07/11/2013
Imagina que has pasado
toda tu existencia en un espacio contenido, donde los límites a tu ser y tu
capacidad de expansión estuviera demarcados. Un lugar donde todas tus
necesidades fuera satisfechas antes de siquiera haberlas sentido. El nacimiento
presenta para el bebé un exploración sensorial que nunca antes había
experimentado, de un momento a otro ya los límites no son percibibles, los
movimientos no están limitados, Esto puede ser una fuente de incertidumbre para
el bebé. "Dónde termino?" Este estudio señala que cuando los bebés son cargados
o fajados (swaddle) se dispara una respuesta automática que coordina
regulaciones motoras, nerviosas y cardíacas (literalmente reducen un poco los
latidos del corazón), y que es mediada por el sistema nervioso parasimpático. Esta
respuesta de calma está vinculada a registros táctiles y propiocepción: la
habilidad de sentir y comprender los movimientos del cuerpo. Durante esta
calma, el cerebelo, fuente de la mayor actividad neuronal 'se relaja' como
cuando la persona duerme en sueño profundo, no tiene que estar tan atento al
entorno. Esto indunda al cuerpo de una sensación de bienestar similar a lo que
ocurre en adultos que meditan.
Volvamos a la visión desde el punto de vista de la conciencia del bebé, en el espacio contenido del vientre materno y pasar a la repentida e insmesurable capacidad de expansión ("me podré derramar?") al ser cargados, o envueltos, su cuerpo entero entra en contacto con una referencia que le permite sentir saber dónde termina su propio cuerpo, dónde está en el espacio; estos estímulos lo reconfortan, como lo reconfortan otros estímulos ej. el olfativo (por lo que es útil una camisa usada por la madre para que acompañe a un bebé cuando mamá debe alejarse) el auditivo (una melodía de la voz de su madre o el sonido del corazón); es como si estos estímulos le dieran algo conocido a que aferrarse. Como para no perderse.
Los investigadores piensan que comprender la transición que realiza el bebé referente a su ubicación espacial pudiera ayudar a los padres a comprender el llanto sin consuelo de bebés pequeños, y que disuadan el uso de técnicas que invitan a dejar que el bebé se canse de llorar o que no interpreten el llanto como una intención del bebé de 'manipular' más bien lo comprendan como una consecuencia natural del desarrollo sensorial y motor del bebé.
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