publicado a la(s) 10/01/2012 04:12 por
Verónica Garea [ actualizado el 15/01/2012 05:00 ]
Mariana nos cuenta su
experiencia amamantando con esclerosis múltiple. Tal como relata, se
puede amamantar con EM. La medicación es compatible con la lactancia
materna. Aun cuando las asociaciones que informan sobre la EM puedan
no tener información actualizada, recurrir a expertos en lactancia como hizo
Mariana, permite tomar decisiones informadas. Gracias, Mariana, por compartir
tu historia de lactancia con nosotros.
Me llamo Mariana, tengo
39 años y 3 hijos, Máximo (8 años), Manuel (5 años) y Milo (2 años). Les
cuento un poco mi historia: tengo esclerosis múltiple (EM)
diagnosticada cuando estaba en la semana 30 de mi segundo embarazo. Una
mañana me levanté con las piernas dormidas, hormigueantes, pesadas, fui a ver a
mi obstetra, él me reviso y me dijo que no era nada relacionado con el
embarazo, que fuera a la guardia. Fui, me vieron y me internaron, estuve
internada una semana, me hicieron resonancia y punción lumbar, al darme el alta
me dijeron que había que esperar el resultado de la punción pero que en un 99%
era EM y si, así fue.
Lo primero que hice fue tranquilizarme y contactarme con la gente de la lista Lacmat, ya que quería informarme bien sobre los efectos de los diferentes tratamientos (en mi caso me recomendaron Interferon Beta, Betaferon) y por supuesto, amamantar a mi segundo hijo. Recibí mucha y muy buena información, Carlos González (siempre un genio Carlos) me ayudó mucho con muy buena información, como en este fragmento de un mail que me envió:
Lo primero que hice fue tranquilizarme y contactarme con la gente de la lista Lacmat, ya que quería informarme bien sobre los efectos de los diferentes tratamientos (en mi caso me recomendaron Interferon Beta, Betaferon) y por supuesto, amamantar a mi segundo hijo. Recibí mucha y muy buena información, Carlos González (siempre un genio Carlos) me ayudó mucho con muy buena información, como en este fragmento de un mail que me envió:
“Puedes
tomar interferón durante la lactancia. Sin ningún problema.
El interferón beta es una sustancia natural, que está presente normalmente en el cuerpo de la madre y en la leche:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?db=pubmed&cmd=Retrieve&dopt=AbstractPlus&list_uids=830887&query_hl=2&itool=pubmed_DocSum
El tratamiento aumenta, desde luego, la cantidad. Pero tiene efectos secundarios leves, incluso en la persona que recibe el tratamiento:
- Inflamación o posible necrosis en el lugar de la inyección (pero al bebé no se lo inyectan)
- Síntomas catarrales (¿qué miedo, no?)
- Reducción reversible de los leucocitos
- Alteraciones de las enzimas hepáticas
(los dos anteriores son curiosidades de laboratorio, si no te haces un análisis no te enteras y el sujeto está sano)
- "Puede producirse alguna hipersensibilidad grave" (Pero bueno, eso puede producirse con casi todo; yo tengo hipersensibilidad al polen, otros a las fresas, a la leche o al pescado; en todo caso es tan poco probable que se administra a personas sanas, es decir, no durante un brote, sino para prevenir un brote de esclerosis múltiple, en una persona que ha tenido otros anteriormente y podría tener otros, pero tampoco estamos seguros porque el futuro es impredecible y perfectamente podría no tener ningún brote más).
En la base de datos de Lactmed explican que la excreción en la leche materna es muy pequeña (con el interferón alfa, muy parecido, a una madre que le dieron 30.000.000 de unidades, por vía endovenosa, su leche tenía 1500 unidades por litro de leche). Y además, salvo tal vez en el recién nacido muy reciente, se destruiría en el estómago. La AAP considera el interferón alfa compatible con la lactancia (no mencionan el beta, pero es casi lo mismo)
http://toxnet.nlm.nih.gov/cgi-bin/sis/search/f?./temp/~13hZYd:2
http://toxnet.nlm.nih.gov/cgi-bin/sis/search/f?./temp/~13hZYd:1”
Imprimí este mail y se
lo lleve al neurólogo, estuvo de acuerdo en comenzar el tratamiento luego del
parto.
Nació mi hijo, por parto
normal, y cuando estaba por comenzar con la medicación (cuando Manuel
tenía 10 días) me llamaron del laboratorio que fabrica el betaferon (Bayer) y me
dijeron que era una irresponsabilidad medicarme y amamantar, que no
había suficientes estudios y que era una locura... Se podrán
imaginar el cuadro: yo recién parida, con todo el miedo que me daba un posible
brote y quien en ese momento era mi marido que me pidió que
decidiera: o amamantar o medicarme, pero que él no estaba de acuerdo en ambas
cosas ya que le daba temor los posibles efectos en el bebé.
Yo decidí no medicarme y dar la teta, asumí un riesgo, ya que estadísticamente los brotes se dan más fuertes en el posparto, pero bueno, estadísticamente no se dan brotes en el embarazo y yo tuve dos... No tuve ningún brote durante ese periodo.
Amamanté durante 6 meses, y ahí, cuando mi hijo comenzó a comer y a espaciar algo las tomas, comencé con el tratamiento, pero sin dejar la teta. Me hicieron muchas resonancias, con y sin contraste (iodo y gadolinio), con la recomendación, de parte de los técnicos, de NO amamantar durante los 3 dÍas posteriores. Ahí tienen otra muestra de la falta de información, digo, si a mí no me produce malestar ¿por qué lo haría a mi bebe? Yo había consultado también en Lacmat, Marina Alta y Carlos González, y todos me habían dado el visto bueno. Así que seguí amamantando antes y después de los estudios.
Seguí en tratamiento
durante algunos años, tuve un solo brote (cuando Manuel tenía 9 meses) y me
indicaron tratamiento con corticoides, seguí amamantando durante el uso de
corticoides (prolongado, 5 días de un gramo y luego 2 meses bajando
progresivamente la dosis). Manu fue amamantado un año y seis meses.
A los 2 años y pico
volví a quedar embarazada, ahí suspendí la medicación (por decisión propia),
nació Milo (un maravilloso parto natural en mi casa) y decidí no seguir ya con
la medicación. Fueron varios años de pinchazos y yo no quería
seguir. Milo fue amamantado dos años y seis meses.
Actualmente no utilizo
ningún tipo de medicación, ni tradicional ni alternativa. Sí llevo
un estilo de vida saludable, tanto en mi alimentación como en mis
relaciones. También tengo la mayor parte del tiempo buen humor y
buen ánimo, y estoy convencida de que estas cosas son fundamentales para
sentirme y estar bien.
De la EM me quedan
algunas secuelas: no siento la temperatura en mis extremidades, no puedo darme
cuenta si el agua esta fría o tibia, por ejemplo. Si estoy muy
cansada o estresada (cosas que trato de evitar a toda costa) mis piernas
comienzan con pequeños espasmos, las siento frías, mi brazo izquierdo pierde
fuerzas.
Considerando los
pronósticos que me dieron (ceguera, imposibilidad de caminar, perdida del deseo
sexual) creo que lo que me viene pasando es bastante leve.
No me gusta dar
consejos, porque creo que cada uno se conoce bien y sabe que debe hacer, pero
si tengo que aconsejar a una mama que tiene EM, le digo: SEGUI TUS INSTINTOS,
HACE LO QUE DICTE TU CORAZON, POR MAS DATOS QUE LEAS, CADA UNA SABE QUÉ DEBE
HACER. Los doctores muchas veces tienen un conocimiento de su
especialidad, pero no de la lactancia, y muchas veces utilizan el miedo como
herramienta, ¡NO PERMITAS QUE TE ASUSTEN!
Este documento tiene
fines informativos y no reemplaza la atención médica.
©GALM Bariloche. Permitida la reproducción sin modificaciones y citando la fuente
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