Protege tu apariencia y
tu salud con estos cuidados básicos para tu pecho.
Por Doctora Aliza
Lifshitz
Muchas mujeres padecen
cáncer.
Por eso tus senos merecen atención diariamente. Foto: Shutterstock
Seguro que te cuidas el
rostro, el cabello y las uñas con esmero. ¿Pero cuánto te preocupas por tus
senos ? Como ellos también necesitan tu atención, aquí te damos una guía de
cuidados básicos.
Lucha contra el cáncer
Tus senos son símbolo de
tu feminidad, de tu sexualidad y hasta de tu amor maternal. Por eso es
importante mantenerlos sanos, firmes y atractivos. Pero cuidarlos adecuadamente
es más que una cuestión de apariencia, es también una forma de proteger tu salud.
Para hacerlo, aquí tienes algunas recomendaciones:
1. Fundamental:
conócelos a fondo. Es muy importante que te familiarices con la textura,
consistencia, apariencia y grado de sensibilidad de tus senos que va variando
durante el ciclo menstrual, realizando exámenes de los senos con frecuencia.
Así podrás detectar cambios o irregularidades que puedan alertarte sobre algún
problema (secreción del pezón, abultamientos, dolor, hundimientos y cambios en
la piel).
2. Realiza las pruebas
de detección: No te saltes ni las mamografías ni el examen clínico de los senos
realizado por tu ginecólogo o tu médico de cabecera, para descartar la
presencia de cáncer o detectarlo a tiempo.
3. Dales el soporte necesario:
Desde la pubertad, es importante escoger y usar el sostén adecuado , con el
tamaño de copa correcto para contrarrestar el efecto de la gravedad, evitar
irritaciones de la piel, la caída del busto y hasta dolores de hombros y
espalda. Con los cambios de peso y edad, deberás ir ajustando también las
medidas de tu sostén. Si practicas deportes o haces ejercicio, invierte también
en un buen sostén deportivo, que proteja y mantenga el busto en su lugar. Y
recuerda que aunque ningún ejercicio aumenta el tamaño del seno, sí fortalece
los músculos que les dan soporte (los pectorales), ayudando a levantarlo,
mantenerlo firme, juvenil y atractivo mucho más tiempo.
4. Evita las
fluctuaciones de peso: Éstas provocan estrías en la piel del seno y aumentan la
flaccidez. Trata de llegar a tu peso ideal y mantenlo para que el busto no
pierda firmeza. No descuides tampoco tu postura. Los hombros y la espalda
rectos, y un torso erguido no solamente favorecen tu salud (al evitar problemas
musculares y de la columna, y facilitar de paso tu respiración). También harán
que tus senos se vean más erguidos y firmes.
5. Protege la delicada
piel del seno: Evita duchas demasiado calientes o prolongadas para no resecar
la piel del busto, huméctala bien a diario y si te expones al sol, recuerda
aplicar protector solar para evitar quemaduras y manchas (al igual que haces
con la piel del rostro y el escote). Cada vez que puedas, date un masaje para
tonificar y mejorar la elasticidad de la piel de esta área tan delicada.
6. ¿Aumento, reducción o
levantamiento? Es posible que no estés contenta con el tamaño de tus senos y
desees reducirlos o aumentarlos para sentirte más atractiva. O quizás, al pasar
de los años, han ido cayendo. Todos esos casos requieren cirugía, pero no la
confíes a cualquiera. Acude a un cirujano plástico que te brinde las opciones y
la seguridad necesarias. No pienses solamente en la estética o el costo, ten en
cuenta también tu salud.
7. Préstales cuidados especiales
durante el embarazo y la lactancia : Durante estas etapas de intensos cambios
hormonales, los senos aumentan de peso y de tamaño. Protégelos usando un sostén
adecuado y mantenlos siempre muy limpios, secos y bien hidratados. La
lubricación es vital para evitar las estrías y las grietas en la piel. Después
de amamantar a tu bebé, usa protectores para los pezones y presta atención ante
cualquier señal de mastitis (enrojecimiento, dolor o endurecimiento del seno).
Los cuidados que le
brindes a tus senos a diario y en cada etapa de tu vida te harán sentir más
segura de ti misma y de tu apariencia.
Recuerda que debes
consultar inmediatamente con tu médico si notas cualquier cambio, ya sea un
pequeño abultamiento, una erupción, un enrojecimiento, un dolor sospechoso o
una secreción que no sea leche materna o si esta sucede cuando no es época de
la lactancia. Revisa periódicamente tus mamas, reconoce sus señales, protégelas
y mímalas para que puedas presumir de senos bonitos y saludables toda tu vida.
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