Por Mariana Carbajal
“No dar servicios de
aborto legal es una forma de tortura”, consideró el obstetra Mario Sebastiani,
del Hospital Italiano. “En Argentina hemos logrado la despenalización social
del aborto”, celebró la activista Marta Alanis, de Católicas por el Derecho a Decidir.
“En muchas provincias, como en Tucumán, se han interpuesto acciones contra el
fallo de la Corte Suprema que reguló el acceso a los abortos no punibles. Hay
avances en algunas provincias pero también muchísimos reparos y tensiones,
donde aparece la Iglesia Católica”, apuntó la abogada Paola García Rey, de
Amnistía Internacional Argentina. “La democracia latinoamericana todavía
mantiene la deuda del derecho al aborto, deuda gravosa y curiosa en una región
que se ha movido al reconocimiento de derechos”, advirtió la investigadora
Silvina Ramos, del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes).
Las opiniones fueron
parte del intercambio que se dio en la conferencia del Cono Sur del Consorcio
Latinoamericano contra el Aborto Inseguro, que se realizó en Buenos Aires. El
encuentro fue convocado para analizar el panorama en cada país en relación con
el acceso a los abortos legales y la problemática de la clandestinidad de las
prácticas en los distintos países. Uno de los expositores fue el subsecretario
de Salud Pública de Uruguay, Leonel Briozzo, profesor de la Facultad de
Medicina de la Universidad de la República en su país. Briozzo describió el
proceso que terminó con la sanción de la ley que despenalizó el aborto en las
primeras 12 semanas de gestación a fin del año pasado. Y destacó que entre
diciembre de 2012, cuando entró en vigencia, y mayo de 2013 se realizaron “2550
interrupciones voluntarias de embarazo (IVE) con cero muerte materna y cero
complicaciones reportadas”, es decir, 10 IVE cada 1000 mujeres. En el último
mes, aclaró, se registró una muerte de una mujer que no había recurrido al
servicio público para acceder a la práctica.
Briozzo destacó que en
los países en los que el aborto es ilegal hay mayor prevalencia de abortos. “En
todos los países que tienen legislación de despenalización baja el número de
abortos”, subrayó. “Hay un trípode, que es la estrategia exitosa que se ha
demostrado en el mundo (para reducir los embarazos no deseados): acceso a
anticonceptivos, educación sexual y servicios seguros de atención de abortos”,
describió. Y agregó: “El problema del aborto es un problema de salud”.
Briozzo fue el impulsor
en su país de la estrategia de reducción de daños y riesgo en casos de aborto
por la cual se brinda asesoramiento a las mujeres que desean interrumpir un
embarazo, en el marco de la confidencialidad de la consulta, sobre prácticas seguras
(aborto con pastillas) para evitar que recurran a métodos riesgosos como la
introducción de tallo de perejil, sondas o agujas. Esa estrategia fue primero,
a partir de 2001, una iniciativa médica, luego en 2004 adquirió status de
resolución ministerial y posteriormente, en 2008, se convirtió en norma
nacional en el marco de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva. “Los conflictos
de derechos de la mujer embarazada y el feto existen. Pero es la mujer
embarazada quien decide si el embrión-feto es o no paciente para nosotros”,
señaló el funcionario, bajo cuya órbita se implementó la nueva ley que
despenalizó el aborto.
En Argentina, forman
parte de Clacai la Federación Argentina de Medicina General (FAMG), Cedes,
Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto, Fundación Para la
Salud del Adolescente (FUSA), Asociación por los Derechos Civiles (ADC),
Católicas por el Derecho a Decidir, y el Equipo Latinoamericano de Justicia y
Género (ELA). Clacai, recordó su secretaria ejecutiva, la peruana Susana
Chávez, fue conformado en 2007 con el objetivo de que “el tema del aborto no se
escondiera más debajo de la mesa” y para reducir los abortos inseguros en
Latinoamérica, la región del mundo donde son más numerosos: 3.700.000 cada año,
según cifras de la Organización Mundial de la Salud. El 17 por ciento de las
muertes maternas son consecuencia de abortos inseguros (el promedio a nivel
mundial es de 13 por ciento). En ese sentido, Briozzo destacó que Uruguay es el
único país de Latinoamérica que ya cumplió con el Objetivo del Milenio de
reducir la mortalidad materna en tres cuartas partes en 2015. Y básicamente lo
lograron, dijo Briozzo, al reducir las muertes por abortos inseguros.
Argentina, en cambio, será el único ODM que no alcanzará si mantiene las tendencias
de disminución –que han sido casi nulas– de los últimos años. La tasa de MM es
de 40 cada 100 mil nacidos vivos, según reciente información publicada por la
Dirección Nacional de Estadísticas e Información en Salud (DEIS). Pero se
comprometió a llegar a 13 por 100.000 mil en 2015. Es decir, actualmente es dos
veces y media superior al nivel esperado. Alrededor de un tercio de las MM
corresponden a consecuencias de abortos inseguros.
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