*Wumo, by Wuff & Morgenthaler: "birth" |
¿Esto es todo? ¡Cómo nos
tienen de engañadas! Estas son las impresiones de una mujer que vivió un parto
normal, fisiológico, respetado y sin medicalizar, tras otras dos experiencias
anteriores no satisfactorias, una de las cuales terminó en una cesárea
innecesaria. Cuantas más historias de parto conozco y cuantos más relatos de
parto leo, más segura estoy de una cosa y es que la medicalización rutinaria e
injustificada del parto consigue “hacer difícil lo fácil”.
Hartos de ver en los
medios y a nuestro alrededor toda la parafernalia de la que se ha rodeado el
parto a partir del siglo pasado, creemos que sin las máquinas, los guantes de
látex, las agujas y los bisturís, el parto no es posible. Cuando la realidad es
que la fuerza de la naturaleza es tal, que consigue que el parto se produzca “a
pesar de” todo ese revestimiento innecesario y perjudicial. Aunque, eso sí, de
manera traumática en muchos casos y con secuelas tanto para la madre como para
el bebé.
¿Es fácil parir? Yo me
atrevería a afirmar que SÍ, que parir es fácil, siempre y cuando se den unas
determinadas circunstancias. Y hablo de circunstancias y no de la utilización
de “herramientas” de ningún tipo. Estas circunstancias son, por un lado,
internas, referentes a la mujer que va a dar a luz: su grado de consciencia,
sus miedos, sus expectativas y su confianza en sí misma y en el proceso de
parto. Y, por otro, circunstancias externas relativas al ambiente en el que se
desarrolla el parto, las personas que acompañan a la mujer y la confianza que
le inspiran. Con unas circunstancias óptimas, las probabilidades de que el
parto se desarrolle con facilidad y sin contratiempos son altas.
¿Y qué se necesita para
parir? Despojar la idea que tenemos del parto de toda la parafernalia “médica”
de la que hemos hablado antes, es complicado, pues tenemos grabadas a fuego en
nuestra mente las imágenes de batas verdes, focos, camillas y estribos. Por eso
muchas mujeres creen que todo eso forma parte intrínseca del parto, así que
esperan encontrarlo. Si no lo reciben, llegan incluso a pedirlo. Pero parir es
mucho más sencillo que todo eso. Para que un bebé nazca solo se necesita a una
mujer de parto (efectivamente de parto, no en pródromos), tiempo y un
acompañamiento respetuoso por un profesional, formado no solo para resolver los
problemas que pudiesen surgir, si es que se presenta alguno, sino sobre todo
para atender un parto fisiológico. En un parto normal no se necesita nada más;
ni pinchazos, ni medicamentos, ni quirófanos.
En un parto hay varios
actores: los protagonistas son la madre y el bebé, los secundarios son las
personas que les asisten y acompañan en el proceso, y por último está la
suerte.
Al contrario de lo que
se suele sugerir sobre la falta de “capacidad” de las mujeres para dar a luz y
de los bebés para nacer, el sentido común y la experiencia nos dicen que tanto
unas como otros saben perfectamente lo que tienen que hacer y que pueden
hacerlo, a su ritmo y sin ayudas externas.
La suerte es
impredecible y no se puede controlar, pero las futuras madres sí que podemos
influir de alguna manera en el devenir de los acontecimientos a través de la
variable de la atención sanitaria, buscando y eligiendo la más adecuada para
nosotras y nuestros bebés. ¿Sabes si los profesionales que van a atenderte
consideran el parto un proceso fisiológico? ¿O, por el contrario, lo afrontan
como si fuese una enfermedad peligrosa que tienen que tratar? ¿Saben atender un
parto normal? ¿Crees que con ellos vas a poder parir cuando y como lo
necesites, de una forma tranquila y sin intervenciones innecesarias?
Es importante plantearse
estas cuestiones porque, realmente, parir es fácil, pero una atención
inadecuada nos lo puede poner muy difícil.
Fuente:
http://www.elpartoesnuestro.es/blog/2013/03/13/hacer-dificil-lo-facil
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, si leíste el post, seguro tenés algo que comentar, pues hacelo!!!