ene 19th, 2010 by
asosina
La edad en que ocurre el destete por completo,
es decir, que el niño abandona definitivamente la leche materna, es variable y
está influido por factores de muy diversa índole. No hay razones científicas
por lo que se deba recomendar dejar la leche materna a una determinada edad.
La Academia Americana de
Pediatría (AAP) en su nueva declaración de 1997 y la OMS recomiendan unos
tiempos mínimos de duración de la lactancia materna (1 año y 2 años
respectivamente), recalcando que son tiempos mínimos y que el tiempo máximo
queda a elección de la pareja lactante, es decir de la madre y de su hijo.
El Dr. Lawrence Gartner,
presidente del grupo de trabajo sobre lactancia responsable de la última
declaración de la AAP (1) explica que “la Academia no ha establecido un límite
superior. Hay niños que son amamantados hasta los 4, 5 ó 6 años. Esto puede ser
infrecuente pero no perjudicial”.
Pese a que el momento
del destete definitivo es una elección personal, desgraciadamente a lo largo de
este siglo muchas mujeres, casi sin darse cuenta, han ido delegando en diversos
profesionales la responsabilidad de decidir por ellas el momento del cese de la
lactancia. Y éstos, por lo general, han
hecho sus recomendaciones basándose más en sus opiniones personales, fruto de
los mitos culturales de su tiempo, que en razones científicas.
Se debe tener en cuenta
que el destete no sólo es un cambio en la dieta del niño, sino que es un asunto
muy serio con gran repercusión emocional para él y para su madre. El niño puede
experimentar sentimientos de frustración y de abandono, al no entender por qué
su madre le niega algo tan importante para él; la madre, a su vez, puede
experimentar sentimientos de pérdida y de tristeza por haber tenido que cambiar
esta forma de relación íntima con su hijo.
Por todo ello las
recomendaciones arbitrarias sobre la limitación de la lactancia, que no tienen
en cuenta los deseos de la madre y de su hijo, son simplemente inaceptables.
Destete forzoso
En algunas ocasiones el
destete se hace inevitable por causas médicas u otras. Cuando el destete ha de
ser impuesto, por un motivo totalmente justificado, antes de que la madre o el
niño estén preparados para ello, ambos necesitaran apoyo y comprensión.
De todas formas, antes
de tomar esa decisión, sería de gran importancia que la madre buscara
información contrastada sobre la necesidad de ese destete, ya que con demasiada
frecuencia se tiende a inhibir lactancias sin una justificación científica
real.
Conviene saber que los
medicamentos realmente incompatibles con la lactancia son muy pocos y las
enfermedades que contraindican la lactancia son menos aún.
Destete voluntario
El destete puede ocurrir
a iniciativa de la madre o del niño. En situaciones ideales sería deseable que
el destete se produjera de mutuo acuerdo y fuera un proceso tan satisfactorio y
enriquecedor como la lactancia, pero esto no siempre sucede.
La decisión sobre el
momento del destete puede tener grandes variaciones de una madre a otra y
también de un niño a otro.
En ocasiones la madre
puede sentir deseos de poner fin a la lactancia antes que su hijo esté
preparado para aceptarlo. Otras veces
quien decide ponerle fin puede ser el niño a pesar de que su madre no tuviera
ningún inconveniente en continuar.
Sea cual sea el momento
en que uno de los integrantes de la pareja lactante desea ponerle fin, o sean
cuales sean los motivos, es importante recordar que se trata de una opción
personal y que todas son respetables.
Destete a iniciativa del niño
Si el destete sucede a
iniciativa del niño va a ser él quien marque la pauta. Algunos niños
simplemente un buen día deciden que no quieren mamar más.
Otros lo hacen más
despacio, paulatinamente se van desinteresando por la lactancia materna,
reduciendo la demanda hasta que ésta cesa por completo. Los hay que primero
maman solo una vez al día, luego una vez cada varios días, hasta que
simplemente dejan de pedir.
Un nuevo embarazo puede
tener un papel en el destete del hijo anterior. Debido a los cambios de la
leche durante el embarazo (menor volumen, distinto sabor) muchos niños se
destetan solos en esta época. Otros prefieren seguir mamando, y continuar
haciéndolo tras el nacimiento del nuevo hermano. A esta situación de dos niños
de diferentes edades mamando a un tiempo se la ha llamado “lactancia en
tándem”.
Destete a iniciativa de la madre
Una madre puede tener
diversas razones para desear que el destete tenga lugar; desde razones médicas,
emocionales, presiones familiares, sociales, etc.
El momento en que una
madre empieza a desear el cese de su lactancia es también muy variable. A
algunas les puede suceder a los pocos días o meses, a otras al cabo de algunos
años.
En cualquier caso es
preferible un destete gradual a un destete brusco. Este último puede generar
ingurgitación mamaria (pechos hinchados, duros y doloridos) e incluso mastitis
(inflamación e infección del pecho generalmente después de la obstrucción de un
conducto debido al cese del drenaje), que no ocurrirían si se permitiese la
adaptación de la mama a la disminución progresiva de la succión, como ocurre
durante el destete gradual (a menor succión, menor producción hasta que ésta
cesa por completo). Desde un punto de vista emocional el destete gradual
también es más fácil para el niño.
El destete supone mucho
esfuerzo, y madres que han destetado activamente a sus hijos suelen decir que
no les quedaba mucho tiempo libre, ya que tenían que emplearlo en distraer a sus hijos de otro modo.
Los niños que son
destetados antes de superar su necesidad de chupar pueden empezar a chuparse el
dedo o incluso a usar chupete si se le ofrece, siendo sustitutos del
amamantamiento que pueden proporcionar cierto consuelo a un niño frustrado por
el destete.
La noche puede ser un
momento especialmente difícil para un pequeño que espera mamar y no puede
entender la reticencia de su madre; a esa hora pocos de la familia van a estar
especialmente racionales y pacientes; el padre puede hacer que el proceso
nocturno sea mejor tolerado, proporcionando los cuidados nocturnos al pequeño.
Ideas y sugerencias para acelerar un destete (2)
No ofrecer, no rechazar.
No garantiza el tiempo que pueda prolongarse el destete. Es el menos doloroso
para el niño.
Distracción. Se trata de
identificar los momentos, lugares y circunstancias en los que el niño suele
pedir el pecho, y anticipar alternativas al amamantamiento, para que el niño
dirija su atención hacia algo nuevo y atractivo en vez de hacia la pérdida de
algo entrañable como mamar.
Sustitución. Se ofrece
comida o bebida al niño para evitar que pida el pecho por hambre. No se trata
de sobornarlo con golosinas para que deje el pecho. Sólo funcionará cuando el
niño tenga hambre. Hay que tener en cuenta que los niños también maman por
afecto hacia su madre, para sentir su cercanía, por consuelo si están cansados,
frustrados o con miedo.
Aplazamiento. Con un
niño que ya nos entiende se puede negociar el demorar una toma. El niño debe
ser lo bastante maduro para aceptar la espera. Se le puede ofrecer algo que le
mantenga contento mientras tanto.
El destete por abandono,
es decir que la madre se separe del niño por unos días, no es recomendable, ya
que el niño no sólo se ve privado bruscamente de la leche de su madre, sino
también de su presencia, que es vital para su salud afectiva y emocional (3).
El destete natural
Algunas personas creen
que si el niño no es activamente animado a destetarse, no lo hará nunca por si
mismo; sin embargo, esta idea es errónea, como lo demuestra el hecho de que en
sociedades en que se permite al niño mamar tanto tiempo como quiera, acaba por
destetarse él solo.
En la mayoría de
sociedades humanas el destete suele ocurrir pasados los 2 ó 3 años de edad; en
nuestra cultura ocurría así hasta hace poco más de un siglo. Los
acontecimientos que han condicionado en nuestro medio el rechazo cultural hacia
la lactancia más allá del primer año son complejos, pero no dejan de ser
cuestiones culturales, que no tienen que ver con las necesidades biológicas ni
psicológicas del niño.
Está muy extendida la
creencia de que a partir de una cierta edad la leche materna no alimenta, que
el niño mayor que mama es por vicio, o de que la lactancia prolongada afecta
negativamente el desarrollo psicológico del niño. Estas creencias han llegado a
calar profundamente en la mayoría de las personas, incluyendo médicos,
psicólogos y pedagogos.
Esta presión cultural en
contra es el principal inconveniente de la lactancia prolongada; en algunos
países, como Estados Unidos, es algo tan inusual que algunos han llegado a
verla como una perversión. Existen casos de madres acusadas de abusos contra
sus hijos.
De hecho, el estigma
social de continuar amamantando a un niño que ya camina o que va a la escuela
fuerza incluso a madres seguras de sí mismas a hacerlo en la clandestinidad;
los que más han dañado la lactancia prolongada han sido los profesionales de la
salud, dando información sin base científica real, a la vez que desalentando a
las madres que han querido prolongar la lactancia.
Cada especie de
mamíferos tiene una edad en la que el destete ocurre de forma natural, que
probablemente esté condicionada genéticamente. En nuestra especie es difícil
deslindar lo cultural de lo biológico.
La antropóloga K.
Dettwyler, de la Universidad de Texas, ha recogido información acerca de la
edad de destete de los primates no humanos, poniéndola en relación con
variables del ciclo vital, tales como peso al nacimiento, peso del adulto,
periodo de gestación y erupción de molares permanentes; extrapolando estos
datos a la especie humana, parece que el destete natural podría ocurrir entre
los 2 años y medio y los 7 años (4).
Estos datos vienen a ser
apoyados por dos hechos de diversa índole:
En sociedades actuales
en las que el rechazo cultural a la lactancia prolongada no existe, las madres
amamantan a sus hijos hasta los 4 años por término medio.
Se estima que el sistema
inmunitario de los seres humanos no está maduro y plenamente operativo hasta
los 6 años de edad.
Cambios en la leche durante el destete
Existe la creencia
popular de que a una determinada edad del niño la leche materna pierde sus
propiedades nutritivas. Esto no sólo no es así, sino que no existe ningún
alimento que aisladamente supere el valor nutritivo de la leche.
Sí que la pueden superar
en algún nutriente en concreto (por ejemplo, el hígado la supera en hierro, la
papaya en vitamina C y la carne de buey en proteínas) pero no en todos a la
vez; de manera que la leche materna sigue siendo el alimento más nutritivo de
cuantos pueda tomar un niño, aunque tenga tres o cuatro años.
Existen algunos estudios
que evalúan los cambios en la composición de la leche materna durante el
proceso del destete, en ellos se demuestra que el volumen de leche disminuye en
proporción a la cantidad de otros alimentos que tome el niño (a menor hambre,
menor succión y menor producción de leche). La concentración de proteínas
aumenta hasta el 142% del basal, los lípidos mantienen su concentración, el
hierro aumenta hasta el 172%, el calcio permanece constante y el zinc disminuye
hasta el 58% del basal (5).
Los factores
inmunitarios se mantienen durante el destete gradual (6). Hay que decir que
estos estudios se hicieron en niños que fueron destetados por causa del propio
estudio, a la edad de 7 meses, y que el destete duró 3 meses, pero no dice nada
de lo que puede ocurrir durante el destete natural, que puede tardar varios
años.
Falso destete
A lo largo del primer
año de vida pueden existir momentos en los que el niño muestra un menor interés
por la lactancia, como consecuencia de su propio desarrollo (Por ejemplo
alrededor de los 9 meses) (7). Esto no debe ser confundido con el verdadero
destete. Más bien es consecuencia del creciente interés del niño por su
entorno, que le hace distraerse fácilmente del pecho. En un ambiente tranquilo,
con luz tenue, con un menor nivel de estimulación, el niño mamará cuanto
necesite, recuperando “el tiempo perdido”.
Si pensamos que la leche
es un alimento de gran importancia en la dieta del niño, al menos durante sus
dos primeros años de vida, no es razonable pensar que ya no le hace falta la
leche de su madre pero sí en cambio otro tipo de leche. La naturaleza no tiene
previsto que una cría tome leche de una especie distinta a la suya.
En cualquier caso, si
una madre no desea prolongar la lactancia hasta que el niño decida dejarlo, tal
vez le sea más fácil destetarlo entre la edad de los 9 y 14 meses. Sin embargo,
la decisión de la madre de destetar puede no ser firme a esa edad, por lo que
no se debería alentar a la madre a que lo haga con el fin de evitarle supuestas
futuras molestias que tal vez no se presenten nunca.
Huelga de lactancia
A veces ocurre que un
niño de repente se niega a mamar de forma brusca. A esta conducta se ha llamado
“huelga de lactancia”, es autolimitada y no debe ser confundida con un
verdadero destete. Las causas de esta situación pueden ser muy variadas y a
veces una madre tendrá que investigar que ha ocurrido en su caso. Si se
identifica y evita el motivo, la lactancia continuará.
A veces puede ser
necesario más esfuerzo, especialmente si el motivo no ha sido identificado o no
es evitable. Puede ser útil ofrecer el pecho en un lugar relajado, a media luz,
sin distracciones o cuando el niño está medio dormido. Suele ser contraproducente
intentar rendir al niño por hambre. Mientras se reinicia el amamantamiento la
madre puede extraerse la leche, que le
puede ser ofrecida al niño con vaso o cucharilla.
Resumen basado en:
Dra. Pilar Serrano
Aguayo. Alimentación complementaria y destete en el niño. En: Lactancia
Materna. Josefa Aguayo Maldonado (Ed.) Universidad de Sevilla. 2001
Ruth A. Lawrence. La
Lactancia Materna: Una guía para la profesión médica. Cuarta edición. Mosby
1996
BIBLIOGRAFIA
1. American Academy of pediatrics Work Group on Breastfeeding.
Breastfeeding and the use of human milk. pediatrics, 1997; 100:1035-1039
2. Burmgarner, N.J. Mothering your nursing toddler. La Leche League International de. 1982.
3. Bowlby, J. The making and breaking of affectional bonds. tavistock
pub. 1979
4. Stuart-Macadam, p.; Dettwyler, K.A. Breastfeeding, Biocultural
perspectives. Aldine de Gruyter editors. New York 1995.
5. Garza, C.; Johnson, C.A.; Smith, E. et al. Changes in nutrient
composition of human milk during gradual weaning. Am J Clin Nutr 1983; 37:61
6. Goldman, A.S.; Goldblum, R.M. inmunologic components in human milk
during weaning. Acta Paedatr Scand 1983; 72:133
7. Brazelton, T.B. Infants and mothers: Differences in development. Delacorte. New York 1969
www.albalactanciamaterna.org
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