01/09/20130
La vagina y la cérvix
también son esfínteres, es decir músculos circulares que controlan la apertura
y cierre de órganos que contienen (vejiga, intestinos, útero) y que necesitan
de este músculo tanto para retener como para liberar.
Los esfínteres se abren
mejor en condiciones de confidencialidad e intimidad. Funcionan mejor sin
límites de tiempo y no están bajo el control voluntario del propietario, es
decir, no responden a órdenes racionales como “orina ahora”, “ evacua”, o
“puja”. Sin embargo si responden bien a halagos de personas cercanas y de
confianza.
Cuando el esfínter de
una persona está en proceso de apertura, puede cerrarse de repente si esa
persona se asusta, se molesta, se siente avergonzada o tímida. Debido a los
altos niveles de adrenalina en el torrente sanguíneo no favorecen (a veces
incluso previenen) la apertura de los esfínteres. Por ello el ambiente físico y
emocional alrededor de una mujer en trabajo de parto (o incluso de un adulto
intentando evacuar) influye directamente sobre qué tan rápido y tan fácil logra
su cometido.
El estado de relajación
de la boca y la mandíbula se correlaciona directamente con la capacidad del
cuello del útero, la vagina, el ano para abrir a plena capacidad. Una boca
relajada y abierta trabaja a favor de una mayor apertura vaginal y el cuello
uterino. Por ello besarse íntimamente también es una forma de facilitar la
relajación y la apertura.
La risa es infalible
aliado en relajar los esfínteres, pero el humor en un trabajo de parto requiere
en los presentes cierta complicidad, y del ambienteuna atmósfera placentera, no
muy diferente de un espacio para hacer el amor.
Para más información sobre
la Ley del esfínter de Ina May
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