez recibida el alta.

"Es muy difícil lograr el cambio de mentalidad de todos los profesionales de un centro", confirma Martín-Calama. En España, sólo hay 15 hospitales acreditados por la IHAN, y otros dos están en proceso muy avanzado. Son menos del 10% del total, frente al 90% en países como Suecia o Noruega. "Hay que poner a todo un hospital, incluidos auxiliares o celadores, a trabajar para una causa", explica.

El 12 de Octubre (Madrid) está a punto de lograr la acreditación, algo meritorio, según Martín-Calama, dado el tamaño del centro, con 7.000 trabajadores. Es el primer hospital español con un banco de leche materna, y sigue prácticas como limpiar al recién nacido o valorar su salud encima de la madre, incluso tras una cesárea si su estado lo permite. Las vacunas o el peso se posponen dos horas, y se intenta que madre y niño se separen lo mínimo. Un profesional observa la primera toma para prevenir problemas.

Este centro cuenta con una consultora certificada en lactancia materna, Juana María Aguilar. Una de sus labores es impartir talleres a las madres ingresadas. En camisón, y la mayoría con el bebé de pocos días en brazos, las mujeres, algunas muy jóvenes, muchas inmigrantes, desgranan sus dudas. "Las clásicas son: 'No tengo leche', '¿Le alimentará lo suficiente?' y '¿Se queda con hambre?", resume Aguilar. Durante la charla, muy participativa, esta enfermera intenta reforzar la confianza de las madres.

"El pilar fundamental es que la mujer desee lactar. Cuantas más armas le ofrezcamos para que informe a la familia y a la pareja, mejor", afirma. Armas necesarias para vencer la presión de madres y suegras de las parturientas. "Pues yo te crié con biberón y mira qué bien estás". O "¿Por qué pide tanto? Se ha quedado con hambre", son dos clásicos que alimentan las inseguridades maternas.

Una vez la madre consigue lo más difícil, instaurar la lactancia, las presiones, incluso de los propios pediatras, continúan con comentarios como "ya es muy grande para tomar el pecho" o "lo estás malcriando". "A menudo, familiares y amigas de la madre saben muy poco de lactancia, o han tenido experiencias negativas y no la pueden ayudar. De hecho, puede oír todo tipo de comentarios destructivos de gente ignorante que no entiende el proceso de la lactancia", afirma por correo electrónico Christiane Rudert, experta en nutrición de Unicef.

Por suerte, el panorama, poco a poco, está cambiando. "Hace 20 años, era rarísimo que alguien diera el pecho más de seis meses", asegura Carlos González, quien reivindica el amamantamiento, más allá de los beneficios para la salud, como "un derecho, una experiencia vital" muy importante para muchas mujeres. "Mejorará a medida que salgan nuevas generaciones de médicos con formación en lactancia materna, y se vean más mujeres dando el pecho. Es un círculo virtuoso".

Falsos mitos sobre la lactancia materna

Los expertos consultados para este artículo responden:
- No tendré suficiente leche. Muy pocas mujeres no producen leche. Tener más depende de que el bebé mame muchas veces y de forma eficaz, vaciando el pecho. Para que el pecho adapte su producción a la necesidad del niño, hay que darle cada vez que pida, no "cada tres horas 10 minutos de cada pecho".

- Se queda con hambre. Al dar el pecho, nunca sabemos cuánto toma el bebé. Por eso hay que darle según pida y dejar que llegue a la leche del final, más grasa. Hay épocas en que mama con más frecuencia (brotes de crecimiento), para aumentar la producción.
- El calostro no es bueno. La primera leche, muy concentrada, tiene muchas proteínas y defensas. Se produce poca porque el estómago del recién nacido es muy pequeño, como una canica.

- Dar de mamar duele. En situaciones normales, no duele. El dolor es síntoma de problemas, como las grietas, que son fruto de una mala postura al mamar, y desaparecen al corregirla.

- Mi bebé crece menos que los que toman biberón. Hasta hace poco, las curvas de crecimiento se basaban en niños alimentados con leche artificial, lo que podía llevar a recomendar una obesidad prematura. La OMS ha publicado nuevas tablas, con los niños amamantados como referencia de crecimiento saludable.

- Toma el pecho por vicio, lo malcriaré. La OMS recomienda amamantar como mínimo hasta los dos años. El pecho no solo es alimento, también consuelo, por eso los chupetes imitan al pezón.

- No puedo dar el pecho porque tomo medicamentos. Muy pocos tienen efectos sobre la leche materna. Consulte si es compatible aquí (hospital de Denia).

Los riesgos del biberón

Si hubiera una vacuna que redujera el riesgo de meningitis bacteriana, diarrea, otitis, infecciones respiratorias, diabetes, linfoma, leucemia, obesidad, asma y síndrome de muerte súbita del lactante, ¿se la pondría a su hijo? ¿Y si además protegiera a la madre de la osteoporosis, el cáncer de mama y de ovarios y la ayudara a perder peso? Esa vacuna existe, pero pocos niños y mujeres se benefician de ella, y menos de la forma óptima recomendada por las organizaciones médicas. Es la leche materna.

"Las ventajas son tantas que más bien hay que hablar de los inconvenientes de los sucedáneos de la lactancia materna. Es como con el tabaco: hay que proteger de la lactancia artificial, no demostrar las ventajas de la lactancia materna", afirma Josefa Aguayo, del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría. Aunque la creencia popular es que las leches de fórmula son casi tan buenas como la materna, los expertos alertan de sus riesgos: "Hay más alergias, riesgo de desarrollar procesos infecciosos, obesidad...", cita Aguayo.

Según la OMS, la prolongación de la lactancia hasta los seis meses en exclusiva y hasta los dos años de forma complementaria salvaría cerca de 1,5 millones de vidas anualmente. Incluso en sociedades industrializadas, la leche artificial se asocia a mayor riesgo de enfermedad y muerte: "Un estudio muestra que se podrían salvar 9.000 vidas al año en EE UU mediante el amamantamiento exclusivo y prolongado" por la reducción del riesgo de muerte súbita, dice Christiane Rudert, de Unicef.

El fomento de la lactancia es "una prioridad", dice Concepción Colomer, directora del Observatorio de Salud de las Mujeres, del Ministerio de Sanidad. "Aquí no hay controversia, está demostrado que es lo más conveniente". Por eso la estrategia de salud sexual y reproductiva que preparan Gobierno, comunidades autónomas y asociaciones científicas incluye un apartado sobre el tema. Uno de los puntos del texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS, es "aplicar el código de comercialización de sucedáneos de leche materna" para "proteger la lactancia materna de prácticas publicitarias engañosas que inducen al abandono de la misma". El marketing de los fabricantes fue uno de los factores que hicieron que en el siglo XX la lactancia materna casi desapareciera en los países desarrollados. El código, aprobado en 1981 por la OMS, prohíbe anunciar leche artificial o dar muestras. Pero en España y en el resto de la UE sólo se aplica parcialmente.

¿Y si la madre no quiere dar el pecho o no lo consigue? "Lo importante es que la decisión sea informada. No hay que presionar a la mujer", dice Aguayo. "Prefiero una madre que dé el biberón con cariño a una que amamanta con mala leche", opina Gema Cárcamo, de la asociación Multilacta. Carlos González tiene otra visión: "La lactancia es una parte muy importante del ciclo de vida de la mujer. Por desgracia, la sociedad no comprende que, si no lo logra, es normal que le dé pena o rabia".

La respuesta a la separación


Madre jugando con su hijo-Pastel-1897
 Mary Cassatt  (1844-1926)
Museo Metropolitano, Nueva York, EEUU
En 1950, las Naciones Unidas encargaron a John Bowlby un informe sobre las necesidades de los niños huérfanos. Resultado de su trabajo es un libro que analiza el efecto de la separación en los niños, sobre todo a partir de la observación de niños ingresados en los hospitales, y de los niños de Londres que durante la guerra fueron separados de sus padres y evacuados al campo para huir de los bombardeos. Entre los efectos a corto plazo de la separación, era frecuente que el niño mostrase alguna de las siguientes reacciones:

—Cuando vuelve la madre, el niño se enfada con ella, o le niega el saludo y hace como si no la viera.
—El niño se muestra muy exigente con su madre o con las personas que le cuidan; pide atención todo el rato, quiere que todo se haga a su manera, tiene ataques de celos y tremendas rabietas.
—Se relaciona con cualquier adulto que tenga a mano, de una forma superficial pero aparentemente alegre.
—Apatía, pérdida de interés por las cosas, movimientos rítmicos (como si se meciera él solo), a veces dándose golpes con la cabeza.En algunos casos, esos movimientos rítmicos y golpes en la cabeza pueden ser normales. Así lo explica el Dr. Ferber (un gran partidario de enseñar a dormir a los niños dejándoles llorar un minuto, luego tres, luego cinco... En el resto del mundo suelen llamar «método Ferber» a lo que en España ha sido adaptado como «método Estivill»):
Muchos niños se dedican a algún tipo de conducta rítmica y repetitiva a la hora de acostarse, al despertarse a medianoche o por la mañana. Se mecen a cuatro patas, giran la cabeza a un lado y a otro, se golpean la cabeza contra la cabecera de sus camas o la dejan caer repetidamente sobre la almohada o el colchón. Por la noche, esto puede continuar hasta que caen dormidos, y por la mañana puede persistir hasta que están plenamente despiertos. [...] Cuando las conductas rítmicas comienzan antes de los dieciocho meses y desaparecen en su mayor parte antes de los tres o cuatro años, no suelen ser síntoma de problemas emocionales. En la mayor parte de los casos, los niños con tales hábitos están muy felices y sanos, y en sus familias no se advierte ningún problema ni tensión.

Llama la atención la doble vara de medir a la hora de decidir qué es o no una conducta normal: «Mi hija se despierta a medianoche...» «Claro, llora y llama a sus padres. Lo que tiene su hija es insomnio infantil por malos hábitos aprendidos; es una alteración del sueño que, si no se cura a tiempo, puede provocar graves secuelas psicológicas.» «No, no me ha entendido usted bien, doctor. Mi hija se despierta, pero no llora ni llama a nadie; sólo se da golpes con la cabeza en la pared. ¡Ah, bueno! Haber empezado por ahí. Si sólo se da golpes en la cabeza, es totalmente normal, y no hay por qué preocuparse. “Volviendo a Bowlby, nos recuerda que algunas de las más graves alteraciones observadas en los niños separados de sus madres, en orfanatos y hospitales, dan una falsa sensación de que todo va bien: Hay que hacer una advertencia especial sobre los niños que responden con apatía o con una conducta alegre e indiscriminadamente amistosa, puesto que las personas ignorantes de los principios de la salud mental suelen llevarse a engaño. Estos niños suelen ser tranquilos, obedientes, fáciles de manejar, bien educados y ordenados, y están físicamente sanos; muchos de ellos incluso parecen felices. Mientras permanezcan en la institución, no hay motivo aparente de preocupación; pero cuando la dejan se hace pedazos, y es evidente que su adaptación era superficial y no estaba basada en un verdadero crecimiento de la personalidad.

Pocos niños, por suerte, permanecen en una institución (hospital u orfanato). Pero muchos se ven separados de sus madres repetidamente unas horas cada día. El efecto no es tan terrible, desde luego, pero existen similitudes. Hay niños que parecen «tranquilos, obedientes..., incluso felices» en la guardería, pero rompen a llorar desesperados en cuanto salen. O que parecen adaptarse muy bien a dormir solos cada noche, pero «se hacen pedazos» en cuanto se abre una brecha en su aislamiento: Bastará con que una sola vez hagáis lo que el niño os pida —agua, una canción, darle la mano «un momento», brazos...— para que perdáis la partida: todo lo que hayáis logrado [«enseñando» al niño a dormir solo] se habrá esfumado.

Las consecuencias más graves se producen tras separaciones largas, de varios días .Pero también las separaciones breves tienen un efecto; de hecho, el método usado por los psicólogos para comprobar si la relación madre-hijo es normal es el «test de la situación extraña», en que se observa cómo reacciona un niño de un año cuando su madre se ausenta de la habitación y vuelve a los tres minutos. Los efectos de la separación son cada vez menos graves a medida que la edad del niño aumenta, como nos recuerda Bowlby: Mientras que hay razones para creer que todos los niños menores de tres años, y muchos de los que tienen entre tres y cinco, sufren con la deprivación, en el caso de aquéllos entre cinco y ocho es probablemente sólo una minoría, y surge la pregunta: ¿por qué unos y no otros?

Pues bien, ese factor que hace que unos niños soporten la separación mejor que otros es, según Bowlby, la relación previa con su madre. Una relación que tiene efectos aparentemente contrarios según la edad.

En los menores de tres años, cuanto mejor era la relación con la madre, más se altera la conducta del niño tras la separación. Los niños que ya eran maltratados o ignorados en su casa, apenas lloran cuando los llevan a un orfanato o a un hospital. Pero eso no significa que toleren mejor la pérdida, sino que ya no tenían casi nada que perder. No muestran la respuesta normal de un niño sano de su edad.

En cambio, entre los niños de cinco a ocho años, aquellos que han tenido una más sólida relación con la madre, los que recibían más mimos y pasaban más tiempo en brazos, son los que mejor soportan la separación. El estrecho contacto de los primeros años les ha dado la fuerza necesaria para soportar las adversidades, lo que hoy conocen los psicólogos como resiliencia.
Charles Dickens lo explicó ya muy bien hace siglo y medio:

Vio a los que habían sido cuidados con delicadeza y criados con ternura mantenerse alegres ante las privaciones y superar sufrimientos que hubieran aplastado a muchos de una madera más basta, porque llevaban en su seno los fundamentos de la felicidad, la satisfacción y la paz.
Papeles póstumos del club Pickwick

Afirma Bowlby que la relación, el vínculo afectivo que se establece entre madre e hijo, es el modelo para todas las relaciones afectivas que el individuo establecerá durante el resto de su vida. La relación con la madre se extiende luego al padre, los hermanos y otros familiares; a los amigos, compañeros y profesores; a la propia pareja y a los hijos.

Llegó a esta conclusión partiendo, no como otros muchos psiquiatras del estudio del adulto y sus borrosos recuerdos de la infancia, sino de la observación de los niños y de las crías de otras especies.
A lo largo de este libro vamos a aprovechar este paralelismo entre la relación madre—hijo y otros vínculos afectivos para explicar por analogía algunos aspectos del comportamiento infantil, recorriendo en sentido contrario el camino que recorrió Bowlby.

Muchas conductas que en los niños se atribuyen alegremente a «capricho», «teatro» o «malcriamiento» se aceptan como legítimas cuando las realiza un adulto. Debemos dejar claro, sin embargo, que estas analogías son puramente didácticas: lo que sabemos sobre la conducta de los niños no se ha averiguado observando a los adultos y haciendo deducciones, sino observando a los niños directamente.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Qué es el útero?


 El útero



El útero, también denominado matriz, es el órgano de la gestación y el mayor de los órganos del aparato reproductor femenino de la mayoría de los mamíferos, incluyendo los humanos. Es un órgano muscular, hueco, en forma de pera, extraperitoneal, situado en la pelvis mayor de la mujer, que cuando adopta la posición en anteversión se apoya sobre la vejiga uterina por delante, estando el recto por detrás. Situado entre la vagina y las trompas de Falopio, aloja a la blástula, que se implanta en el endometrio, dando comienzo a la gestación, que en la especie humana dura unos 280 días.

  • Simple: Encontrados en humanos y otros primates
  • Doble: Característico de los roedores (ratones, ratas y hamsters), marsupiales y lagomorpha (conejos y liebres).
Anatomía del útero en la mujer
El útero consta de un cuerpo, una base o fondo, un cuello o cérvix y una boca. Está suspendido en la pelvis y se coloca con la base dirigida hacia arriba y hacia adelante, y el cuello dirigido un poco hacia atrás. Está conectado con la vagina por medio del cérvix; en cada uno de sus lados hay un ovario que produce óvulos o huevos que llegan a él a través de las trompas de Falopio. Cuando no hay embarazo, el útero mide unos 7,6 cm de longitud, 5 cm de anchura. Aunque el útero es un órgano muscular posee un revestimiento de material glandular blando que durante la ovulación se hace más denso, momento en el cual está listo para recibir un óvulo fecundado. Si no se produce la fecundación, este revestimiento se expulsa durante la menstruación.

Regiones
El útero está formado por dos zonas distintas en forma y en función que son:
  • El cuerpo uterino, al que están unidas por los lados las trompas de Falopio. Está separado del cuello uterino o cérvix por el istmo uterino.
  • El cuello o cérvix uterino se comunica con el istmo en su extremo superior, mientras que el extremo inferior termina haciendo que se desplace hacia delante en la porción superior de la vagina, lo que viene en denominarse portio u hocico de tenca. El orificio cervical externo mediante el cual el cérvix desemboca en la vagina, adquiere forma diferente según la paridad, evento que puede visualizarse mediante la colposcopia, o examen cervical directo.
Capas
El útero está recubierto parcialmente por peritoneo en el fondo uterino, en su porción posterior y más alta. Por los lados presenta los ligamentos redondos y por delante a la vejiga.
La pared del útero presenta a la sección tres capas de células que son de fuera a dentro:
  • Serosa o Perimetrio, corresponde al peritoneo en la parte posterosuperior, y al tejido laxo que se extiende por los lados del útero en lo que se denomina parametrios.
  • Miometrio, formado principalmente por tejido muscular liso. La capa más interna del miometrio es una zona de transición que se engruesa en la adenomiosis.
  • Endometrio, es una capa mucosa y celular epitelial especializada que se renueva en cada ciclo menstrual de no haber fecundación. Es la porción derramada durante la menstruación o período a lo largo de los años fértiles de la mujer. En otros mamíferos el ciclo menstrual puede estar separado uno del otro por varios días y hasta seis meses.
Soporte
El útero esta sostenido principalmente por el diafragma pélvico y el diafragma urogenital. Secundariamente, recibe sostén de ligamentos y el peritoneo por mediación del ligamento ancho del útero.
Principales ligamentos
El útero se sostiene en su posición por varios ligamentos peritoneanos, son varios pero los más importantes son dos, uno para cada lado del útero:

Nombre
Desde
Hasta
Ligamento útero-sacro
Cérvix posterior
Hueso sacro
Ligamentos cardinales
Cérvix lateral
Espinas isquiáticas
Ligamento pubocervical1

Otros ligamentos cercanos al útero, como el ligamento ancho, el ligamento redondo, el ligamento suspensorio del ovario y el ligamento infundibulopélvico tienen poca participación en el soporte del útero.

Irrigación, inervación, linfáticos
El útero está irrigado por las arterias uterinas, ramas de la arteria hipogástrica e inervado por los plexos hipogástrico superior e inferior. También está irrigado por ramos provenientes de las arterias ováricas, ramas de la arteria aorta
El drenaje linfático se dirige principalmente a los ganglios linfáticos ilíacos internos y externos, hacia los paraórticos.

Patologías
El útero es propenso a las infecciones. La endometritis es una inflamación del revestimiento mucoso del útero que puede afectar tanto al cuello como al cuerpo del órgano, o a ambos. El cáncer y los tumores fibrosos del útero son bastante frecuentes, al igual que la endometriosis, que consiste en la aparición de revestimiento uterino por fuera del órgano femenino. La adenomiosis es la anidación del endometrio en la capa muscular del útero, el miometrio.
Por ser el órgano de la menstruación, el útero está propenso a alteraciones que causan hemorragia uterina disfuncional e hiperplasia endometrial.
Leiomioma, comúnmente conocido como miomatosis uterina, es el engrosamiento del cuerpo uterino, generalmente organizado, formando tumores, los cuales son benignos en un 80%. Alterando su anatomía y en ocasiones provoca hemorragias disfuncionales o que no corresponden al periodo menstrual, patología que presentan las mujeres después de los 40 años, muy raro en mujeres jóvenes.
El cáncer de endometrio aparece con más frecuencia en mujeres mayores de 55 años y tiende a estar fuertemente asociado a la obesidad, diabetes e hipertensión.
La extirpación del útero se denomina histerectomía.


alimentación con vasito con leche materna extraída previamente



Sabías qué esto es de gran ayuda  para continuar con el amamantamiento,
 cuando por algún motivo la madre no puede amamantar pero si sacarse la leche.

Para leer más de una vez


En contra de otras teorías que propugnan una educación rígida o conductista, este libro defiende una educación de los hijos basada en el amor, el respeto y la libertad. Las abundantes referencias antropológicas explican el por qué de muchos comportamientos infantiles, tales como el llanto o el sueño.
Entenderlos supone conocer mejor las causas que hacen que nuestros hijos actúen de una forma determinada y que, en ocasiones, resulta irracional para un adulto.
El libro tira por tierra muchos de los actuales consejos dados por profesionales, al considerar que van en contra de la propia naturaleza y de los sentimientos maternos más profundos.
Así, por ejemplo, aboga por tomar al niño en brazos cuando llora y considerar que el hecho de que un niño se despierte varias veces por la noche es absolutamente normal. 






Esta edición aparece ahora que no podemos dar una paso mas allá sin asimilar la enorme cantidad de datos científicos acumulados durante los últimos veinte años. en primer lugar, debemos preguntarnos como, a cierto nivel cultural podemos alcanzar una nueva conciencia, es por ello que me parece urgente poder anticipar la historia del nacimiento y, así, entrar en el reino de la ficción. Nos encontramos en la tierra de la utopía. Únicamente la utopía puede salvar a la humanidad.
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