Muy bueno, para aprovecharlo y sacarse dudas.
Documento en inglés
La leche materna es el
mejor alimento para el lactante durante los primeros meses de vida. Cubre las necesidades
nutricionales para su adecuado crecimiento y desarrollo físico y desde el punto
de vista emocional le asegura el establecimiento de un buen vínculo madre-hijo y
una adecuada relación de apego seguro con su madre, ambos esenciales para un correcto
desarrollo como persona independiente y segura. Por todo ello la lactancia materna
es considerada el método de referencia para la alimentación y crianza del lactante
y el niño pequeño.
La superioridad de la
leche materna sobre cualquier otro alimento (leche de fórmula artificial) para
la nutrición y desarrollo del bebé durante los primeros meses de vida ha
quedado bien demostrada en numerosos estudios científicos, que señalan un mayor
riesgo de numerosos problemas de salud en los niños no alimentados con leche materna,
entre los que cabe resaltar un mayor riesgo de muerte súbita del lactante y de muerte
durante el primer año de vida, así como de padecer infecciones gastrointestinales,
respiratorias y urinarias y de que estas sean más graves y ocasionen ingresos
hospitalarios. A largo plazo los niños no amamantados padecen con más frecuencia
dermatitis atópica, alergia, asma, enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria
intestinal, obesidad, Diabetes Mellitus, esclerosis múltiple y cáncer. Las niñas
no amamantadas tienen mayor riesgo de cáncer de mama en la edad adulta. Los lactantes
no alimentados al pecho presentan peores resultados en los test de inteligencia
y tienen un riesgo más elevado de padecer hiperactividad, ansiedad y depresión,
así como de sufrir maltrato infantil. Por otro lado, en las madres aumenta el
riesgo de padecer hemorragia postparto, fractura de columna y de cadera en la
edad postmenopáusica, cáncer de ovario, cáncer de útero, artritis reumatoide,
enfermedad cardiovascular, hipertensión, ansiedad y depresión.
La madre que amamanta
protege el medio ambiente al disminuir el consumo de electricidad y agua así
como la generación de diversos contaminantes ambientales que se producen
durante la fabricación, el transporte y la distribución de los sucedáneos de la
leche materna y de los utensilios utilizados para su administración.
LA SUPERIORIDAD DE LA
LECHE MATERNA
La superioridad de la
leche materna viene determinada especialmente por su composición, que se adapta
a las necesidades del lactante y varía a lo largo de la lactancia, a lo largo
del día, e incluso a lo largo de cada toma.
El calostro es la
primera leche, es más amarillenta contiene gran cantidad de proteínas e
inmunoglobulinas (sustancias antiinfecciosas) y aporta gran cantidad de calorías
en pequeño volumen. Es el alimento ideal para los primeros días, ya que el tamaño
del estómago del bebé es pequeño y necesita realizar tomas frecuentes de poca cantidad.
La composición de la
leche también cambia durante la toma. En la primera parte de la toma, la leche
contiene más agua y azúcar, así satisface la sed del bebé. Después, aumenta
gradualmente, su contenido en grasa, aportando más calorías que sacian a la criatura.
Por esto es importante y recomendado que el bebé termine de mamar de un pecho
antes de ofrecerle el otro (cuando suelte el primero de forma espontánea), y si
tiene hambre lo aceptará. Para evitar ingurgitación o retenciones, es
aconsejable comenzar cada toma por el pecho del que no mamó o del que mamó
menos en la toma anterior.
Parte de los efectos
beneficiosos que la lactancia materna ejerce sobre el desarrollo psicomotor del
bebé no están relacionados directamente con la composición de la leche sino con
el acto de amamantar que conlleva una proximidad y contacto estrecho y
frecuente madre-hijo: el intercambio de miradas, el bebé se siente abrazado, la
succión directa del pecho materno que provoca en la madre la síntesis de
hormonas como la oxitocina y la prolactina, todo lo cual establece un vínculo
especial que se traduce en niños más equilibrados psicológicamente y con menos
problemas de conducta, hiperactividad, depresión y ansiedad, incluso en la
adolescencia.
Por todas estas razones y de acuerdo con la Organización
Mundia de la Salud (OMS)y la Academia Americana de Pediatría (AAP), el Comité de Lactancia
de la AsociaciónEspañola de Pediatría recomienda la alimentación exclusiva
al pecho durante los primeros6 meses de vida del niño y continuar con el amamantamiento
junto con otros alimentosque complementen la alimentación hasta los 2 años o más,
mientras madre e hijo lo deseen.
EL INICIO DE LA
LACTANCIA
El mejor comienzo:
Si la madre y el bebé
están sanos, independientemente del tipo de parto que hayan tenido, es
importante que el recién nacido sea colocado encima de su madre, en estrecho
contacto piel con piel y permitirles a ambos mantener dicho contacto, sin
interrupciones ni interferencias, al menos hasta que el bebé haya hecho la
primera toma de pecho, e idealmente durante todo el tiempo que madre a hijo
deseen.
El recién nacido tienen
unas capacidades innatas, que si le dejamos, pone en marcha al nacimiento.
Puesto boca abajo sobre el abdomen de su madre, gracias a sus sentidos (sobre
todo el tacto y el olfato) y a sus reflejos, es capaz de llegar por sí sólo al pecho
materno. Irá reptando hasta él, lo olerá, lo tocará con las manos y
posteriormente con la boca y finalmente, será capaz de agarrarse al pecho
espontáneamente, con la boca totalmente abierta, abarcando el pezón y gran
parte de la areola.
El contacto piel con
piel no sólo es importante para una buena instauración de la lactancia sino que
ayuda al recién nacido a adaptarse mejor a la vida extrauterina y a establecer
un vínculo afectivo con su madre. Por todo ello, el contacto precoz se debe fomentar
en todos los recién nacidos independientemente del tipo de alimentación que vayan
a recibir posteriormente.
Las rutinas
hospitalarias como la identificación y el test de Apgar se pueden realizar
estando el bebé encima de la madre. El peso, la administración de vitamina K, la
profilaxis ocular y la vacuna de la hepatitis B pueden esperar a ser realizadas
tras las primeras dos horas de contacto piel con piel o cuando haya finalizado
la primera toma de pecho. Estos procedimientos son molestos y dolorosos para el
bebé, pero si los realizamos con el bebé mamando (y si esto no es posible, tras
administración de glucosa o sacarosa), conseguiremos disminuir el dolor y la
incomodidad de los pinchazos.
La capacidad del recién
nacido para agarrarse de forma espontánea y correcta al pecho de su madre se mantiene
hasta los 3-4 meses de vida, lo que tiene mucha importancia para el manejo de
los problemas de lactancia. Es recomendable utilizar este método, denominado
“afianzamiento espontáneo”, cuando la madre lo desee, pero sobre todo cuando
haya dificultades con el agarre.
En el hospital:
El alojamiento conjunto
y sin restricciones durante las 24 horas del día favorece la lactancia, al
permitir al bebé acceder al pecho siempre que lo desee. Se sabe que las mujeres
que tienen al recién nacido con ellas en todo momento están menos preocupadas y
descansan mejor. Además, el lactante está más tranquilo porque tiene la posibilidad
de satisfacer antes sus necesidades: nutricionales, de contacto, calor, cariño
y seguridad. El alojamiento conjunto también favorece que el personal sanitario
pueda ofrecer un apoyo a la madre más constante y eficaz.
Generalmente los
recién nacidos tienen una fase de unas dos horas, nada más nacer, en las
que se
encuentran muy despiertos y activos. En este periodo de tiempo, si no interferimos
y el parto no ha sido medicado, la mayoría consigue realizar su primera toma al
pecho espontáneamente durante el contacto precoz piel-piel. Después pasan auna
fase de sueño (letargo fisiológico, de “recuperación” del parto) que puede
durar
entre 8 y 12 horas.
Durante esta fase no es conveniente forzar al bebé a comer, si se le mantiene
en contacto piel con piel, el bebé volverá a tomar el pecho cuando lo necesite.
A partir del primer día
de vida lo habitual es que el lactante mame frecuentemente, unas 8-12 veces al
día o más y que las tomas sean irregulares y más frecuentes por la noche. De
hecho, algunas madres llaman a la segunda noche “la noche de las vacas locas”.
Sin embargo, algunos lactantes continúan muy adormilados, piden poco y maman
menos de lo que necesitan. En estos casos conviene colocarlos en contacto piel
con piel, lo que ayuda a que respondan al olor de la madre y mamen de forma
espontánea. En ocasiones, puede ser necesario ayudarlos a despertarse desnudándolos
y volviendo a vestirlos, dándoles un masaje rotatorio en la planta de los pies
o una suave caricia en la espalda de abajo a arriba.
El principal estímulo
para la producción de leche es la succión del niño y el vaciado del pecho, por
ello, cuantas más veces mame más cantidad de leche se producirá. La leche no se
gasta, cuanta más toma el bebé, más produce la madre.
Es importante ofrecer el
pecho a demanda, siempre que el bebé lo requiera y todo el tiempo que quiera.
De esa manera estaremos seguros de que recibe todo lo que necesita, unas veces
será alimento, otras calor, cariño o protección. Los signos más precoces de
hambre son el chupeteo, cabeceo, sacar la lengua, llevarse las manos a la boca…
este es el momento ideal para ponerlo a mamar. No es bueno esperar a que llore para
ponerlo al pecho ya que el llanto es un signo tardío de hambre y no será fácil
que se agarre al pecho hasta que se haya tranquilizado.
El recién nacido sano
que mama adecuadamente y a demanda, no necesita otros líquidos diferentes a la
leche materna. No es necesario ni recomendable ofrecerles agua o suero, salvo
si hay indicación médica. Por eso, antes de darle “suplementos” o cualquier
otro alimento diferente de la leche materna es conveniente consultar con el pediatra.
Al alta en casa:
Al llegar a casa, sigue siendo conveniente ofrecerle el pecho a demanda. Es importante que la madre se ponga en contacto con el centro de salud o el pediatra para que el bebé sea valorado entre las 24 y 48 horas tras el alta.
En esta primera visita,
además de asegurar que el estado de salud del niño es bueno, es importante
valorar la lactancia. Si mama a menudo y hace al menos 3 cacas al día, es
indicativo de que está recibiendo toda la leche que necesita. Si la madre tiene
dolor, sensación de no tener leche o el niño llora mucho o demasiado poco, un profesional
experto en lactancia debe ofrecer orientación para solucionar las dificultades,
sin que haya necesidad de recurrir a biberones, chupetes o suplementos en la
mayoría de los casos. También es muy útil contactar con el grupo de apoyo más cercano
o el taller de lactancia del centro de salud. En estos grupos, otras madres con
experiencia en lactancia proporcionan ayuda y hacen más fácil el inicio de la
lactancia.
Siempre que surjan
dificultades o dudas, es importante acudir al centro sanitario más próximo,
consultar con el pediatra o la matrona y ponerse en contacto con un grupo de
apoyo a la lactancia. El biberón de apoyo y los
suplementos no sirven
para solucionar los problemas y pueden poner en riesgo la lactancia. Sólo deben
ofrecerse en aquellas raras ocasiones en que después de seguir todas las
recomendaciones anteriores, haya una indicación médica para hacerlo
TECNICA DE LA LACTANCIA
La mayoría de los
problemas de lactancia se deben a problemas en la técnica de lactancia, bien
por una posición inadecuada, un agarre no correcto o una combinación de ambos.
Un buen agarre
Una buena técnica de
lactancia evita la aparición de complicaciones como grietas y dolor, vacía
correctamente el pecho y permite una producción de leche adecuada para cada
bebé.
Para un buen agarre es importante que todo el cuerpo del bebé esté
enfrentado a la madre, y que al abrir la boca introduzca gran parte de la
areola, especialmente por la parte inferior (donde tiene la barbilla) para que al
mover activamente la lengua no lesione el pezón. Los signos que nos indicarán un
buen agarre son: que el mentón del bebé toca el pecho, que la boca está bien
abierta, el labio inferior está hacia fuera (evertido) y las mejillas estén
redondas o aplanadas (no hundidas) cuando succiona. Además se tiene que ver más
areola por encima de la boca que por debajo. Si el bebé está bien agarrado, la
lactancia no duele. El dolor es un signo que, en la mayoría de los casos,
indica un agarre o una postura incorrecta.
Posturas para amamantar
No existe una única
posición adecuada para amamantar, lo importante es que la madre esté cómoda,
que el agarre sea adecuado, y que el bebé esté enfrentado y pegado al cuerpo de
la madre. A continuación te explicamos algunas posturas que pueden favorecer el
inicio de una lactancia feliz y duradera
Posición de Crianza
biológica:
La denominada posición
en crianza biológica está basada en el estudio de reflejos maternos y
neonatales. La madre se colocará recostada (entre 15 y 65º) boca arriba y el
bebé boca abajo, en estrecho contacto piel con piel con el cuerpo de la madre.
Esta postura
permite al bebé liberarse de su peso y desarrollar los reflejos de
gateo y búsqueda. Además le asegura el contacto de su cara con el pecho. La
madre le ayuda a llegar al pecho ofreciendo límites con sus brazos. Esta
posición pone en marcha una serie de reflejos en ambos que facilitarán un buen
agarre, la eficiencia de la toma y una mejor producción de leche. La posición
de crianza biológica se puede realizar en cualquier momento, pero es
especialmente adecuada durante los primeros días y cuando exista algún problema
de agarre (dolor, grietas, rechazo del pecho…).
Posición sentada:
La posición sentada
suele ser más cómoda con la elevación de los pies en una banqueta, también un
poco recostada, en posición de crianza biológica, en caso de episiotomía, ya
que al dejar esa zona fuera de la silla se alivian mucho las molestias.
Se debe colocar al bebé
con el tronco enfrentado y pegado a la madre. De esta manera la madre puede
sujetarlo con la mano en su espalda, apoyando la cabeza en el antebrazo. Con la
otra mano puede dirigir el pecho hacia la boca del bebé y en el momento en que
éste la abre acercarlo con suavidad al pecho para que pueda agarrar un buen pedazo
de areola. Es la posición más utilizada pasados los primeros días, cuando la
madre tiene más movilidad y seguridad con el bebé. No es necesario intentar
sujetar las nalgas del bebé con la mano del brazo en el que está apoyado, ya
que habitualmente esto fuerza a que la cabeza del bebé se sitúe muy cerca del
codo, lo que puede provocar que el cuello se flexione o no pueda estirarlo
hacia atrás resultándoles más difícil agarrarse bien y tragar con comodidad.
Posición acostada:
En esta posición, la
madre se sitúa acostada de lado, con la cabeza ligeramente elevada (sobre una
almohada) con el bebé también de lado, acostado sobre la cama, con su cuerpo
enfrentado y pegado al cuerpo de la madre. La madre puede acercarlo al pecho
empujándole por la espalda, con suavidad, cuando abra la boca, para facilitar
el agarre.
Es una posición muy
cómoda para las tomas nocturnas y los primeros días, aunque suele ser más
incómoda y menos eficaz que la posición de crianza biológica.
Posición invertida o
balón de rugby:
En esta posición se
sitúa al bebé por debajo de la axila de la madre con las piernas hacia atrás y
la cabeza a nivel del pecho, con el pezón a la altura de la nariz. Es una
posición muy cómoda para amamantar a gemelos y a prematuros. Es importante dar sujeción
al cuello y a los hombros del bebé pero no a la cabeza, que necesita estar con
el cuello estirado para atrás (deflexionado) lo que le permite agarrar mejor el
pecho y tragar más cómodamente.
Posición de caballito:
Estando la madre
sentada, el bebé se sitúa sentado sobre una de las piernas de la madre y con el
abdomen pegado y apoyado sobre el materno. Esta postura puede ayudar en casos
de grietas y en bebés con reflujo gastroesofágico importante, prematuros, con labio
leporino o fisura palatina, mandíbula pequeña (retromicrognatia) o problemas de
hipotonía. En estos casos puede ser necesario sujetar el pecho por debajo a la
vez que se sujeta la barbilla del bebé.
LACTANCIA A DEMANDA
Lactancia a demanda
significa ofrecer el pecho siempre que el bebé lo pida, (sin contar el número
de tomas) y todo el tiempo que pida (sin fijarnos en la duración de cada toma).
No es conveniente retirar al bebé del pecho, sino que es preferible que suelte
el pecho espontáneamente.
Los bebés quieren mamar
cuando hacen movimientos de chupeteo, bostezan, se llevan la mano a la boca o
hace sonidos de llamada. No es necesario esperar a que lloren.
Los bebés necesitan
agarrarse al pecho no sólo para comer sino también para tranquilizarse. Por
otro lado, cada vez que succiona del pecho, las hormonas de la lactancia se
ponen en funcionamiento, incluso aunque el niño no esté sacando leche. Para
evitar interferencias no se recomiendan el empleo de chupetes ni tetinas, hasta
que la lactancia esté bien instaurada (al menos las primeras 4-6 semanas).
Además las tetinas pueden favorecer un mal agarre y la aparición de grietas.
Tampoco se recomienda el
uso de pezoneras de manera sistemática. Sólo en casos especiales, y prescritas
por un profesional experto en lactancia, pueden resultar útiles. Para el bebé
puede ser más fácil encontrar el pezón recubierto por la pezonera, pero le será
más difícil extraer la leche, sobre todo la del final de la toma, que contiene más
grasa.
¿HASTA CUÁNDO AMAMANTAR?
Se recomienda la
lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad y con una alimentación
complementaria adecuada, hasta los dos años de vida o más.
Está bien demostrado que
el lactante no necesita nada más que leche materna hasta los seis meses de edad
ya que ésta le aporta todos los nutrientes necesarios y por otro lado, la
introducción más temprana de otros alimentos puede causarle problemas.
A partir de los 6 meses,
y hasta el año de edad, después de la toma al pecho se le pueden ofrecer
paulatinamente otros alimentos. De esta forma el bebé los aceptará mejor y
aseguraremos que recibe todas las calorías y nutrientes que necesita.
Madre e hijo/a deben
decidir hasta cuando mantener la lactancia. Dar el pecho más allá de los dos
años de edad del lactante, aunque poco frecuente, sigue siendo beneficioso para
ambos. Cuando llegue el momento del destete, se realizará de forma progresiva y
lenta, para evitar problemas tanto al bebé como a su madre.
ALIMENTACIÓN, BEBIDAS Y
MEDICAMENTOS.
La mujer que amamanta no
precisa dietas especiales. La mejor alimentación proviene de una dieta sana y
variada, evitando aditivos y contaminantes. Sólo en algunos casos, por
enfermedad o problemas nutricionales, puede el médico aconsejar algunos
suplementos.
En los países en los que
no hay una yodación total de la cadena alimentaria, como España, para asegurar
que la leche materna aporta las cantidades adecuadas de yodo al lactante, se
aconseja a la madre que tome un suplemento de 200-300 mcg/día de yodo durante
todo el embarazo y lactancia, además de cocinar sus alimentos con sal yodada y
comer pescado. En muchos países de Latinoamérica, este suplemento no es preciso
porque hay una adecuada yodación de la cadena alimentaria.
Aunque está comprobado
que el aroma de los alimentos pasa a la leche y puede hacer cambiar su olor y
su sabor, no hay ningún alimento prohibido durante la lactancia.
Esos cambios de sabor
que experimenta la leche materna ayudan al bebé a familiarizarse con diversos
sabores, lo que le permitirá aceptar más fácilmente la alimentación complementaria.
Sólo en el caso de observar de forma repetida que tras haber comido la madre un
determinado alimento, el bebé muestra algún tipo de molestias (vómitos,
diarreas, erupciones, malestar o rechazo de la leche), puede ser necesario
evitar ese alimento en concreto.
Tampoco existen
alimentos obligatorios durante la lactancia. Se recomienda una dieta sana y
variada, como en cualquier otra época de la vida, y saciar el hambre, sin recurrir
a un exceso de dulces o picoteo. El ejercicio físico suave, como un paseo de
una hora al día, contribuirá a mejorar la salud de la madre y a la recuperación
del peso previo al embarazo.
No se ha demostrado que
algún alimento ayude a producir más leche. El mejor estímulo para tener una
producción adecuada de leche es que el bebé mame a demanda sin restricciones.
La mayoría de los
fármacos habituales son compatibles con la lactancia y en muy pocas ocasiones
es necesario suspender la lactancia. Puedes consultar dudas en la dirección www.e-lactancia.org
·
Cafeína: Se debe evitar
el consumo en exceso de café, bebidas con cola, té y chocolate.
Y en todo caso, consumirlos justo después de la toma de
pecho. Grandes dosis de cafeína (más de 3 tazas de café) pueden producir irritabilidad
y falta de sueño en el bebé, aunque en algunos casos se pueden presentar
síntomas con dosis más bajas.
·
Tabaco: el humo del
tabaco es muy perjudicial para la salud y el momento del embarazo y la
lactancia puede ser una buena excusa para dejar de fumar. Si resulta imposible
dejarlo, es importante no fumar nunca en presencia del bebé, tampoco hacerlo
dentro de casa y fumar justo después de darle la toma (así estará más alejada
de la siguiente). Siempre será mejor darle el pecho que darle una leche artificial,
porque la lactancia materna disminuye el riesgo de infecciones respiratorias y
asma a las que son más propensos estos bebés. Los hijos de madre o padre
fumadores no deben dormir con sus padres en la misma cama (colecho).
·
Alcohol: el alcohol
también es perjudicial para la salud de la madre y del bebé. El alcoholismo
crónico es incompatible con la lactancia. Aunque tomar vino o cerveza con moderación
no perjudica la salud de la madre, puede perjudicar al bebé amamantado y es
preferible evitarlo. En cualquier caso, no se debe dar el pecho en las 3 horas siguientes
a haber bebido alcohol y no se debe practicar el colecho en estos casos.
·
Fitoterapia: aunque, a
menudo, se piensa que las plantas medicinales son inofensivas, la gran mayoría
contienen principios activos que en muchas ocasiones no están estandarizados
(no se sabe cuáles ni cuánto) y pueden ocasionar toxicidad al bebé que toma
pecho. Es imprescindible tener una buena fuente de información respecto a este tipo
de productos. Consulta la página de medicamentos y lactancia
www.elactancia.org.
Otras drogas de abuso:
ninguna es compatible con la lactancia, excepto la metadona, en dosis menores a
20 mg al día.
Contaminantes
ambientales. La preocupación creciente por los contaminantes ambientales ha hecho
que el comité de LM de la AEP haya hecho público un documento acerca de este
tema que se puede consultar completo en la dirección:
ALIMENTACIÓN
COMPLEMENTARIA.
A partir de los 6 meses,
la mayoría de los lactantes se mantienen sentados con ayuda, empiezan a mostrar
interés por otros alimentos, son capaces de expresar con gestos el hambre y la
saciedad y han perdido el reflejo que les hace echar la comida fuera de la boca
(reflejo de extrusión). Todo ello indica que el bebé está preparado para tomar
otros alimentos. Por otra parte, a partir del sexto mes de vida los bebés
empiezan a necesitar otros nutrientes además de los que aporta la leche materna
y por eso se recomienda empezar a esa edad a ofrecer otros alimentos.
Debemos recordar que son
alimentos que, como su nombre indica, complementan la alimentación básica del lactante
que sigue siendo la leche materna, por eso se recomienda ofrecerlos tras la
toma del pecho hasta alrededor del año de edad. También es aconsejable ofrecer
al principio pequeñas cantidades de los alimentos nuevos, quizá sólo una
cucharadita, y poco a poco ir aumentando la cantidad.
Es recomendable no
introducir más de un alimento nuevo cada día para detectar posibles alergias o
intolerancias y ofrecer alimentos habituales en la mesa familiar incorporando
paulatinamente al niño a una dieta sana y variada.
A partir de los 6 meses,
salvo en aquellas familias en las que hay problemas de alergia, el bebé puede
ir probando prácticamente todos los alimentos, pero recuerda que
no le conviene un exceso
de fibra. Puedes obtener más información en la sección de
respuestas a preguntas
más frecuentes: http://www.aeped.es/faq/lactanciamaterna#t48n145
CHUPETE Y LACTANCIA
MATERNA
El tema del empleo del
chupete en el niño con lactancia materna genera controversias entre
profesionales, padres y la sociedad en general. El comité de Lactancia de la
AEP ha publicado recientemente un artículo científico que revisa la evidencia
sobre este tema que puedes consultar en la dirección:
Las recomendaciones que
realiza se pueden resumir en las siguientes:
● La lactancia materna
exclusiva debe recomendarse durante los primeros seis meses para la protección
del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
● Debe evitarse el
chupete en los niños alimentados al pecho hasta que la lactancia materna esté
bien establecida, generalmente a partir del primer mes de vida, que además
coincide con la edad en que comienza el riesgo de SMSL.
● El chupete puede ser
un marcador de la existencia de problemas con la lactancia. Si el niño chupa de
un chupete nos indica que quiere mamar y deberíamos ofrecerle el pecho.
● En los niños
hospitalizados en unidades neonatales, si no es posible que mame directamente
del pecho, se puede utilizar la succión del chupete junto con sacarosa o
glucosa para disminuir
el dolor en procedimientos agresivos.
● En los niños que se
alimentan con biberón es muy importante la utilización del chupete para la
prevención del SMSL ya que no presentan la protección de la succión al pecho.
● Se recomienda limitar
el uso del chupete hasta el año de edad para evitar efectos adversos
relacionados con su empleo prolongando como problemas dentales, otitis media,
etc.
● Existen otros
procedimientos para calmar al bebé como el contacto piel con piel y
otros métodos de succión
no nutritiva, además del chupete.
EL PADRE, LA FAMILIA Y
LA LACTANCIA
El nacimiento de un
nuevo miembro familiar es un acontecimiento muy alegre y deseado pero, en la
mayoría de los casos, introduce muchos cambios en la dinámica familiar.
Aunque sólo la madre
puede dar el pecho, la contribución del padre a un buen establecimiento de la
lactancia y su continuación posterior es fundamental.
Para poder ayudar a la
pareja es aconsejable que los dos tengan información sobre la lactancia y el
comportamiento del recién nacido. Por ello se recomienda que acudan juntos a
las visitas prenatales con la matrona, pediatra o el grupo de apoyo. Un padre
informado podrá ayudar mejor en el momento del nacimiento de su bebé.
El contacto piel con
piel es fundamental para el recién nacido ayudándole a adaptarse mejor a las
condiciones extrauterinas. En caso de que la madre no pueda realizarlo, es conveniente
y deseable que lo haga el padre.
Durante los primeros
días muchas mujeres tienen dudas sobre su capacidad de lactar. El apoyo
incondicional del padre en estos momentos será fundamental para dar confianza y
tranquilizar a la madre y así los dos juntos serán más capaces de superar dificultades.
El padre también puede
ocuparse de las tareas domésticas, del cuidado de los otros hijos, de cambiar
pañales, bañar al bebé, sostenerlo, tranquilizarlo o disfrutar del contacto
piel con piel con el bebé mientras la madre descansa. Esto último suele ser muy
placentero para ambos y establece y mantiene vínculos emocionales para toda la
vida entre padre e hijo (o hija).
El padre también juega
un papel importante como filtro o amortiguador de los comentarios que, sin mala
intención, suelen hacer otras personas y que a veces minan la confianza de la
madre. También puede ocuparse de las visitas que en ocasiones cansan a la madre
durante los primeros días, asegurando la tranquilidad, intimidad y confort que
la madre necesita.
El resto de la familia
también tiene un papel importante de apoyo a los nuevos padres, mientras
respete sus decisiones y su intimidad, y puede liberarlos de diversas tareas,
no relacionadas con el bebé, pero necesarias, para que estos puedan disfrutar
de más tiempo con su bebé.
DERECHOS LABORALES DE
EMBARAZADA Y LACTANTE:
Existen diversas medidas
legislativas que facilitan la reincorporación de la mujer al trabajo
remunerado. Puedes obtener más información sobre este tema en la sección de respuestas
a preguntas más frecuentes: http://www.aeped.es/faq/lactanciamaterna#t48n145
También puedes
informarte en la siguiente dirección:
SUEÑO, COLECHO Y
LACTANCIA MATERNA
El sueño del bebé es un
tema de preocupación para los padres y a menudo para toda la familia. Los bebés
necesitan un contacto estrecho, fundamentalmente con su madre, durante los
primeros años de la vida (en especial durante los primeros meses) y sus ritmos de
sueño son diferentes a los del adulto. Está demostrado que a lo largo del
primer año, los padres y madres de lactantes amamantados duermen más tiempo en
total. Además, las hormonas que aseguran la lactancia procuran un sueño más
profundo y reparador a la madre que amamanta.
Se ha comprobado que la
madre que amamanta, cuando duerme con su bebé, adopta una postura de protección
instintiva que asegura la lactancia, el sueño de ambos y la protección frente a
problemas como la muerte súbita.
También está demostrado
que la práctica del colecho favorece la lactancia materna y que, salvo en casos
de riesgo, lactancia y colecho protegen al bebé de la muerte súbita del
lactante.
Por todo ello, la
decisión sobre dónde duerme el bebé, deben adoptarla el padre y la madre de
mutuo acuerdo, bien asesorados y sin presiones. Es importante que el recién
nacido se mantenga en la misma habitación que los padres durante todo el primer
año, pudiendo optar porque duerma en una cuna convencional, en una cuna tipo “sidecar”
(adosado a la cama de los padres) o en la misma cama de sus padres (colecho).
Es importante tener en
cuenta que en las situaciones que se relacionan a continuación la práctica del
colecho puede suponer un riesgo para el bebé:
● El bebé duerme boca
abajo o de lado
● El padre o la madre fuman
● El padre o la madre
consumen alcohol, drogas u otras sustancias o medicamentos que alteran la
capacidad de respuesta
● El bebé está
excesivamente arropado
● Se utilizan edredones
para dormir o hay muchas almohadas
● El colchón es
demasiado blando
● El padre o la madre
padecen obesidad extrema
● Se realiza colecho con
otras personas (hermanos) que no sean el padre o la madre
En todas estas
situaciones la práctica del colecho está desaconsejada por aumentar el riesgo
de muerte súbita del bebé.
No se debe dormir con el
bebé en brazos en un sofá o sillón. Esta prácticaestá absolutamente
desaconsejada por aumentar mucho el riesgo de muerte súbita.
Puedes tener más
información en la sección de respuestas a preguntas más
BIBLIOGRAFIA:
● Manual de Lactancia
Materna. De la teoría a la práctica. Editorial Médica Panamericana. 2008.
● Lactancia Materna. Una
guía para la profesión médica. Lawrence RA. Editorial Elsevier España. 6ª
edición. Ed. en español 2007.
● Guía de Lactancia
Materna. Gobierno Balear. 2009.
● La Lactancia Materna.
Información para amamantar. Gobierno de la Rioja. 2007
● Consellos para unha
boa lactación materna. Consellería de Sanidade. Galicia. 2011.
● Cuidados desde el
nacimiento. Recomendaciones basadas en pruebas y buenas prácticas. Ministerio
de Sanidad y Política Social. 2010.
● El papel del padre
durante la lactancia. Juan José Lasarte Velillas. Famiped. Vol. 2. Nº4.
diciembre 2009.
● Uso del chupete y
lactancia materna. Lozano de la Torre y cols. An Pediatr (Barc). 2011;74:271.e1-e5
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