1. El primer día estaba segura que me sobraba
un brazo, no sabía qué hacer con él. Ahora sé que soy superwoman y ese brazo
está destinado a ir paralelo a la almohada para amamantar. Ese es su sitio.
2. Mi hija tiene dos tamaños, el vertical de
la personita que corre delante de mí por el pasillo y me llega a la cadera, y
el extensible u horizontal en el lecho, aquel en el que da todo de sí, porque
de noche su tamaño se multiplica por arte de magia y ocupa más espacio que su
padre en la cama (y eso que el hombre mide 1.90).
3. La cuna sidecar solo sirve de armario (esta
idea no es mía), pero es un armario buenísimo con capacidad para tres
lavadoras… si la niña la pones una noche en la cuna sidecar y por casualidad no
se despierta, la que no pegas ojo eres tú (da igual lo cerca que estés) ya
estás pensando si estará bien, si tendrá frío, vamos que en cuanto hace un
gruñidito la pasas a tu cama, susurrando: "claro que sí cariño, aquí con
mamá calentitas las dos, que te estaba echando de menos" y... bye bye cuna, welcome wardrobe!
4. Por tanto, yo soy la mejor cuna para mi
hija. Mi cuerpo fue el lecho perfecto en los primeros meses, eso sí cuando pesó
6 kilos tuve que aceptar que mi espalda no daba para tanto y ponerla a mi lado
bien cerquita (y lo admito, me costó un rato largo, para beneplácito de mi
osteópata).
5. Una noche te pasará, te despertarás por la
mañana temprano y la mirarás y dirás: Ostras ¿ha mamado?, te tocarás las tetas
vacías (uff, menos mal) y al ver que sí llamarás a tu asesora de lactancia para
contarle lo “mala-madre” que eres (Zambra tenía 2-3 semanas cuando me pasó) y
ella dirá “¿das teta y duermes a la vez? ¡bien, vas viento en popa!”.
6. Si hasta ahora has sobrevivido más de 36
años con una sábana o la nórdica, bienvenida al club de las dos/tres mantas por
lo menos. La primera ya nunca pasará de un poco más arriba de tu cintura (es
decir a la altura de la niña que duerme a la altura de la teta para mayor
comodidad), con la otra taparás tu parte superior (porque oye dormir con la
teta fuera en invierno, da frío) y ¿la tercera para papá? noooo, la tercera por
si la niña se desplaza en la cama y se queda por arriba de la primera para no
moverla… papá suele estirar para arriba la primera manta que tú has apostillado
a los pies de la cama y resignado duerme tal cual, menos mal que el mío es
caluroso jejeje. Ahora que la niña se mueve más, hemos incorporado la cuarta
manta, para papá.
7. La cabeza de tu hij@ deja círculos mojados
en la sábana, por algo está calvita, y tú hagas lo que hagas vas a parar con la
teta encima de uno y como que no mola… al final toallita al canto y a dormir.
Un día crece, le sale pelo y sigue dejando círculos, lo que son los niñ@s.
8. Si eras como yo una trijismiquis en esto
del dormir: tapones de oídos, luces bien apagadas, la cama hecha y bien
estirada cada día que sepas que la maternidad lo cura todo, ahora dormirás como
la seda, vamos que me río yo del antes y el después.
9. Mi marido tiene su propia cama de matrimonio
disponible, para cuando le/nos apetece y/o hay que madrugar o trasnochar. Y me
consta que no es el único. Fue indispensable y maravilloso para nosotros tomar
esta decisión porque antes de cambiarnos a la cama King Size (a los 14 meses),
dormíamos los 3 en una de 1.35cm, yo tengo la espalda delicada y ninguno de los
tres en casa es precisamente pequeñito. Así que, ya sabéis: ampliar camas,
añadir, cambiar, repartirse (los adultos)… lo importante es dormir bien cómod@s
tod@s.
10. Tu hija hace los
ruidos más bellos del mundo: eructos, pedos, ronquidos. Eso sí el día que crece
y empiezan las toses y los mocos ya no es tan romántico pero aun así la adoras.
Por cierto, hablando de toses, duermo de octubre a marzo, noche sí noche
también, con una cebolla cortada en la mesita. Eso es amor de madre.
11. Ésta se la robo a
Alba Padró, a veces al levantarte descubrirás que te duelen partes de tu cuerpo
que ni sabías que existían. Después de los primeros meses cuando ya tienen más
autonomía al tomar teta la cosa mejora y mucho. Ya ni te enteras.
12. Haz colección de
cojines, para arriba, para debajo de la nena, para debajo de la barrera en el
suelo, para el lado de la pared, para todo lo que se te ocurra. Dormirás mucho
más tranquila te lo aseguro.
13.Aún así, un día se
caerá, la verás llorandico en el suelo y te sentirás la peor madre del mundo.
Se caerá y pondrás otro cojín más porque haciendo la croqueta ha encontrado el
único hueco disponible. Ya está. Controlado (por ahora).
14.¿Crees en los
fantasmas? Un día cuando tú estés en tu rato de "yo y mi facebook, foro,
libro etc, soy libre!!!!” Te saldrá a buscar caminando y te dará un susto. Luego te morirás de ternura,
hay pobriña, bien de teta y que se duerma pronto que estás en el chat. La mitad
de veces te quedarás dormida con ella en la cama y el ordenador en stand by.
15. Tu hij@ tiene
afición a destaparse y por mucho que la tapes tú, despierta, dormida,
endormiscada te ganará siempre. Si tiene frío gira sobre sí misma y se pega
cual lapa a papá o a mamá y solucionado. Aprende Myriam, ella tiene otra
temperatura diferente, es más yang.
16. ¿Sabes encogerte y
dormir en 40 cm de cama por no despertarla cuando está transversal en mitad de
la cama King Size? Yo sí. Y si hace falta casi sin manta.
17. La naturaleza ha
hecho que yo no pueda dar las dos tetas de un lado solo (sé que hay madres que
pueden), así que primero había que cambiar a la niña, después pasarla debajo
rodando y ahora me salta por encima ella misma diciendo entre sueños: “ la otra
tetita”. Así vamos de un lado para otro y sin despertarnos.
18. Estoy tan
acostumbrada a la mini luz azul con una ranita, que si un día no está y duermo
la siesta sola la dejo puesta. Yo que no soportaba ni una rendija de la
persiana.
19. El teteo nocturno me
ha curado el insomnio. Si alguna vez me desvelo, deseo que se despierte para
ponerla de nuevo en la teta. Bendita prolactina.
20. Un día tendrá
fiebre. La primera noche no dormirás. La segunda te irás poniendo el
despertador. La tercera te despertarás y estará el termómetro tirado en mitad
de la cama. Tendrás bastante con tocarla.
21. La primera noche que
duermas del tirón alucinarás. A mí me pasó hace poco y fue una falsa alarma. Te
notarás rara y todo.
22. Tu hija habla de
noche a veces, sí ella tan pequeñita, y sueña con Pocoyó, con Toy Story y con ir
a casa de los iaios a Castelló, etc etc.
23. Las sábanas King
size (2x2m) son más grandes y por lo tanto se ensucian menos. Sobre todo en
invierno que hay que cambiar la macro-nórdica. Ay, con lo limpita que yo
era!!!!
24. En invierno me he
fabricado con un jersey viejo mi "pack antifrío". Un cuello cortado
que cubre garganta y la parte superior del pecho y dos manguitos para encima
del pijama. Me ha costado dos años hacerlo pero vaya gozada y bye bye toses.
25. Un día tendrá una
pesadilla. Vendrá un pirata y un loro y te tocará hablar con ellos para que se
vayan de la habitación, Y mira por donde, después de tanta mami, querrá que la proteja su papá. ¿Será que es
más grande?
26. El colecho es, junto
con la lactancia, lo mejor que me ha pasado en la vida maternal. Me hace tan
feliz seguir disfrutándolo siestas y noches. Sentirla cerca, saber que está
bien. Mi pareja y mi hija y yo sabemos que es nuestra mejor opción… y los
fabricantes de camas gigantes también. ¿Y tú, qué opinas?
Pd: Ah, se me olvidaba,
la pregunta del millón... ¿Sexo? ¿Has dicho sexo? ¿Os he dicho que tenemos una
habitación de invitados?
Myriam Moya Tena
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