La lactancia
materna es el mejor modo de alimentar al recién nacido. Hay que recordar que
los bebés no tienen horarios fijos para alimentarse por lo que la leche materna
–que se digiere muy rápidamente- y está hecha especialmente para los bebés,
puede ser solicitada por el niño varias veces durante el día, y esto es
completamente normal. Si bien los adultos no logran comprenden cómo es que el
niño tiene hambre tan pronto, es recomendable recordar que los beneficios de la
lactancia materna no implican solamente dar alimento al niño, es mucho más que
eso.
Maternidad.
Pablo Picasso
(s. XX. España)
En algunos
casos puede que el niño no tenga hambre de nuevo, sino que necesite el abrazo,
contacto, cariño y atención de la madre. Se trata de otorgar al niño un mejor
desarrollo psicomotor, social y emocional, mediante el vínculo que se forma
entre la madre y el bebé al momento de amamantar. Es importante dejar que los
bebés se alimenten cuando quieran, logrando así satisfacer sus necesidades –ya
sea que tenga hambre o sed- y también las necesidades de la madre, cuando tiene
los pechos muy llenos. Es recomendable además, dar el pecho al bebé cada vez
que éste lo solicita, teniendo en cuenta que el bebé que logra satisfacer sus
necesidades de manera inmediata, logra tener un crecimiento con mayor seguridad
en sí mismo y por lo tanto, podrá manejarse de manera más independiente.
Si bien
suele ser difícil dejar el reloj de lado, y este tema de la libre demanda se ve
complicado por mitos sociales o prejuicios propios de la pareja, hay que tener
presente que es frecuente que al principio el recién nacido tenga un deseo de
alimentarse con una frecuencia de una a tres horas en los primeros siete días
(o incluso con mayor frecuencia), y una vez establecida la lactancia es
corriente que el bebé amamante entre 8 y 12 veces al día. Entonces, se
recomienda no limitar el tiempo ni los horarios de amamantamiento.
Se ha
demostrado que la mayoría de los niños que se alimentan con lactancia exclusiva
durante los primeros seis meses de vida tienen un crecimiento sano. Por ello,
la leche materna es el mejor alimento para el recién nacido, incluso para los
bebés prematuros ya que lo protege contra bacterias y virus ambientales.
Lo más
importante de todo es aprender a respetar los tiempos de cada uno y tener en
cuenta que cada madre y cada bebé tendrán sus propias necesidades e intereses,
que deben ser satisfechos cuando ambos estén en condiciones de hacerlo. Es
innecesario apresurar o forzar a los recién nacidos, hay que intentar dejar
tranquilos a la madre y su bebé para que en contacto piel a piel logren estar
listos para el amamantamiento.
Algunos tips
que favorecen la libre demanda:
- Olvídese del reloj y los tiempos establecidos.
- Recuerde que los bebés no saben de horas ni tienen horarios rígidos.
- Cada vez que el bebé solicita el pecho, hay que dárselo.
- Es absolutamente normal que el bebé demande entre 12 y 16 mamadas por día
- Recuerde que la leche materna se digiere rápidamente pues está diseñada especialmente para el recién nacido.
- No limite el tiempo ni horarios para amamantar.
- Evite interrumpir la alimentación, mejor espere a que el bebé suelte solo el pecho. Ofrezca el pecho en forma alternativa hasta que el bebé no desee más.
- Practique la lactancia exclusiva hasta el sexto mes.
- Alimente al bebé de noche siempre que éste se despierte para hacerlo.
- Evite el uso de chupetes y biberones.
- Recuerde que debe ser el bebé quien decida la duración y frecuencia de sus comidas.
- El acto de amamantar implica una relación de mutuo requerimiento donde tanto la mamá como el bebé se benefician: dando y recibiendo amor, cariño y alimentación.
Laura Krochik
Especialista
en Infancia y Crianza
Directora de
la carrera de Puericultura de la Asociación Civil Argentina de
Puericultura
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