"Los recién nacidos
vienen sin manual de instrucciones." Es cierto, y a veces desearíamos que
no fuera así, que alguien nos dijera qué va a pasar y qué tenemos que hacer
cuando eso pase. Llegamos a la crianza con un montón de expectativas, que en la
mayoría de los casos no tienen nada que ver con la realidad del bebé.
Antes de que nazca
nuestro bebé nos emocionamos con esas fotos de mamás y papás tranquilos,
meciendo a sus bebés apacibles, sonrientes, con aspecto descansado. Soñamos con
esos momentos en que lo vamos a amamantar de manera total mente natural, sin
dificultades (porque la lactancia es lo natural, después de todo), cada tres
horas, como dicen los libros, y después lo vamos a dejar en la cuna, donde se
va a dormir solo y tranquilo.
La realidad nos enfrenta
con un bebé que no quiere estar en la cuna, que no toma cada tres horas, que no
sabe cuándo es de día y cuándo de noche, que llora y no sabemos por qué, que
sólo quiere upa, que "nos toma el tiempo", "nos manipula",
"hace con nosotros lo que quiere"... Pero, ¿es así realmente?
No. La realidad es que,
como en la inmensa mayoría de los "problemas de los bebés", el
verdadero problema es la diferencia abismal entre nuestras expectativas y lo
que es biológicamente esperable de un bebé.
¿Qué es normal en un
recién nacido?
- Que tome a cada rato y
que pase mucho tiempo al pecho.
- Que no tenga
intervalos fijos entre tomas.
- Que parezca no estar
satisfecho al poco tiempo de haber tomado el pecho.
- Que tenga períodos del
día en los que parece estar pegado al pecho y otros en los que parece que no
podemos despertarlo para darle el pecho.
- Que no sepa la
diferencia entre el día y la noche.
- Que prefiera los
brazos a la cuna.
¿Qué podemos hacer
entonces?
- Ofrecer al bebé
contacto irrestricto con la mamá, en lo posible piel a piel.
- Ayudar a la mamá para
que pueda estar con el bebé, es decir, resolverle todo lo que no sea amamantar
al bebé.
- Confiar en que el bebé
pide cuando necesita.
- Saber que el bebé toma
leche seguido porque para eso está preparado su estómago.
- Descansar cuando el
bebé descansa, aun cuando lo tenemos en brazos en posición semi-reclinada.
Llegará el día en que el
bebé se parezca más a esa idea que teníamos antes de que naciera. Mientras
tanto, sepamos que lo que el bebé hace está dentro de lo normal.
Este documento tiene
fines informativos y no reemplaza la atención médica.
Preparado por: V. Garea
IBCLC
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licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
©GALM Bariloche.
Permitida la reproducción sin modificaciones y citando la fuente.
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